Capítulo 43

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Rose LeDoux tenía tan sólo 17 años cuando su familia la entregó en matrimonio a un hombre que le triplicaba la edad para poder mantener su casa en la Avenida Elisée Reclus y su estatus social, el cual se había visto en peligro tras una muy mala decisión de negocios de su padre.

Rose no pudo negarse, aunque tampoco tenía la opción de hacerlo. Así que conoció a su esposo en el mismísimo altar, dando el sí que la uniría a ese desagradable hombre para toda la vida. Ni siquiera pudo despedirse de su mejor amiga y de su hermano, aquel que ella había considerado el amor de su vida y quien le había rogado que por favor no se casara con aquel hombre. Pero Adrien y su familia no pertenecían al mismo círculo social que los LeDoux ni tenían el dinero suficiente para competir.

Así que la inocente Rose dejó la casa de su familia con un hombre que desconocía por completo y que le daba miedo. No le dijo una palabra durante el trayecto del coche y, cuando llegaron a su nuevo hogar, ella se sintió estafada; la casa se caía a pedazos, se notaba que no había una mano femenina desde hacía años y que el señor Moreu se negaba a que una mucama se mudara a su casa. Así que sólo iba una mujer a encargarse de la limpieza una vez por semana.

Rose, acostumbrada al ejército de mucamas de su hogar, se sintió perdida por tener que hacer todo por ella misma, hasta la comida. Al entrar en la habitación que le indicó su esposo, no entendió porqué él no salía de la misma.

—¿Esta será mi habitación?— preguntó confundida.

—Nuestra— le respondió él con tono hosco sin apartar los ojos lujuriosos de ella.

Ella nunca logró entender qué había hecho mal en su vida para que Dios la castigara poniéndola al lado de ese hombre. Cada día, cuando abría los ojos, deseaba no haberlo hecho; deseaba no haber despertado y pedía todas las noches en sus oraciones no ser bendecida con un hijo de ese hombre. El calvario de estar a su lado y la culpa por no querer tener hijos, la mataba cada día.

Antoine Moreu era dueño de una importante fábrica textil que él mismo se encargaba de comercializar, pero era tacaño con cualquier cosa que no fuera mejorar la calidad de su empresa. Hacía pasar a su ingrata mujer, porque sólo una ingrata no le daría hijos después de todo lo que él había hecho por ella, necesidades que tranquilamente podría complacer, sólo que no quería. Así que a las marcas por las quemaduras que se producía al intentar cocinar, una habilidad que nunca le habían inculcado, se sumaban a las palizas que él le daba cada vez que preparaba un plato que no estaba a su altura.

Y en ese estado la conoció Augusto; él le mintió a Elena pues esa había sido la primer y única empresa textil que había visto en Paris. Desde la primera vez que la vio, se conmovió; jamás había visto un cabello que se pareciera tanto a la sangre, una piel tan blanca y unos ojos tan dulces tan tristes. Ella le sonrió amablemente y le entregó un catálogo con diferentes muestras de telas y colores, cuando sus manos se rozaron accidentalmente, ambos sintieron una especie de chispa que jamás habían sentido.

Augusto le habló por lo que sintió que fueron horas hasta que, finalmente, logró hacerla sonreír. Y desde ese mismo momento lo supo; supo que haría lo que fuera necesario para volver a ver esa sonrisa todos los días de su vida. Durante días, siguió yendo al negocio con la excusa de preguntar sobre alguna tela y pasar la mayor cantidad de tiempo posible hablando con ella.

Hasta que un día sucedió, aquello que Rose tanto temía, sucedió. Augusto vio entrar al negocio a Antoine y lo saludó muy amablemente, claro, si creyó que era su padre; simplemente no podía concebir como una mujer tan maravillosa como Rose estuviese casada con ese hombre que a simple vista era muchísimo más grande que ella.

Al otro día volvió arrepentido para disculparse con Rose, pero no la encontró. Tampoco al día siguiente, ni los días que siguieron. Una semana y media después del encuentro con su esposo, Augusto la volvió a ver y entró al negocio sintiendo que el alma le volvía al cuerpo.

La venganza de ElenaWhere stories live. Discover now