Despedida

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- Esto no es bueno... - A su lado oyó a G bufar por lo bajo, como si hubiera dicho algo muy obvio. Lo era, a fin de cuentas.

Había comenzado con cosas tontas, si ignoraba lo de los animales, como el hecho de que no había llovido en más de dos meses. Desde que Takeshi apareció, realmente. No había habido tormentas en más o menos ese tiempo. La zona no solía tener tormentas, pero si no había lluvia y estaban ambos elementos en forma humana por el lugar como si nada pasara...

Solo podían pensar lo mismo con los rayos y truenos y la niebla. En donde estaban rara vez pasaban esas cosas, pero ahora debía ser nulo. Las nubes, desde unos días antes de dar con Kyoya, habían desaparecido. Eso, sin importar como se dijera, no era normal. Iban para dos semanas sin ni una nube cruzando el cielo.

La personificación de las nubes estaba, casualmente, durmiendo en el techo como si nada malo ocurriera, un chico acostado en su regazo mimando a un par de aves que aprovechaban la oportunidad. Las personificaciones de la lluvia y tormenta estaban abajo, manteniendo un ojo en ellos, uno tratando de calmar a unas ovejas y fallado y el otro leyendo un libro, respectivamente.

Lambo, quien era rayo y trueno en forma humana, andaba durmiendo a pierna suelta sobre la rama de un árbol, sin cuidado alguno. Los gemelos, niebla y espejismo, andaban preparando otra función y metiendo con unos cuantos pobres desafortunados.

Hoy no había sol, estaba la luna. Nada más y nada menos en las alturas. Parecía que fuera de noche, y la personificación del sol andaba trotando por todo el lugar sin descanso. Sea lo que sea que hubieran arreglado para Sun había perdido efecto, y no creía que fuera a mejorar.

Todo por la personificación del cielo mismo.

- Esto no hubiera pasado si fueran mas unidos. – Alaude, quien estaba en la ventana con los ojos cerrados y aparentemente despierto a pesar de la impresión de estar durmiendo, asintió a sus palabras.

De hecho, eso no fue lo único que hizo:

- Patéticos. – Con malhumor y decepción.

No era de extrañar la razón de esto, y Alaude no estaba precisamente solo en esto. Después de todo, las maravillas que Tsunayoshi siempre les hablo de su familia habían sido opacadas al conocerlas de verdad.

El asesino incapaz de sentir satisfacción o remordimiento de sus víctimas, siempre usando una sonrisa, que en verdad solo era juguetón y bromista. El terror y la curiosidad que este personaje traían era opacada al saber que era un ser indolente y que no era un buen amigo como Tsunayoshi había dicho que era. Después de todo, si Rain sabía que Sky no le agradaba que asesinara sin razón, ¿cómo podía llegar y hacer masacres por tonterías?

El ser que se molestaba con gran facilidad, tenía mal genio, al igual que increíblemente leal e inteligente. Si era tan listo y tan leal, ¿cómo Storm no se había dado cuenta de lo que podría pasar al dejar a Sky solo?

Los gemelos, los extraños, talentosos y juguetones gemelos. Podían sonreírte dulcemente y en verdad planear tu muerte y nunca lo sabrías. Maestros del engaño, nunca se sabía lo que pudieran estar pensando. Si eran tan talentosos, ¿cómo podían haber pasado por alto la ausencia de alguien frecuente en sus actos, uno que conocían muy bien?

El ser sumamente infantil, increíblemente dormilón, que hacia desastres sin proponérselo y usualmente molestaban por accidente. Un poderoso ser cuyos pataleos podían oírse en ciudades, y cuyo malhumor podía tocar la tierra y causar incendios y muertes. Las historias divertidas y un tanto escalofriantes de trueno y rayo se perdían un poco, ¿pues como un ser que generalmente era socorrido por Sky podía no extrañarlo o al menos preguntarse que había pasado?

Sky's MayhemWhere stories live. Discover now