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Los vampiros estaban situados en medio del bosque, Edward era rápido así que fue cerrando a Victoria por los alrededores del pueblo para conducirla justo a donde querían que estuviera.
Los siete vampiros esperaban por la señal de Alice, quien tenia la mirada perdida. Antonella pudo ver en primera fila lo que pasaba dentro de la mente de la pequeña vampira. Victoria corría por los bordes del bosque, mirando hacia atrás de vez en cuando y encontrándose con el rostro concentrado de Edward quien la iba conduciendo hasta el centro del bosque.
—¿Estás segura de que la viste aquí?.—El tono de Carlisle era sereno pero preocupado, como si temiese que la pelirroja loa se les escapase de las manos. Jasper se acerco instintivamente a Alice, quien seguía mirando a Victoria.
—Ya casi llega.—La voz de Antonella era en un tono calmado, a diferencia de su usual tono bromista que reinaba en sus cuerdas vocales.
Todos esperaron, mirando atentamente sus alrededores en caso de que la pelirroja hiciese acto de aparición. Todo estaba calmado como el demonio, ni siquiera se escuchaban los sonidos de los animales que vivían en los territorios del bosque.
Las pisadas se hicieron presentes y Alice reaccionó tarde.—¡A tu izquierda!.—El comentario fue más bien general pero Emmett y Antonella fueron los primeros en echarse a correr.
La vampira de ojos rubíes esquivaba los troncos que se apilaban en el camino. Emmett y Antonella le seguían por detrás, Rosalie , Carlisle y Jasper venían detrás de ellos, dejando a Alice y Esme de ultimas.
Antonella podía oír los jadeos que soltaba la pelirroja frente a ellos gracias a forzarse a si misma a correr a una velocidad a la que no estaba acostumbrada para escapar de las manos filosas del clan de ocho vampiros.
Emmett aceleró el paso, extendiendo la mano para tomar por el hombro a la vampira. Cuando logró tomarla ella contraatacó, tomándolo a él por la mano y arrojándolo hacia delante. Nadie pudo detenerse, tenían un problema mas grande que Emmett golpeándose con una roca. Antonella seguía de cerca a la vampira, quien cruzó el río del tratado de un gran salto. Cayó sobre sus pies, mirando hacia atrás. Todos se detuvieron instintivamente en el borde del tratado, Antonella sopesaba sus opciones, aunque fuese amiga de la manada de metamorfos no podía cruzar así, ella estaba de su lado.
—Esperen. Está de su lado.—Cuando la pelirroja se echó a correr todos la siguieron de su lado del tratado.
—¡Se escapará!.—Seth y Leah salieron del frondoso bosque y comenzó a perseguir a la vampira.
—No lo hará!.—Jasper miró rápidamente a Antonella, quien asintió. El de cabellos rubios aceleró el paso, quedando a un lado de la italiana.
Los lobos podían rozar con el hocico las ropas de Victoria.
