Las 5 Fases De Mi Plan

Especial: El cumpleaños de Futarou

– ¡Oh, cierto!, aún no te he dado tu
regalo–. Se levantó con rapidez de la cama y extrajo de su bolso una pequeña bolsa sutilmente adornada con un listón color violeta.
– Feliz cumpleaños, Fuu-chan.

– Si, gracias–. Tomó el susodicho objeto y lo dejó a uno de sus costados casi de inmediato.
– …Oí que empezaste a salir con el hijo de un senador importante.

– Jeje, ¿Celoso?–. La pelimarron se levantó de nueva cuenta y lo abrazó por detrás despreocupadamente.

– Me preocupan tus acciones en particular–. Respondió con tono indiferente.
– No pienso seguir ayudándote, Yui, si alguien vuelve a exigir tu cabeza yo mismo la entregaré sin siquiera dudarlo, ¿Lo entiendes?

Acto seguido, se puso de pie y fue a por su playera que yacía en uno de los rincones de la habitación.

– ¿Por qué tanta prisa?–. Preguntó Yui con la misma frivolidad de siempre.
– Casi no te veo desde que me gradué, sé un poco compasivo conmigo también–. Expresó con un ligero puchero.

Futarou ignoró las palabras de la pelimarron y se dispuso a buscar el resto de las prendas que le faltaban.

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– Oye oye, Fuu-kun, mañana es 15 de Abril–. La pelirosa se acercó a él con emoción.

– Ajá.

– Y… ¿Quién nació un 15 de Abril como ese?

– Leonhard Euler por supuesto.

Claramente su respuesta provocó que la pelirosa lo fulminara severamente con la mirada.

– Solo dime a dónde me van a arrastrar ésta vez, ¿Quieres?

– No seas tan amargado, solo queremos que mañana te des una vuelta por nuestro departamento,  ¿Si…?–. Suplicó fervientemente con la mirada.

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– Bien bien, entonces solo me queda desearte suerte con tus problemas quíntuples, Fu-u-chan.

Fue lo último que pudo decirle al chico antes de que éste saliera del lugar en completo silencio.

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– ¡Felicidades!–. Fue recibido con serpentinas y gran euforia apenas le dieron permiso para entrar al apartamento.

Futarou poco lo pensó para querer huir de ahí de inmediato, sin embargo, la puerta fue velozmente cerrada apenas un segundo después de que lo intentara.

– …Eso es trampa–. Le dijo a Ichika luego de verla esconder la llave entre sus ropajes.

– Vamos, es muy pronto para que te vayas Futarou-kun.

– Nunca he sido fanático de las fiestas.

– Lo sabemos.

El pelinegro chasqueó la lengua, y resignado, se aproximó a la mesa de centro para poder tomar unos de los tantos dulces que allí había.

– Estos no están nada mal–. Comentó abriendo los ojos un poco más de lo usual.

– Gracias, nos esforzamos mucho para poder comprar todo ésto–. Las quintillizas se pusieron cómodas a su alrededor.

– Oye Uesugi-san, ¿Es cierto que quedaste tercero en el examen a nivel nacional?

– Si.

– Oh… creí que quedarías primero–. Itsuki se unió a la conversación.