CAPÍTULO DIECISIETE. - la calma antes de la tormenta

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—No creo que sea buena idea.

—Venga, vamos, te va a gustar.

Eileen volvió a mover la cabeza en forma de negación, subió sus pies a la cama de Paul, en modo indio.

—¿Por qué tanto miedo?

—No es miedo —suspiró—. Es que… ¿por qué tienes tanto empeño en que vaya a la playa?

Paul se cruzó de brazos, dándole una sonrisa traviesa. Entendiendo a que se refería, Eileen bufó, rodando los ojos.

—Es un día soleado, Paul, si mal no recuerdas: soy un vampiro.

Eileen sonrió, mostrando sus colmillos, lo que hizo que su pareja rodara los ojos.

—Eres terca.

—Y tu tienes problemas de ira y yo no digo nada —se defendió. Paul sonrió burlón—. Además, no tengo que ponerme.

Eileen jura, en serio lo jura, haber visto que la sonrisa de Paul se hizo tan grande que por un momento en vez de ser un lobo, se convirtió en el gato de Alicia en el País de las Maravillas. Eso no le daba buena espina, menos aún cuando su novio se volteó hacia su closet y sacó una pequeña bolsa que tenía el logo de una tienda de Port Ángeles.

—Alice es mi cuñada favorita.

Fue lo único que dijo Paul antes de entregarle la bolsa. Con desconfianza, Eileen la tomó y miró el contenido.

—Ni creas que me pondré esto.

La sonora risa de Paul se escuchó. Arrugó el entrecejo, mirando mal el bikini que había sacado de la bolsa. En serio, no entendía como Alice y Paul creían que ella podía entrar en esa cosa tan diminuta.

—Si me da el sol con esto puesto, cualquier persona que me vea va a saber que soy un vampiro.

—Pero te verás hermosa.

—Eres un sucio —bufó—. Tu sólo quieres verme casi desnuda.

—No lo voy a negar.

Eileen amaba a su novio, pero amaba más hacerlo molestar, así que con un plena seguridad tomó el bikini entre sus manos y se encogió de hombros.

—Bien, iré —aceptó. Paul celebró—. Me encantará enseñarle a los chicos como me veo con esto puesto. ¿Crees que a Jared le guste?

Y como preveía, la sonrisa de Paul desapareció por completo, y, en cambio, empezaron los gruñidos.

—Oh, no. Me encantará modelar esto frente a Quil y Embry.

Le dio una sonrisa inocente a su pareja, el cual estaba tenso y su calor corporal subía a cada segundo. Divertida, Eileen rodó los ojos y se acercó a besar la mejilla de Paul.

—Tranquilo, lobo feroz, es juego.

Lo que siguió, fue una acción tan rápida hasta para un vampiro. Paul la cargó, dejando caer el bikini a su cama, y la besó, rudo y demandante. Todo en esa escena trasmutaba posesión y enojo. Eileen no se hizo esperar, rodeo la cintura de su pareja con sus piernas y correspondió el beso con la misma intensidad.

Su espalda chocó contra algo, no le dio mucha importancia, y apretó a Paul más contra sí. Podía sentir su cuerpo caliente contra ella. Aunque era una de sus quejas diarias, Eileen adoraba que Paul andará sin camisa, más en ese momento, podía pasar libremente sus manos, acariciándolo, por todo su desnudo torso.

Paul se apegó más a ella, y de pronto sintió estabilidad, quizás ahora se encontraba arriba de la mesa de trabajo. Se separaron un momento, había olvidado que, aunque ella no lo necesitaba, Paul debía respirar.

1. EXTRAÑA IMPRIMACIÓN | paul lahote ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora