CAPÍTULO DIECIOCHO.- la tormenta

10.9K 917 129
                                    

Eileen bufó, sentándose encima de la encimera de la cocina de Isabella. No sabía porque estaba ahí, y mucho menos el porqué era tan importante su presencia en esa casa que no hacía más que darle náuseas.

Alice y Bella se encontraban hablando, y hasta hace unos segundos Edward se encontraba con ellos.

—¿Y que hace ella aquí? —le susurró Isabella a Alice.

Eileen rodó los ojos, no podía ser que aquella humana conviviera con vampiros y aún así no entendiera que no servía para nada susurrar.

—Créeme, a mi tampoco me gusta estar en este lugar —gruñó.

Alice, ignorando su mal humor, envió a Bella escaleras arriba para que se cambiara en lo que llegaba su padre. Dicho como hecho, Charlie Swan entró a su casa quince minutos después, en el cual Eileen tuvo que bajarse de la encimera.

—Buenas tardes, señor Swan.

Saludaron las dos al unísono, exaltando un poco al padre de Bella, aunque de igual manera les sonrió.

—Hola, Alice. Eileen, ¿verdad?

Eileen sonrió ampliamente, asintiendo. Sabía que, a pesar de tener cientos de años de edad, y exceptuando a Alice, era la que más pequeña parecía solo por su corta estatura.

—¿Qué las trae por aquí, chicas?

«Hay que buscarle una excusa a Bella para la batalla», escuchó a Alice en su mente.

—Queríamos invitar a Bella de compras —respondió Alice—. Sabemos que Edward no iba a estar con ella porque está haciendo planes con Emmett y Carlisle.

—¿Otra excursión? —preguntó el señor Swan.

Fue el turno de Eileen de asentir, colocando cara de pena.

—Sí, se van todos menos nosotras. A mi no me gusta el campo y Alice fue la única que se ofreció a quedarse conmigo. Nos han abandonado —dijo, haciendo un puchero.

Tal parece que su táctica de dar pena dio resultado, pues Charlie Swan, al verla tan afligida, se inclinó hacia ella y colocó la mano en su hombro, tratando de darle algún consuelo.

—Oh, ¿por qué no se quedan con nosotros? —ofreció Charlie—. No me gustan pensar que estarán solas en una casa tan grande.

Justo en ese momento Bella llegó hasta ellas, y luego de un pisotón de Alice pareció entender lo que debía decir.

—Papá —le llamó Bella—, es que aquí no tenemos mucho espacio. Dudo que a Alice y a Eileen les guste dormir en el piso de mi habitación.

Eileen y Alice pusieron cara de desconsuelo, mientras que Charlie parecía pensárselo.

«Háblale de Jacob», pensó Alice. «A Charlie le cae mejor Jacob que Edward para Bella, si escucha el nombre de Jake quizás la deje», Eileen tuvo que aguantar su risa ante esa ironía. Al final ni Edward ni Jacob iban a estar con Bella.

—Me parece buena idea quedarnos —dijo, sonriente, para luego fingir sorpresa—. Alice, si nos vamos a quedar aquí tengo que avisarle a Jacob.

Eso pareció captar la atención de Charlie.

—¿Jacob Black? —preguntó. Eileen asintió—. ¿Por qué a Jacob? Pensé que Edward no se llevaba bien con él.

—Oh, pero eso es él —respondió sonriente—. Jacob es magnífico, y es un muy buen amigo mío. Tuve la idea de salir de compras con él y Bella.

1. EXTRAÑA IMPRIMACIÓN | paul lahote ✔ Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang