2.9 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘯𝘶𝘦𝘷𝘦.

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Bella se acercó lentamente con su mano temblorosa, intrigada por tocar la piel del vampiro y saber si era igual a la de Edward, pero la piel de Aro era diferente, era áspera al tacto y parecía más tiza que granito e incluso más fría de lo que esperaba. Aro tomó su mano, su rostro mostraba una alegría que se fue deformando conforme los segundos, los tres lectores lo vieron, no había nada.

—Pues si, muy interesante.—Aro soltó la mano de Bella y retrocedió unos pasos.—Lo primero..., me pregunto si es inmune al resto de nuestros dones..., ¿Jane, querida?

—¡No!.—Gruñó Edward. Antonella rodó los ojos sabiendo la escena que se aproximaba, Alice trató de contenerlo pero Edward se la sacudió de encima, protegió con su cuerpo a Bella y de cierto modo Antonella lo entendió. Después de todo era solo una frágil humana.

Todos vieron incrédulos la escena, se había cometido una vergonzosa metida de pata cuando Edward se atrevió a gruñirle a Aro, incluso Antonella se quedó con la boca abierta.

—¿Si, maestro?.—La sonrisa de Aro se había convertido en una expresión malhumorada.

—Me preguntaba querida, si Bella es inmune a ti.

Jane se volteó hacia los otros con una gran sonrisa en su rostro.

—¡No!.—Chilló Alice cuando Edward se abalanzó hacia Jane, pero ni siquiera logró tocarle un solo cabello cuando ya estaba en el piso. Chocando sus huesos contra el duro mármol frío. Antonella miró de primera mano como todo hacia click en la mente de Bella referente a Jane.

—¡Paren!.—La voz de Bella le resultaba muy molesta, estaba considerando seriamente romperle el cuello.

Bella quiso interponerse entre ellos dos pero Alice la tomó en sus brazos, ignorando su forcejeo.

—Jane.—Le llamó Aro con voz tranquila, levantó la vista al instante aún con una sonrisa de placer en la cara. Edward se quedó inmóvil en el piso, recuperándose del horrible dolor mental que la rubia le había ocasionado.

Aro asintió en dirección a Bella, Jane se dirigió con una sonrisa a la humana. Antonella no pudo resistir sus impulsos y ayudó a Edward a pararse, ignorando la quijada apretada de su hermano y su intento por tomar su mano, impidiendo la acción que había visto en su mente.

Antonella miró un tremendo miedo en los ojos de Edward, ambos dirigieron su vista hacia Jane y Bella, quien ya no sonreía sino que penetraba con la mirada a la humana. Antonella regresó de un suspiro con su hermano, quien tomó su muñeca, impidiéndole moverse de nuevo.

CULLEN | Edward CullenOù les histoires vivent. Découvrez maintenant