Estaba yo en mi habitación, quitándome los tacones y dándole un súper masaje a mi pie, tanto que el otro esta celoso.
Aún tenía mi vestido de novia, así que estaba más incómoda.
-Hola, ¿se puede?
-Ya entraste. ¿Crees que deba decir que no?-Pregunté rodando los ojos.
-Tienes razón.-Se encogió de hombros.
Idiota.
-¿Qué quieres?-pregunté tajante. Él sonrió.
Estoy segura que falta no me quedan de lanzarle la estúpida lámpara en su irresistible y para nada fea cara.
-Quiero mi noche de bodas.
Oh, no.
-¿Qué?-Seguro ya estaba tan blanca como el papel-. Estás bromeando, ¿no?
-¿Tengo cara de estar bromeando?-Preguntó como si fuera obvio.
-Tienes cara de idiota pero eso no fue lo que pregunté.-Él me fulminó con la mirada.
Ay, ¿por qué carajos tienes que abrir la boca, Megan?
-Pero no un idiota malo, quiero decir, un idiota bueno-expliqué-. Ya sabes, la idiotez se divide en dos: la buena y la mala. Tú eres la buena porque eres un buen ciudadano de la ciudadanía ciudadana...
Silencio.
Más silencio.
Silencio silencioso de los silencios.
-¿La he cagado, verdad?-Pregunté.
-¿Qué crees?-preguntó tajante-. Ven aquí.
Ay, no. Que venga él que me duele todo.
-No muerdo duro.-Sonrió pícaro.
Esa lámpara cada vez me tentaba más.
Antes de darme cuenta, ya estaba en sus brazos. Menudo truco.
-Tan inocente...-susurró cerca de mis labios.
Préstame un arma y te diré lo inocente que puedo ser, zopenco.
-De-déjame.-Odiaba tanto que me temblara la voz en momentos importantes.
-¿Te pongo nerviosa?-Preguntó sonriendo.
Necesito un taparle la boca a ese no-bien nacido hijo de su madre y hermano de Chase.
-Te prometo que lo vas a disfrutar mucho más que con tu amado novio.
Comenzó a dejar pequeños besos desde mi mandíbula hasta mi cuello.
¡Oh, no! Otra violación cuellal.
-Ven.-Me haló para estar más cerca de la cama, pero aún estábamos de pie.
-Simplemente no puedes resistirte.
-¿Por qué no?-Pregunté retándolo.
-Porque eres mi maldita perra.
Y antes de darle la merecida bofetada, ya estaba besándome. Me besaba bruscamente y posesivo. Sentía que me iba a reventar todos los labios. Yo no le devolvía el beso.
-Bésame-exigió.
Yo le hice caso omiso. Estaba tan cansada que me dolía todo. Sólo quería dormir y tener algo de paz...
-Que me beses, joder-Agarró mi nunca fuertemente profundizando más el beso.
Después de tantos intentos porque le siguiera el beso, lo hice. ¿Uno no sería malo, verdad? ¿O si?
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GROSERO ©
RomanceEsto no es una historia normal. No hay tristeza, felicidad, risas, llantos como tal. Aquí hay más que esto. A veces la vida es tan seria que las personas están acostumbrado a ver, leer todo aquello que se asemeje a lo que está estipulado en el mun...
Capítulo 20
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