(29) Desenterrando secretos

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Capítulo XXIX: Desenterrando secretos.

Nathan.











Abro los ojos deleitándome con el olor a uvas y frutas frescas de Chloe, inhalo su cabello con profundidad deslizando una mano por sus brazos desnudos. La erección matutina no tarde en hacerse presente encajándose en su trasero, pero no estoy aquí para eso, vine aqui para averiguar quién carajos es la otra persona que dice Chloe que la está ayudando a saber sobre su pasado y algo me dice que todo tiene que ver con la persona que vive al frente.

Me levanto con cuidado de la cama tratando de no despertarla y que empiece a pelear por estupideces, me aseguro de que aún duerma para comenzar a registrar todo.

No puede ser tan difícil encontrar algo, es una obsesiva compulsiva así que debe tener todo lo importante guardado en un solo lugar... y las cosas importantes se guardan en lugares accesibles. Volteó a ver la mesa de noche con una lámpara encima que está justo al lado de la cama, abro la gaveta con cuidado y saco todos los papeles junto a varias libretas pequeñas.

Reparto todas las hojas en el suelo haciendo una fotografía mentalmente para almacenarlo en mi memoria y analizarla con más cuidado. Me guardo los papeles más importantes, reviso cada página de las libretas hasta que...

Encuentro una página que habla totalmente de mí, describiéndome físicamente a la perfección. Esto fue escrito cuando apenas inició como mi paciente, deposita sus esperanzas en mí, pero me temo que ya yo no puedo ser su psicólogo.

—¡¿Qué mierda haces?!

Levanto la cara y veo a Chloe furiosa sentada en la cama, «desnuda y molesta». Me lamo las labios y sonrío gloriosamente cuando veo todas las marcas que le dejé en todo el cuerpo, salgo de mis ilusiones cuando se para de la cama abofeteandome y quitándome la libreta de las manos.

—¡Eso es privado, Miller! —reclama sacudiendo la libreta en su mano—. No vuelvas a tocar mis...

Una hoja se sale de la libreta y cae en el suelo mostrando el dibujo de algo que mi cerebro ya se sabe de memoria.

—¿Me vas a decir quién hizo eso?

—Lo hice yo —miente.

—Claro, lo hiciste tú... —me acerco a ella, quedando a centímetros de su posición—. ¿Crees que soy estúpido? Porque me estás mintiendo como si me estuvieras escupiendo en la cara.

—Piensa lo que quieras —se da la vuelta y mi mirada baja aumentando la tortura entre mis piernas.

Sacudo la cabeza.

—Te puedes largar si quieres, me daré una ducha.

—Entonces, supongo que no quieres esto —saco de mi bolsillo el cupo para entrar a mi universidad de arte.

—¿Me lo vas a dar o esto será otro de tus malditos tratos?

—Tómalo como uno de tus regalos de cumpleaños.

Me acerco y extiendo el brazo con el cupo en la mano, pero antes de que lo tomé...

—Tú no hiciste ese dibujo, eso lo sé con exactitud  —susurro cerca de su cara, sin apartar la vista de sus hermosos ojos marrones— pero alguien con tanto talento como para hacer ese dibujo debe de ser estudiante en mi universidad y créeme cuando te digo que lo encontraré y lo acabaré.

—Lo sabía... otro de tus malditos tratos.

—No es un trato, es una amenaza y sabes que la cumpliré. Ahora ve a ducharte que vamos a salir —digo dándome la vuelta para observar por la ventana.

LimerenciaWhere stories live. Discover now