3.12 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘥𝘰𝘤𝘦.

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La noche avanzó con rapidez para los seres humanos, la fiesta había culminado y en ese instante los Cullen se movían hacia el bosque, donde se reunirían con la manada de licántropos que habitaban el lado contrario del tratado. Alessandro los acompañaba mientras vigilaba todo a su alrededor, Bella había decidido que su presencia sería grata, en especial porque según ella, nadie se preocupaba porque la manada terminase muerta o en un terrible estado de conflicto y daño.

—Maldita sea.—Masculló Emmett en voz baja.—¿Habían visto algo así?

Esme y Rosalie intercambiaron una mirada. Ambas tenían los ojos desorbitados por la sorpresa.

—¿Qué pasa?.—Susurró Bella lo más bajito posible.—No veo nada.

—La manada ha crecido.—Le susurró Edward.

     ¿Por qué se sorprendían?, ¿Acaso no les había dicho yo que Quil se había unido al grupo?

Finalmente, algo titiló en la oscuridad, y eran sus ojos, aunque a mayor altura de lo esperado. Eran altos como caballos, sin un gramo de grasa, todo pelaje y músculo, y unos dientes como cuchillas, imposibles de pasar por alto. Eran diez.

—Fascinante.—Murmuró Edward en un susurro apenas audible.

Carlisle avanzó un paso con deliberada lentitud. Fue un gesto lleno de cautela, destinado a insuflar tranquilidad.

—Bienvenidos.—Saludó a los lobos, aún invisibles.

—Gracias —contestó Edward con un tono extraño y sin gracia. Las palabras procedían de Sam.

Estudió los ojos relucientes situados en el centro de la línea de pupilas; brillaban a mayor altura que el resto. Seguía siendo imposible distinguir la figura negra del lobo gigante en la oscuridad.

Edward volvió a hablar con la misma voz distante, reproduciendo las palabras de Sam.

—Venimos a oír y escuchar, pero nada más. Nuestro autodominio no nos permite rebasar ese límite.—Antonella había asentido en dirección a la oscuridad y un chillido se escuchó como gesto de cariño, su hermano tenía el rostro pasivo y perfectamente sereno. Los lobos no eran cosa nueva para los Bagarella y realmente no suponían un peligro para ellos.

—Es más que suficiente.—Pespondió Carlisle.—Mi hijo Jasper goza de experiencia en este asunto. Antonella y su hermano Alessandro son parte de la alta sociedad de vampiros que se encargan de estos problemas personalmente.—Prosiguió, haciendo un gesto hacia la posición de Jasper, que estaba tenso y alerta.—Ellos nos van a enseñar cómo luchar, cómo derrotarlos. Estoy seguro de que podrán aplicar esos conocimientos a sus propios estilos de caza.

CULLEN | Edward CullenWhere stories live. Discover now