Capítulo 7: Novedades del futuro

1 0 0
                                    

Con el tiempo Paula, Víctor y yo pudimos aguantar a Eric y acabar congeniando con el resto de compañeros. Aprendimos mucho en la guardería, el resto de días no eran más que actividades de aprendizaje, pero fue la estancia de Paula lo que motivó a la tutora enseñar clases de respeto y tolerancia, algo que debería enseñarse desde muy joven para cosas así.

Dos años después comenzábamos a ir al colegio, dejando atrás la guardería y saliendo de allí con algo aprendido, hasta Paula pudo aprender a emular bien el lenguaje, era más capaz de lo que normalmente se espera de un Pokémon. La mayoría de adultos de la Isla Quijano estaban sorprendidos por su aprendizaje, pero los más jóvenes en cambio lo estaban sorprendidos porque desde el principio la veían progresar.

Ya nadie era tan inmaduro como para lloriquear el primer día de clase, ya no éramos como en la guardería. Teníamos nueva profesora, la cual era la Profesora Carrasco, y más tarde nos enteramos de una sorpresa. Reunidos todos en el aula, tocaba empezar la primera clase, y como no, para presentarnos.

—Buenos días alumnos —Dijo nuestra profesora.

—Buenos días, profesora —Respondimos.

—Os doy la enhorabuena por estar aquí, preparándoos para ser grandes personas en el futuro. El curso que os espera os preparará con más experiencia antes de elegir vuestro camino.

Nuestra profesora nos dio un discurso para motivarnos de cara a las clases en el colegio, y lo cierto es que lo logró. La sorpresa que mencioné antes es que ella era la madre de nuestro amigo Víctor. Algunos ya susurraban que iba a ser su ojito derecho y que tendría todos los aprobados asegurados, por consecuencia, Víctor estaba desanimado y eso nos preocupaba a mí y a Paula. La profesora Carrasco se percataba de los cuchicheos, estaba al tanto de este tipo de comportamientos. Exigió silencio y respeto ante todos, algo que debíamos tener aprendido de antes, y no iba a tolerar la desobediencia ni el mal comportamiento.

Tras mencionar las asignaturas, horas y posibles actividades, tocaba que cada uno nos presentáramos. Poco después de las formalidades y presentaciones llegó el momento del descanso, salimos al patio a tomar el aire y tener algo más de libertad para estar juntos.

Esta vez fue Víctor el que se alejó, parece ser que el cambio de centro y que se revelará ser el hijo de la profesora le ha sentado mal. Paula y yo fuimos a hacerle compañía, yo intentaba darle ánimos aunque él se mantenía cabizbajo; Paula en cambio estaba en silencio pensando en qué decir. Intenté que Paula le diera algún ánimo, pero en vez de eso se alejó en silencio, y nos hizo sentir a Víctor y a mí que nos había dejado tirados. Lo sé, fue un pensamiento muy brusco viniendo de Paula, pero en mi defensa diré que por lo joven que era no tenía mucha conciencia de mis pensamientos.

Veíamos como Paula se reunía con el resto de compañeros y nos señalaba a nosotros, fue agrupando a muchos en un grupo para luego volver a nuestro lado y llamarnos para ir con el resto. Lo que ella hizo fue reunir al resto para integrarnos, aunque me reveló que lo hizo más por mí porque conoce mi miedo social.

Estando con los que se reunieron en el grupo, nos presentamos con más detalle para llevarnos mejor, y cada uno de ellos llegó a jugar un papel destacado en mi historia, compartían algunas cosas mientras que otras eran opuestos, pero aun así aceptaron estar en un grupo, la principal razón de que ellos se reunieran con nosotros, y no todos aceptaron venir, del resto no recuerdo casi nada.

—Solo he sabido de oídas de vosotros, pero igualmente encantada de conoceros —Saludó Lucía.

Ella era una chica bastante segura de sí misma, ambiciosa y sincera. Aquello en lo que se empeñara daba su mejor esfuerzo y dedicación por perfeccionar. Aunque también era demasiado directa al hablar. Tiene preferencia por el teatro y los Pokémon dóciles.

—Hola, me gustaría ver como de fuerte es tu Pokémon —Saludó Adrián.

