PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS 6

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-Estaba cazando, mis instintos seguían una presa que me atrajo hasta allí -indico, levantado un dedo de mi mano libre para señalar la cima del acantilado-. Capté tu aroma, te vi y la bestia tomó las riendas, bajó aquí y se apoderó de lo que considera suyo. Me alegro no haberla detenido a tiempo o todavía seguiría negando lo obvio.

-Es como la situación de Braden y Kyanna, muy dentro de ellos sentían que se pertenecían, pero algo los detenía, algo los hacía dudar. La bestia en ti me reconocía, aunque tú, el vampiro, te negabas a aceptarlo -concluye pensativa.

-A veces, el miedo que sentimos nos priva de todo lo bueno que tiene para ofrecernos la vida.

-Debemos ser más fuertes que ese miedo, Arath. Alguien intenta arrebatarles el trono, destruirlos completamente, o no se habrían inmiscuido en nuestra relación. Te quieren débil.

-No van a lograrlo -asevero, deteniendo nuestros pasos y enfrentándola-. Ahora tenemos que encontrar al culpable, no pienso dejarlo salir indemne.

-¿Y si la culpable de todo esto es esa chica? Alyssandra, si no escuché mal su nombre. Kyanna me habló de ella, dice que ustedes son muy cercanos -comenta y desvía la mirada, sonrío con ternura. Llevo una mano a su barbilla y la obligo a mirarme.

-No hay nadie más para mí, excepto tú. Siempre tú. Por y para siempre.

-Confío en ti, confío en nuestra unión. Mas no en ella. No después de herir de esa forma a mi hermano. Pudo haberlo matado y temo que, debido a tu... amistad, con ella, no tomes las medidas adecuadas.

-No nos precipitemos, ma chérie[2]. Lyss es medio hermana de Braden y me parece que ambos desconocían ese hecho hasta que se enfrentaron. Así que no creo que sea ella quien ande detrás de los ataques. De todas formas, investigaré. Si piensas que tiene algo que ver, no la descartaré, tienes un buen juicio y confío en él.

Al día siguiente regreso con Braden al Infierno. Nuestros leales súbditos nos dan una calurosa bienvenida, los Pilares se reúnen con nosotros para rendir cuentas e informarnos cómo van las cosas en sus dominios. Seguimos un orden y esperamos que cada ley sea cumplida, debe haber un equilibrio y procuramos que se mantenga firme.

-Príncipes -llama la atención Jaegar, el Pilar Sur. Es tan alto como yo, con la piel olivácea, pelo negro azabache y ojos eternamente rojos, desde que se alimentó por vez primera y sus ojos adquirieron el color natural de un vampiro, estos no volvieron a su original iris azul-. Durante su ausencia, Alyssandra tomó el mando, lo aprobamos porque parecía ser digna de confianza; sin embargo, al poco tiempo demostró ser inestable. No tiene paciencia con los Spectros y los Daímonas. A pesar de ser criaturas grotescas según la opinión popular, siguen siendo parte de nuestra comunidad y son fieles. Tienen sentimientos y piensan más allá de seguir órdenes. Pero ella... -Traga en seco y duda en añadir lo siguiente-: Los torturaba y mataba a su antojo, siempre que estuviese aburrida se producía un caos en los alrededores.

-Gracias por tu honestidad, Jaegar -subraya el Príncipe Oscuro, su expresión demuestra que está considerando sus palabras y las toma en serio-. ¿Alguna otra novedad?

El Pilar Norte se aclara la garganta. Melinda es una vampiresa de medio siglo de antigüedad, rubia y alta, con los ojos negros como el carbón y una actitud desafiante.

-Mi periodo de servicio concluyó hace un par de meses y todavía sigo aquí -señala incómoda. Sus padres son amigos cercanos de los míos y por ello cedí a permitirle dirigir parte de nuestro territorio. Pensaba que las responsabilidades y vivencias en el Infierno la harían madurar.

-Quedas exenta de tus obligaciones como Pilar, vete -simplifico, no tengo paciencia para las personas llenas de sí mismas. Abre y cierra la boca como un pez, sorprendida por mi falta de emoción a su despedida.

-Pero...

-Sin peros. Serviste... bien -agrego, no es del todo mentira, aunque pudo haberlo hecho mejor si le hubiese puesto empeño-. Ahora, vete -repito, cuando no se mueve mis ojos pasan de violeta a rojo y de rojo a negro en cuestión de segundos, la oleada de poder se extiende por toda la sala, asustando a algunos y evocando respeto en otros.

-Alyssandra p-prometió que podría qued-darme a pesar de ya no ejercer como P-pilar -balbucea.

-Ajá, ¿y desde cuándo un Pilar tiene potestad para decidir qué se hace o se deja de hacer en mis dominios sin consultármelo? -inquiero molesto.

-Pero ella es... -hace una pausa-. Cercana a ti, Príncipe Arath.

-No confundas un lazo de amistad con algo más, Melinda. Trato a todos los Pilares con igualdad. Y, si vuelves a decir una palabra más, a rebatir mi autoridad, considérate advertida, morirás a los dos segundos de pronunciar cualquier cosa.

La rubia muerde su labio inferior con fuerza, reprimiendo un gruñido o una réplica, no me importa. Se da la vuelta y se marcha dando pisotones.

-¿Alguna idea sobre quién debería ocupar su lugar? -pregunta Braden, reprimo a la bestia y escaneo a los presentes.

-Baltha -llamo al Pilar Este-. Creo recordar que tienes un aprendiz.

Baltha es domador de bestias y criaturas salvajes, no solo infernales, podría adiestrar incluso a un dragón en estado primitivo. Hace poco me habló de alguien que ha estado entrenando y sus comentarios fueron de orgullo hacia la persona en cuestión. Baltha tiene la piel caoba, el pelo color caramelo y ojos dorados brillantes y expresivos.

-Daggron, su alteza. Es bueno, un líder nato, si se me permite presumir.

-Convoca un encuentro para esta noche a más tardar, quiero conocerlo, ver qué tan bueno es y entonces decidir si puede ser Pilar Norte.

Los próximos temas tratados son simples, pero no menos importantes. Nadie opina acerca de la falta del Pilar Oeste en la reunión y, al caer la noche, a minutos de dirigirme al Pozo, es que la aludida hace acto de presencia.

-Arath -saluda al verme, mantiene su distancia siendo precavida. La observo desde mi lugar en el trono, Braden elige ese momento para hacerse notar y ocupar el asiento gemelo-. Braden. -Su voz se torna baja y en alerta, mira de uno a otro decidiendo entre huir o hacerle frente a la batalla-. Estás...

-¿Vivo? -rebate el mencionado con un atisbo de ira en su voz-. Descubrir que estamos emparentados fue sorprendente, ¿pensabas decirme alguna vez?

-No lo sabía, lo juro -suena sincera-. Para mí fue un descubrimiento también, por eso me alegro de que estés sano y salvo. Qué bueno que estén de vuelta -añade-. El Infierno no es lo mismo sin ustedes.

-Tienes mucho por explicar, será mejor que empieces y si noto, por un segundo, que estás mintiendo, me alimentaré de ti hasta dejarte sin una gota de sangre. ¿Alguna vez te han disecado, Lyss? ¿Conoces tal desesperación? -La pelirroja traga y desvía la mirada ante las bruscas palabras de mi compañero, no logro distinguir la verdad de la mentira en ese gesto. Me concentro, dispuesto a desenmascararla si es necesario, o demostrar su inocencia si es el caso.

[1] Dulzura, en francés.

[2] Querida, en francés.

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Diosa de La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora