—Claro, ¿entonces? ¿Qué deseas Paris?

—Verdad, te dijera trato, pero dudo que quieras aceptarme uno — comento.

—¿Por qué crees que no aceptaría un trato de ti? — pregunta.

—Porque sé que los narcotraficantes no se juntan con cualquiera — respondo— y la mafia no olvida.

Austin se acerca de nuevo a nosotras con dos copas y la botella de vino, las coloca sobre la mesa, destapa la botella y nos sirve. Le agradezco con la mirada y él se retira.

—¿Quieres que pare todo lo que estoy haciendo y así puedas salvar a tus amigos y a Wolfgang? — pregunta.

—Hay algo que no consigo cuadrar ahora —alzo levemente la copa y le doy un leve trago— es que, Vinicio tiene razones para matar a Wolfgang, pero ¿tú? —la miro, entrecerrando un poco los ojos.

—Exacto, Vinicio tiene razones para matar a Wolfgang, querer su imperio y quedarse con él. Yo, por otro lado, solo me interesa una sola persona — comenta. Le da un trago a su copa.

—¿Quién?

—Tú. Tu no estas en los planes de Vinicio, si la razón por la que aún no te ha matado es porque yo no he dado la orden aun, Paris.

Frunzo levemente el ceño, no para que ella se dé cuenta, si no para que Austin note mi cambio.

—¿Yo? ¿Por qué?

—Porque si hay una persona que te va a matar aquí, soy yo — sonríe.

La doy una mirada fría. Debajo de la mesa apacho la pantalla de mi celular y le envío lo que acaba de decir ella, a Feller.

—No creo que tú y yo tengamos un conecte en algo, no te conozco, ¿por qué querrías matarme? — la veo sin entender.

—Porque tus padres mataron a los míos.

Me quedo un poco quieta en mi lugar, luego aclaro mi garganta.

—¿Cómo?

—Tu padre cuando trabajaba con Heinrich, tenía tratos y personas por las cuales ir detrás, mis padres se habían metido con la mafia siciliana y eso no salió nada bien, y tú lo has dicho, la mafia no perdona — cuenta —, así que Antonella mando a matarlos y el que jalo en gatillo de la bala que mato a mis padres, fue el tuyo.

Estoy grabando cada cosa que ella dice. No puedo deducir si es real o no, aunque una parte de mi lo cree cierto, ya que, mi padre si se atrevería a jala de un gatillo.

—Hui de Oklahoma — sigue —, cambié mi apariencia, por si la mafia siciliana quisiera venir a mí y un día acá en New York, me encontré a Vinicio. Nos conocimos y le conté mi pasado, al parecer él tenía un gran odio hacia los Wolfgang y Wilhelmine. Me ayudo y me uní a él como muestra de gratitud.

<<El primer golpe fue matar a tus padres, Vinicio lo consiguió y yo lo vi todo, vi como una pequeña niña de 10 años vio morir a su padre y huyo de su casa y solo escucho el grito de su madre. Una pequeña niña, inocente, a la cual le habían arrebatado su familia, así como me habían arrebatado la mía. No sentí remordimiento, sentí paz, pero quería más, y sé que conseguiré más paz hasta conseguir que te mate.>>

Aprieto levemente las manos sobre la copa.

—Yo no mate a tus padres, Sierra, no tengo nada que ver.

—Pero tus padres me arruinaron y los quiero arruinar a ellos — dice, con un toque molesto.

—No puedes arruinarlos, porque están muertos, no puedes arruinarme, porque no tengo nada que perder — hablo seria. — Si algo somo diferentes Sierra, es que... yo no tengo nada que perder, tu sí.

No te enamores tarde #1 ✔️Where stories live. Discover now