Él era un chico energético al que le gustaba la emoción y los retos. Sabe mucho sobre la fauna Pokémon, pero al crecer dejó de interesarse por ello y por las grandes compañías. Ha tenido muchas aspiraciones, pero todas ellas comparten la emoción que se puede sentir al ver o vivir.

—Encantada —Saludó Sara.

Ella era una chica bastante dulce y a la vez muy tímida con casi toda la gente. La gente buena sabe apreciar su amabilidad, pero no son pocos los que se aprovechaban de su pasividad. Ella ha sido muy abierta a la gente, y le encanta ayudar a los más jóvenes y novatos, sacrificando tiempo con tal de darles una sonrisa.

—Aún me extraña que una Pokémon venga a clase —Saludó Álvaro.

Él es el más alto del grupo, siempre lo ha sido. Le gusta ir a la misma bola que a Adrián, aunque a diferencia de él no es tan cerrado. Discute mucho con los demás devolviendo el mismo trato, pero es agradable compartir gustos con él, en especial musicales.

—¿Y no te extraña que incluso llegara a hablar? —Preguntó Alberto para luego saludarnos.

Él era un chico tan ambicioso como Lucía, pero a diferencia de ella, él trataba de mejorar junto a los demás que a solas. Al igual que Lucía, también podía pecar de directo, y también era algo irascible. Su meta es destacar en torneos que valoren la estrategia, los combates normales no son suficiente.

—Pues a ver, yo más bien diría que sois "interesantes" —"Saludó" Laura.

Ella era como Lucía y Alberto, segura de sí y algo irritable, pero no era tan ambiciosa como ellos. Le gusta mucho cantar a su manera, pero también ignora las molestias que causa. Siente aprecio por las chicas del grupo, en especial por Lucía. No tiene un sueño u objetivo definido, pero por elegir algo, dijo que quisiera conocer bastante sobre el estilo de vida del mundo.

—Encantada igualmente —Saludó Sandra.

Ella y Sara son muy amigas, de hecho, lo son por ser casi iguales de personalidad y gustos, pero se diferencian mucho en aspecto. Aunque también le gusta ayudar y cuidar de gente más joven al igual que a Sara, no dedica tanto tiempo puesto que lo invierte en asuntos y proyectos suyos.

—Esto de saludar es un muermazo —"Saludó" Julián.

Él era un chico ambicioso como los otros, pero no puedo decir que es seguro de sí, más bien es muy arrogante. Es directo en lo que piensa, pero es el más grosero. Solía ser amable y arrepentirse de sus fallos, pero ahora solo tiene ojos para enorgullecerse de sí mismo y de ver mal a su alrededor.

—Venga Julián, no seas así —Le contestó Jaime para luego saludarnos.

Él, como la mayoría del grupo, era ambicioso pero también muy optimista respecto a los demás. Suele ser amable cuando no está sensible. Es un buen chico al que le gusta que haya paz, pero por alguna razón es Julián quien mejor le cae del grupo. Tiene sus peleas con todos los del grupo, pero con Julián en especial es todo un espectáculo.

Miraba a todos los que habían reunidos ante nosotros, y también nos presentamos.

—Yo soy Víctor —Se presentó él —, y sí, soy hijo de la profesora Carrasco. Es cierto que me he puesto un poco sensible, pero estoy contento de estar en esta compañía. Algún día viajaré lejos y aprenderé muchas cosas del resto de profesores Pokémon.

—Bueno, pues yo soy Paula —se presentó ella—, y sí, soy una Pokémon que ha aprendido a hablar. Os agradezco que os hayáis juntado para animar a mis amigos. Y si queréis saber mi objetivo, pues... (me mira a mí) es viajar al lado de la persona que más quiero.

—Bueno, pues yo soy Joaquín —me presenté a mí mismo—, y estoy encantado de conoceros a todos. Para mí aún es pronto para saber qué haré.

Charlamos entre todos durante unos minutos, y a lejos vi a Eric mirándonos seriamente y apartando la mirada cada vez que se daba cuenta de que le veía. También podía ver a una chica a su lado hablando con él, pero ninguno de los dos se animó a venir al grupo.

Sonó la campana y tocaba volver dentro, el grupo se disolvió y cada uno fue a lo suyo.

Continuará...

Mismo DestinoWhere stories live. Discover now