No te enamores tarde #1 ✔️

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Me termino el último poco de helado que hay en el bote y lo dejo en la mesa del centro del living.

—Esto esta tan bueno, recuérdame comprar más — Helena dice, dándole una última lamida al suyo.

Asiento con la cabeza.

—Te toca sacaros — Helena me dice, mirando hacia la puerta principal, donde se encuentra Artemisa y Apollo sentados.

—Siempre los saco yo — me levanto del sofá.

—Son tuyo — se encoje de hombros.

Le doy una mala mirada y camino a coger sus correas y colocárselas.

—Ya vengo — le aviso a Helena.

—Con cuidado.

Salgo del apartamento y camino por el pasillo con ellos dos, hasta llegar al elevador y subirnos a él. son tan educados, me encanta. En el edificio no se puede tener perros, ni animales, así que me ha tocado sobornar al portero y a los otros que trabajan acá. Tal vez consiga una casa más adelante, dentro de unas semanas.

Han pasado dos días desde que me fui de la mansión Wolfgang, no he sabido nada de él, ni de Hakim, con los únicos que he hablado son con Loukas y Bellamy. Lo último que supe sobre él, fue que, aparte que se peleó a golpes con Hakim y termino fatal, se terminó embriagando en su habitación.

Al día siguiente no se estuvo todo el día en su casa, llego hasta en la noche, con otro morado en el rostro, ¿no le basto los que les hizo Hakim? Hoy en la mañana ya iba para afuera, pero Loukas lo detuvo, de mala manera se fue a encerrar a su oficina y al parecer aun no a salido. Me siento un poco culpable, por mi está así ¿no? Menudo idiota.

Yo, bueno, no he hecho mucho tampoco, solo sacar a los perros, sobornar a los trabajadores de mi edificio y hablar con Feller, sobre información y dijo que me ayudaría, al igual que Klaus, solo que esta vez sin droga de por medio.

Salgo de mi edificio y camino por toda la acera, Artemisa y Apollo vienen tranquilos, algunas personas los saludan y otros se alejan lentamente. Los meto a una pequeña área verde y caminamos por ese sendero.

—Debo de admitir que nunca te imagine como mana luchona independiente — Austin se coloca enfrente de mí, sonriendo.

—Mi bartender favorito — le sonrió y le abrazo.

—¿Puedo? — me pide a un perro.

—Te doy a Artemisa, es más liberal, Apollo es más arisco — le paso la correa juntamente con Artemisa.

—Artemisa a ti y Apollo a él mafioso ¿he? — dice burlón—, sí que son sus padres.

—Oh, cállate.

Él ríe.

—Helena me ha mantenido al tanto de todo — comenta —¿Has hablado con él? — pregunta.