(34) Dramas decisivos

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Capítulo XXXIV: Dramas decisivos.

Chloe.













—Cuando tenía tu edad...

—Pero solo me pasas por un año —replica Jade, al borde del colapso luego de beber tanto alcohol.

—Me vale verga, como decía... —continúa Jake, metiéndose una palomita a la boca—. Cuando tenía tu edad...

Les dejo de prestar atención a esos dos que parecen estar pasando un momento sin querer matarse y recordando los sentimientos de Jake hacía la gótica, prefiero dejarlos seguir. Observo por la ventana como la lluvia golpea la ventana bajo las oscura noche con la cabeza dándome vueltas, por un lado frustrada porque no he podido ver a mi chico y por otro lado, estoy asustada porque... ¿que tal si no me estoy equivocando y el asesino si es mi vecino?

La vez que hablé con él se mantuvo en las sombras y distorsionando su voz haciéndola sonar robotizada, es millonario y de alguna forma logró investigar mi pasado. Su personalidad contrasta perfectamente con la del asesino: frío, metódico, manipulador y excesivamente sádico.

Acaricio la cabellera de Lisa que yace durmiendo a mi lado abrazando una almohada, bajo mi mirada viéndola y es inevitable no sentir culpa por todo lo que le ha pasado. Es tan linda, inteligente y con un gran futuro por delante como para que un discapacitado mental venga a joderla.

—Jake, eres lindo.

El estruendo de un relámpago retumba en mi habitación al mismo tiempo que se ilumina momentáneamente, mostrando la clara sinceridad en la expresión de Jade. El alcohol solo te impulsa a hacer cosas que ya deseabas hacer, otra razón para no ingerir alcohol y acabar saliendo a estas horas de la noche para brincar en Nathan.

La lluvia se hace más intensa a medida que pasa la noche, Jade acaba tumbada en el suelo con la botella en la mano y el pelinegro dormido en el sillón con un montón de palomitas encima, «estos malditos no saben que es lidiar con mi trastorno». Una terapia no es suficiente, claramente, así que termino levantándome con cuidado de no despertar a la rubia, empiezo a recoger y organizar todo volviendo a poner las cosas en su lugar.

Acomodo a Jade en una posición más cómoda para que no amanezca quejándose con los dolores de cuello, recojo el desastre de cotufas que hizo Jake alrededor del sillón. Al cabo de unos minutos termino parada en medio de la habitación recuperando el aliento luego de hacer una limpieza rápida y eficaz, observo a todos dormidos en las peores fachas que podrían tener y solo me causa una risa nostálgica porque hace un par de meses todo era normal y reinaba la paz.

Suspiro despejando esos malos pensamientos, el sueño no llega y mis párpados se mantienen más abiertos que nunca. Tiro la mirada a mi mesita de noche donde está mi diario, debería escribir... tengo tiempo sin hacerlo.

Tomo el lápiz y la libreta, tomo una cobija y me meto dentro de ella con la luz del móvil encendida. Me coloco los auriculares que empiezan a vibrar al ritmo de Good 4 U de Olivia Rodrigo, despejo mi mente y alisto el lápiz preparada para empezar, pero... me detengo cuando mi mano empieza a temblar al igual que mi pecho, mis pies se están congelando y aparto la cobija dándome cuenta de que Lisa tiene los labios morados de tanto frío que hace.

Me levanto para ir a revisar, antes de salir muevo el interruptor de luz y me fijo en que esta no enciende, ¿por qué nos quitarían la luz a estas horas de la noche?

Recorro el pasillo con mi cuerpo teniendo leves espasmos que causan el frío extremo, no estamos en invierno pero de noche la frialdad es infernal. Si no logro acomodar la calefacción nos dará hipotermia, o quizá estoy siendo exagerada...

LimerenciaWhere stories live. Discover now