Capítulo 9

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Capítulo 9

Amigos

-Chicos, aquí tenéis las bebidas.-aparece al camarero con cinco batidos y una lata de gaseosa para Cristina.-ya mismo traigo las hamburguesas.-agrega acomodando las bebidas.

Cada uno dirigió sus manos a los vasos de cristal, a saborear la mezcla de leche con fruta con una pajita.

-Joder, necesitaba esto.-saboreó el batido Nora.

-Y yo.-agregué asintiendo con la cabeza.

Cristina la fulminó con la mirada y revolvió la gaseosa con la pajita.

-Os juro que necesitaba esto, salir con mis amigos de siempre.-dice Rebeca secándose el batido restante de sus labios con una servilleta, tan educada como siempre.

-Sí, la verdad es que yo también me apetecía salir con mi mejor amiga.-Marcos choca su cuerpo contra el mío, sonrió tímidamente y me giro a ver por la ventana, muchas personas, la mayoría, parejas, caminaban agarradas de las manos, riendo mientras otras caminaban serios, anhelaba tanto eso...El amor incondicional de alguien especial, que te haga sentir la única mujer en su universo.

Miré mi batido, jugando con la pajita entre mis dedos.

Más de una vez me he llevado una desilusión catastrófica, tanto que sentía morirme sin hablar con él, y en un sentido, es bello el sentimiento de querer cuidar a alguien, amanecer a su lado después de una plácida noche, caminar por los parque más preciosos de la ciudad agarrada de la mano con ese, ese alguien que no conocía de momento, seguramente venía de camino, tendría que esperarlo días, meses o años quizás, pero al final del día, habrá valido la espera.

-Alicia, que te empanas.-chasquea los dedos enfrente de mi cara Marcos, sus manos eras gruesas y tersas, como sus brazos. Tenía el plato con la hamburguesa enfrente de mí, el camarero soltó una carcajada y se marchó.

-¿En qué tanto piensas?-pregunta Cristina recogiéndose el pelo con una coleta, dejándose pequeños mechones de pelo en sus sienes, era morena y su pelo era lo mejor de ella.

-En nada.-respondo apretando mis labios.

No me creyó en absoluto, se quedó en silencio mirándome, eso significa claramente que luego hablaría conmigo a solas, obviamente la entendí, somos mejores amigas, eso es lo que hacemos.

Asentí con la cabeza y ella hizo lo mismo.

-Me vale, ya quiero comer.-frunce el ceño Guillermo, y antes de poder coger su hamburguesa, Rebeca interviene.

-Nadie te ha dicho anda atontao.-le pega una colleja y él se soba, empieza a reír a carcajadas fuertes.

-Ya marica, se ríe como delfín.-Guillermo esboza una sonrisa de lado, incómodo por la colleja y Nora estalla en risas.

-¿Cómo delfín?-pregunta riéndose, al igual que Marcos, quien se atoró con una patata frita, estaba tosiendo mientras Rebeca aguantaba las ganas de llorar por la risa.

-Sí, como un puto delfín.-hace el sonido de un delfín "riéndose" y no puedo evitar reírme a más no poder, al igual que Cristina, la cual reía por lo bajito.

-Venga a comer ya, coño.-ordena Rebeca, tosiendo para aclarar su voz.

Comimos nuestras hamburguesas llenas de queso con risas, Nora poco a poco se integraba más con el grupo, Cristina pasaba totalmente de ella, ignorando sus comentarios o sus preguntas a todo el grupo.

Al terminar las patatas fritas, Cristina dijo en voz alta:

-Voy al baño.-limpió la salsa de sus labios y se paró de la silla después de Rebeca y Guillermo.

-Yo también.-agregué haciendo levantar a Marcos del sofá, no dijo nada y se volvió a sentar, esta vez, más cerca de Nora, la cual me miraba preocupada.

-Vamos.-Cristina caminó hasta la puerta del baño, abrió la puerta y dejo que entrara primero.

Las baldosas rosas brillaban con la luz artificial del techo, vi mi reflejo en el espejo, tenía la espalda un poco encorvada, unas ojeras enormes pintadas en mi rostro, y las pintas que llevaba no eran las mejores, una camisa de rayas con una falda de pana rojo y bermudas negras con zapatillas del mismo color, la ropa era un poco holgada, me veía más gorda para lo delgada que era.

-Tía, ¿qué pasa contigo? Llevas estos días mazo rara con todos, en especial con Nora.-se acerca a mi lado y se aplana la camiseta con sus manos delgadas.

-Estáis preocupados por algo que no hay, no me pasa nada de nada.-niego con la cabeza, tratando de mostrarme fuerte.

-Vamos, que no soy la única que te ha preguntado por cómo estas.-se gira hacia mí, apoyándose en el lavabo blanco. Respondo con el silencio y muerdo mi labio inferior.-Alicia, estamos preocupados por ti, en especial yo, que soy tu mejor amiga.

Seguí con el silencio, miré nuevamente mi reflejo, las puntas de mi cabello estaban abiertas, las acaricié con mis dedos bajo la mirada acusatoria de la morena.

-Alicia, ¿lo has vuelto a hacer?-pregunta con un hilo de voz. La miro a través del espejo y asiento despacio.-¿por qué?-cuestiona fría.

-Han pasado tantas cosas que ya ni sé por dónde empe...-me interrumpe.

-Por eso mismo, se supone que soy su mejor amiga-agita sus manos en el aire-se supongo que tienes que contar todo lo que te pasa, Alicia, no te das cuenta de que...-retira su brazo del lavabo-...todos estamos preocupados por ti Ali, somos tus amigos, tienes que confiar en nosotros nena.

Asentí con la cabeza, reprimiendo mis ganas de llorar, respiré hondo, acomodé mis gafas y retomé la conversación:

-Todo empezó con unos alaridos que escuché desde mi habitación...

Al final, doy por hecho que si existen los verdaderos amigos.


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