Capítulo 13: Ampliando campos

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Fue increíble lo que pasó el otro día, y el evento que se iba a celebrar ayer, se aplazó a hoy. Sin ningún tipo de interrupción, hoy sería la asistencia del profesor García a la escuela. Bueno, eso quisimos pensar todos, pero nos mantuvimos alerta ante cualquier cosa sospechosa. Otra cosa que no he mencionado es que Paula ha podido volver a asistir a la escuela, el profesor García habló con mis padres sobre el tema y levantaron el castigo.

Todos reunidos en el patio, recibiendo las constantes llamadas de atención de la profesora. Y finalmente llegó la hora, el momento en el que la profesora Carrasco da la bienvenida al profesor García. Los aplausos no faltaron cuando se puso al frente de nosotros y nos dirigió una mirada de confianza. Pese a ello, pidió silencio y orden al público, resulta que era más importante de lo que cualquiera de los alumnos pensáramos. Luego del silencio, se aclaró la garganta y dio un discurso, dirigido en especial para los alumnos del colegio.

—Ejem, gracias a todos por asistir hoy aquí —Comentó y continuó el profesor García —. Estos jóvenes que acuden a estudiar a este centro son el futuro de la generación de entrenadores. Cuidados y queridos por sus padres, tutores, amigos... y Pokémon. Un día, todos ellos crecerán y madurarán para formarse como entrenadores, encaminándose a nuevos objetivos y perseguir sus sueños. Quiero comentar que me quedé encantado con la actuación de los tres chiquillos que plantaron cara a los indeseables, y mostraron un fuerte vínculo con sus Pokémon.

El profesor García estaba refiriéndose a mí, a Eric y a Víctor, e incluso nos llamó a los tres para traernos al frente. Eric fue con toda tranquilidad, sin miedo ni felicidad, manteniéndose firme; Víctor avanzaba con algo de vergüenza, se le notaba al ver que ocultaba su cara; yo estaba algo nervioso y me costaba avanzar, y Paula me estuvo animando a avanzar, pero el profesor García me animó a venir no solo a mí, sino también a Paula. Ella me cogió de la mano y me guió hasta el lado del profesor. Todos juntos estábamos frente a los demás, y el profesor pidió un aplauso para nosotros que recibimos de inmediato. Más vergüenza estuvimos sintiendo.

—Bien, debo confesar que llegué a tener mis dudas sobre lo que iba a hacer hoy a parte de mi discurso. Pero ahora que veo a estos chicos, ya no lo dudo ni un instante. Alumnos de este colegio, os voy a hacer entrega de vuestro Pokémon inicial hoy mismo.

Todos los alumnos nos quedamos sorprendidos y luego eufóricos, no nos esperábamos esta sorpresa por parte del profesor. Los padres y tutores aplaudieron y aceptaron la decisión del profesor. El profesor García continuó explicando, y comentó que había traído un inicial de cada para repartir, así que no habrían dos con el mismo inicial. Los alumnos se amontonaron frente al profesor para pedirse su Pokémon inicial, pero este negó esa conducta y exigió que primero se pusieran de acuerdo todos. Además, nos eligió a nosotros primero para elegir al nuestro.

La verdad es que no conocíamos bien a los Pokémon iniciales que habían, así que no lo teníamos claro. La profesora Carrasco se anticipó y nos trajo unos libros en los que figuraban los Pokémon iniciales de cada región, desde Kanto hasta Galar. Todos se fascinaban con los diseños y tipos, y poco a poco cada alumno tenía claro qué Pokémon inicial quería. Eric fue el primero en elegir, y escogió a Chimchar. El profesor García abrió una caja que llevaba de riñonera y de ahí introdujo un código y sacó una Poké Ball que le entregó a Eric.

—Aquí lo tienes —Respondió el profesor García.

—Muchas gracias, lo entrenaré bien —Respondió Eric.

Uno o dos mostraban pucheros, seguramente porque iban a elegir a ese, así que les tocaba cambiar de inicial. Yo iba a elegir el mío, pero quería que Víctor también eligiese. Pero cuando traté de llamar su atención, corrió malhumorado dentro del colegio. Paula y yo, preocupados, fuimos a buscarlo. El profesor García también fue, mientras que la profesora Carrasco mantuvo al resto en el patio, pidiendo que mantuvieran la calma mientras se encargaban del asunto.

Perseguimos a Víctor por el pasillo, gritamos su nombre pero no hizo caso. Entonces, la Poké Ball de Víctor se abrió y salió Riolu para detener su avance. Víctor estaba acorralado, y como no tenía a donde ir, se hizo una bola triste. El profesor García fue a ver qué le pasaba, mientras que Paula me mantenía alejado ya que era un tema familiar y no debíamos entrometernos, en su lugar salimos fuera a esperar.

