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"Te amo Rane. Eres mí lluvia... Lo eres todo para mí."

¡Mentira! Si me amara no me lastimaria, si me amara él estaría conmigo.

Rane estaba escondida en una habitación donde se almacenaba herramientas y algunas otras cosas que no le importaba, solo quería llorar en paz y tranquila.

Hace varios minutos la nave había despegado por lo que supo que había estado allí al menos una hora imaginandose una vida perfecta con Dravos, una vida que nunca tendría.

¿Que había hecho mal para que la quiera lejos?

No lo entendía y a estas alturas estaba cansada de intentar entender, ella quería a su Dravos de la fiesta, el Dravos amoroso que no la podía soltar por mucho tiempo, no a este Dravos que prefería lastimarla con sus palabras.

Tal vez... Solo debería olvidarlo, tenía otros nueve machos súper sexys en la nave pero su corazón los amaba a todos, incluyendo a Dravos. ¿Cómo lo olvidaría?

— Si tan solo me dijeras el porque yo intentaría buscar una solución...— Susurró con su cara escondida entre sus piernas.

En ese momento sin embargo sintió una fuerte sacudida que la asustó y luego otra, por alguna razón la nave estaba recibiendo turbulencia cada vez más fuerte y eso la asustó mucho más. Cuando vio que de las repisas las cosas estaban cayendo decidió que era momento de salir, con dificultad intentó abrir la puerta pero está parecía trancada e imposible de abrir,  forcejeó tanto pero está no cedía.

— ¡Oh mierda!— Exclamó asustada cuando una turbulencia provocó que se caiga al suelo.—¡AYUDA!

Rane sintió miedo realmente, estaba desesperada por salir había sido una mala idea encerrarse en ese cuarto pero había necesitado un poco de privacidad, sin embargo ahora la privacidad era lo menos que le importaba, solo quería salir de allí de inmediato.

—¡AYUDA!— Volvió a gritar aún más asustada.

Su cuerpo temblaba de miedo y no podía controlarlo, sus piernas aún no podían estabilizarse para pararse y más con los movimientos bruscos de la nave, sus rodillas le dolían y descubrió que en realidad se había lastimado de alguna forma que no recordaba pero eso no importaba, ella solo quería salir de allí.

—¡RANE!— Gritó alguien, pero ella no pudo identificar la voz.

—¡AQUI!— Respondió pegando la puerta.— ¡AYUDA!

— ¡RANE! ¡¿DONDE ESTAS?!

— ¡ESTOY AQUI!— Rane agarró un objeto de metal, como una barilla, y comenzó a golpear la puerta para hacer ruido.

Entonces escucho que el macho al otro lado trataba de forzar la puerta para abrirla y Rane se levantó como pudo empujando la puerta para ayudarlo. Durante unos minutos no pidieron abrir la puerta hasta que de pronto está fue arrancada con violencia y Rane cayó de frente sobre el macho que la rescató.

— Rane.— Dijo el macho aliviado, Dravos, sus tentáculos la envolvieron asegurando la y ella se aferró a él llorando por el gran susto que pasó y aún sentía.— Todo está bien princesa, todo está bien. Solo es una turbulencia.— Dijo el macho consolandola.

— ¡Tengo miedo!— Exclamó asustada aferrándose a él.

— Lo sé.— La abrazó el macho.— Pasará pronto, hay una lluvia de meteoritos en el camino por eso la turbulencia pero estaremos bien.

Rane le creia  que todo estaba bien ya que sentía que los movimientos de la nave se volvía más y más violentos, realmente estabas aterrada y para completar la desgracia la luz se fue en ese momento.

—¡OH DIOS!—  Gritó asustada.

— Shhh tranquila, estoy aquí.— Dijo Dravos tratando de calmarla y la llevó con cuidado hacia una esquina y la puso entre la pared y su cuerpo, proegiendola de los movimientos.

— ¡Que pare ya!— Sollozò.

Dravos sabía que Rane jamás había vivido algo así antes y siendo sincero tampoco era muy buena la situación, el hecho que las luces se fueran significaba que la cortaron para usar toda la energía de la nave en los propulsores lo cual quería decir que Hexel estaba apurado por salir de una situación peligrosa, la cosa realmente estaba fea pero Rane no necesitaba saber eso.

— ¡Rane escúchame a mi! ¿Si?— Exclamó el macho tratando de tranquilizarla pero el ruido era más fuerte que él así que se acercó al oído de Rane mientras la abrazaba firmemente con sus brazos mientras sus tentaculos se aferraban a cualquier cosa para sostenerlos a ambos.— ¡Te amo! ¡¿Si?! ¡Me vuelves loco a cada segundo! No puedo dejar de pensar en ti. Estás en mí mente en todo el momento.

Rane no sabía que decir, no sabía si Dravos le decía eso para calmarla o si realmente sentía eso por ella pero decidió aferrarse a él porque ella sabía que lo amaba demasiado.

—¡No juegues conmigo Dravos!

— ¡No lo hago!— Dravos jadeo cuando un movimiento muy fuerte casi provocó que suelte a Rane.

—¡¿Por qué me dices esto ahora?! ¡No me digas que crees que vamos a morir y estás son tus últimas palabras!

— ¡No!— Dravos la abrazó más fuerte.— ¡Te lo digo porque no quiero seguir lastimandote más!

—¡Entonces dime porque no quieres estar conmigo!

Dravos calló en esa momento, no estaba seguro de decirle la verdad pero lo que había sucedido en la mañana realmente lo destrozó más que nada en el mundo. Si bien él pensaba que era mejor que ella lo odiara, no esperó sentir ese dolor tan fuerte de nuevo.

—¡ Vas a odiarme!

— ¡Realmente odio que no quieras decirme!— Exclamó más enojada que asustada ahora.—¡¿Por qué no dejas que yo lo juzgue?!

—¡Porque no quiero volver a perderte, no lo resistiré está vez!

—¡Me perderás si no me dices que me escondes!

Dravos suspiró frustrado debatiendose entre revelar su secreto mejor guardado o no. Finalmente los movimientos bruscos se habían detenido aunque la nave iba a gran velocidad, eso significaba que el peligro había pasado y que ya estaban a salvo.
Incluso la luz volvió y cuando Dravos miró la cara pálida con rastros de lagrima que había derramado antes y después de que la nave se pusiera en peligro, Dravos supo que ya no podía ocultarlo más.

— La verdad es...

Y en ese momento el mueble que estaba al lado de ellos y por el cual Dravos se había sujetado, se cayó sobre él dejandolo inconsciente.

—¡Dravos!


Crónicas de Hyurilk: RaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora