𝘿𝙚𝙡𝙩𝙖!𝙎𝙖𝙣𝙨 ⫷𝑻𝒐𝒈𝒆𝒕𝒉𝒆𝒓⫸

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Las historias suelen comenzar por una pequeña presentación, un ligero prólogo en el que el personaje principal o el autor presentan la idea de la narración con la que te sorprenderán en ese mismo momento, pero por ahora centrémonos en un ligeramente diferente..

"En el pasado ausente.."

Últimamente la gente no sabe decir otra cosa e incluso yo, una joven sin experiencia en esto de tener una vida es perfectamente consciente de ello.

Si tuviera que dar un comienzo fijo a todos mis problemas hubiera comenzado esta historia por un "Cuando nací..", sin embargo y para no joderles aún más la existencia con mis problemas, lo adelantaré a algunos años para ponerlos en el contexto de mi actual -y bastante desafortunada- situación.

Cuando tenía diez años era una niña bastante asquerosa. Y no en el sentido de ser jeringosa y caprichosa con mis padres o mimada al extremo, sino que era en otro tipo de asquerosidad.

Era, de hecho, socialmente asquerosa.

No me gustaban las personas, es más, las aborrecía y no temía demostrarlo sin importar que tan cruel fuera la forma en la que lo terminase haciendo. Ya fuera con miradas feas, zangadillas o comentarios ácidos, siempre encontraba la manera de causar un ambiente muy capaz de matar todas las plantas de mi alrededor debido a la tensión y el peso de la baja energía que dejaba a mi paso.

Era un parásito, una pequeña perra muy interesada en las cosas que le convenían y bastante reticente para las que no.

En el principio del problema mis padres pensaron que mi comportamiento se debía a la edad y que simplemente era muy pequeña como para saber tratar con el resto del mundo, sin embargo, debieron abandonar esa idea cuando a los diez años aún no había mostrado señales aparentes de un posible cambio futuro.

Una simple llamada de la escuela fue lo que encendió todas sus alarmas, al parecer yo había tirado a un niño del escenario en la práctica de teatro, bajándole cuatro de sus dientes de leche. Fueron a toda velocidad al recinto escolar dónde la directora y la madre furiosa del otro niño los esperaban desde hace rato, probablemente para discutir cosas que mucho que ver tenían conmigo.

Recuerdo estar amacándome en esa dura y fría silla por horas mientras miraba de reojo mis calcetas negras hasta que los adultos salieron, la madre del niño lo traía entre sus brazos mientras él sostenía entre sus labios una gasa cargada de sangre. Mientras se iba, le sonreí.

El muy maricón se puso a llorar.

Eso solo hizo que ampliara mi gesto, por alguna razón, me sentía bien con su llanto. Tuve que desviar mis ojos de la escena satisfactoria cuando mi madre llamó mi atención con brusquedad, mostrando el papel que marcaba mi novedosa suspensión por tres días que seguramente estaría pegado al refrigerador durante todo lo que durara su enojo contra mí, probablemente para "avergonzarme".

Tal vez funcionaría si me hubiera molestado en primer lugar.

Me gustaba estudiar y leer, pero no las personas. Ellos eran lo único malo que tenía la escuela, luego todo lo que restaba estaba más que perfecto. Tenía excelentes calificaciones y jamás había intentado nada contra la maestra, pero los niños revolvían una extraña sensación de asco en mí que jamás pude quitar.

El crío al que le saqué los dientes se me resultaba mucho más molesto que los demás, quizá porque cuando le miraba él me miraba a mí y enseguida volteaba a ver a sus amigos y se reía con ellos, como si se tratara de algún chiste interno.

También solía robarme gomas, maltratar los libros de clase y morder los lápices que le prestaban, ¡Incluso tuvo la osadía de morder uno que yo accedí a prestarle misericordiosamente! En ese momento decidí por mi cuenta que había sido la gota que colmó el vaso.

¡Holy Bone! (One-Shorts Sans x Lectora)Where stories live. Discover now