Al salir y reunirnos con el público, la profesora Carrasco nos preguntó qué pasó, y le contestamos que el profesor García estaba consolándolo. Ella se hacía una idea de lo que pasaba, así que lo dejó estar y seguimos esperando. Minutos después, Víctor salió del colegio con una expresión alegre, corriendo a mi lado, y detrás de él iba el profesor García. Le pregunté qué había pasado, que era extraño ver que de pronto pasó a ser tan feliz.

—¡Voy a poder viajar, voy a poder viajar! —Gritó Víctor.

—¿Que qué? —Pregunté yo extrañado.

—Víctor tenía sueños de viajar, aunque decidimos que él también heredaría el trabajo de ser profesor Pokémon de la región —Comentó el profesor García.

—Así es —continuó la profesora Carrasco—, nos dedicamos a ello juntos y quisimos que fuese como una herencia. Pero no está bien limitar a tus hijos a lo que tú quieras.

—Sin embargo, le propuse una alternativa —contó el profesor García—. Necesitaría estrechar lazos con los otros profesores de las otras regiones, y me vendría bien un ayudante para que realice el viaje y de paso pueda hacer más descubrimientos e investigaciones.

Esa era la razón del pesar de Víctor, todo el tema de ser hijo del profesor era una carga y responsabilidad que en verdad no quería hacer porque le impediría viajar por el mundo. Por suerte para él, esto le ha dado la oportunidad de hacer ambas cosas, y por fin puedo verle aliviado.

Julián llamó la atención del profesor para pedirle su inicial, a lo que luego se sumaron los demás. Aún quedábamos Víctor y yo por escoger primero, pero para sorpresa de todos, Víctor rechazó escoger un inicial alegando que estaba conforme con Riolu. Lucía intentó razonar con él sobre ello y le dijo que era una oportunidad de tener más Pokémon, y los demás le dimos la razón. Víctor recapacitó y aceptó elegir un inicial, pero primero quería que yo y Paula escogiéramos los nuestros. El profesor García hizo una pausa y alegó que un Pokémon no puede poseer otro Pokémon, eso ya no se permite. Paula se sentía un poco decepcionada, así que quise escoger el inicial que ella hubiera querido, pero Víctor me detuvo y dijo que lo haría él.

Los alumnos se impacientaban y exigían que escogiéramos ya. El profesor García y la profesora Carrasco por su parte se reían ante una situación tan amigable. Después de pensarlo los tres, decidimos que yo escogería a Froakie para mí, y Víctor escogería a Chikorita que es el Pokémon que Paula quería. Después de eso, el profesor García repartió al resto de Pokémon para los demás.

Una vez todos teníamos a nuestro Pokémon inicial, todos estábamos con nuestro Pokémon fuera de la Poké Ball para conocerlo. Algunos tuvieron problemas, otros hicieron buenas migas enseguida. La profesora Carrasco nos dijo que los Pokémon los podíamos traer a clase, pero solo se usarían para combatir cuando tocase clase de combate.

Luego de eso, el profesor García dio por finalizado el día de su visita a la escuela y se despidió de todos para volver a su laboratorio y continuar con sus asuntos, y también nos tocaba a nosotros despedirnos e irnos. Mientras se recogía todo, Víctor vino a vernos a mí y a Paula para agradecernos haber querido ayudarle. No hacía falta que nos lo agradeciera, somos amigos y lo normal es ayudarse entre amigos. Después de eso, se fue con su padre de vuelta al laboratorio.

Cuando íbamos a reunirnos con nuestros padres, Eric y Tamara nos detuvieron para hablar.

—Eh, Joaquín —Dijo Eric—. Espero que podamos entrenar juntos. Quiero ser tan fuerte como lo sois vosotros.

—Oh, vamos Eric —Replicó Tamara—. Ya estás por encima de esos dos.

—No hables así, aún hay cosas en las que quiero ser tan bueno como ellos.

—Gracias Eric —Dije yo.

—Claro que entrenaremos —Comentó Paula— mientras Tamara no esté.

—¡Oye, no te pongas así! Yo me puedo controlar perfectamente.

Nos reímos un poco y acordamos entrenar juntos. Luego nos despedimos y nos fuimos con nuestras familias. Pronto nos haríamos más fuertes, y podré defender a Paula de cualquier malvado.

Continuará...

Mismo DestinoWhere stories live. Discover now