1.13 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘵𝘳𝘦𝘤𝘦.

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Antonella presenció la emotiva despedida de Edward, donde deseaba que para el día de mañana, Alice y él ya no tuviesen que rebuscar entre mentes y posibles futuros. Que para el día de mañana ya todo hubiese terminado.

Y ella, bueno, ella deseaba partirle el cuello a Bella. Comúnmente.

Edward se repetía a sí mismo que tenía que ser más fuerte que ella mientras separaba sus labios, él se sintió como fuego ardiendo, como si todas las células de su cuerpo se murieran.

Antonella hizo cara de asco como si fuera a vomitar, Carlisle le dió un codazo y una mirada de advertencia, no podían comunicarse telepáticamente por la presencia de Edward pero se conocían lo suficientemente bien como para hablar tan solo pestañeando.

—Cuídate, ¿si?.—Carlisle le pellizcó la mejilla y ella rodó los ojos mientras sonreía.—Es en serio Carmina Antonella Bagarella.

—¡Carlisle!.—Su boca formó una O en toda su expresión de indignación y el mayor solo rió.—¡Idiota!

—Andando, no tenemos tiempo Carmina.—Le dijo Edward pasando a un lado de ella, burlándose claramente.

—¡AHG!.—Dió un pequeño golpe en el piso con su tacón.—Si no te amara tanto ya estarías muerto Carlisle Cullen.

—Corre Carmina, ve a salvar el día.—Le sacó el dedo a el doctor y comenzó a caminar.

—¡Jodete cucufato!.—Él rió gracias al sobrenombre y ella siguió caminando.

—Awww, ¿Carmina está teniendo un mal día?.—Antonella se abalanzó sobre Emmett pero Edward la detuvo antes de que siquiera pudiera tocarle un pelo.—¡Tranquila fiera!, solo estoy bromeando.—Él rió y le entregó a Edward la gran bolsa de deportes. Carlisle los alcanzó rápidamente y le revolvió el cabello a la chica.

Emmett subió al asiento de atrás del Jeep y Edward depositó la bolsa justo a su lado, Antonella subió atrás junto con el grandulón, luego cerró rápidamente la puerta, intentando ser lo más sigiloso posible. En un instante se había sentado en el asiento del conductor, con Carlisle ya a su lado, y luego se pusieron en marcha a una velocidad que, de haber estado allí con ellos, habría horrorizado a Bella.

No podía pensar en eso. Tenía que confiar en Alice y Jasper y centrarse en la parte que le tocaba a él.

   El rastreador aún estaba muy lejos como para que yo pudiera oírlo. Pero sabía que estaba observando, siguiéndonos. Lo había visto en la mente de Alice.

CULLEN | Edward CullenWhere stories live. Discover now