Vongola

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- ¿Estás seguro de que eso es lo que quieres hacer? – No se molestó en mirar a nadie. Sabía cuál sería la respuesta. Era mejor así, era mejor que no viera como en verdad se sentía con el tema.

- Si, espero que no le moleste a nadie… - Contuvo una risa a duras penas, ¿molestar?

- Tus amigos van a seguirte hasta el fin del mundo. – Y lo quisiera o no: - No vas a poder detenerlos, te harán la vida triste si lo intentas. – Muy, muy triste. – ¿No es así chicos? – Eso significaría que todo había acabado. Estaría solo otra vez.

Si bien no hubo más que afirmaciones y una pequeña pelea porque alguien le dio un chichón de a gratis a Giotto por estar de tonto, se vio en la mira de miradas raras. El primero en decir algo, con una ceja arqueada y una sonrisa burla, fue Demon:

- ¿Acaso no piensas unirte? – También lo estaba haciendo para provocar conmoción, incluso si la fuente principal era confusión. 

- No. – Era mejor solo ser sincero y no caer en problemáticas. – Y antes de que supongan que por mi edad o simplemente soy muy pacífico y todo eso, les recuerdo que aun puedo patear traseros. – Que no lo hiciera o lo hiciera de formas estúpidas era otro tema. – La cosa es que ya ustedes son una familia. – Desde el principio. Ahora era solo mucho más evidente.

- Nufufufufu… - El hombre con cabeza de melón abrió la boca para decir algo, pero le ganaron:

- Somos familia. – Extrañamente fue Alaude. Y con muy mala cara debía admitir.

No entendían, ninguno de ellos…

- Sí y no. – Suponía que tenía que explicarles bien. - ¿Recuerdan cuando me preguntaban sobre las llamas?, ¿cómo se las enseñe a usar y todo eso? – Asintieron, a diferentes tiempos. – Hay cosas que no les dije, no pensé que fuera necesario, pero ya que estamos en esto… - Que de otra. – Nunca les dije los nombres de sus llamas…

Señalo a Giotto, quien levanto la cabeza inmediatamente de la mesa, en sorpresa.

- Tus llamas se le conocen como las llamas del cielo, y una de sus caracterizas es armonía. – Claro que las características ya la sabían. Solo no había dicho el pequeño detalle de: - Aparte de sus habilidades prácticas y ofensivas, Giotto, también tiene otro tipo de influencia. – Esto podría caer mal. – Atraes, Giotto. Atraes a otros elementos, y haces lazos, unos más fuertes que otros. – Y la cosa era: - Los lazos más fuertes están a tu alrededor, son tu familia, y si bien puedes hacerla más grande, ya tienes a los principales. – Y, además: - Te recuerdo que tus llamas son puras, son fuertes, y no son tan comunes como las demás. No puedes evitarlo, pero es leve así que no tienes mucho porque preocuparte. – Aparte de que no era fuerte en sí, los chicos molerían a palos a cualquier competencia. 

Extrañaría su presencia. Aun no sabía si debería irse y dejarles el lugar o no. De cualquier forma, tenía que volver a su hogar. Sabía que por un tiempo no pasaría nada de nada, pero no podía permanecer allí por tanto tiempo. Era una lástima.

- Giotto, sé que tienes en tus prioridades que no pelee y que no me involucre mucho, porque no soy tan fuerte como ustedes. – Podría patearles el trasero a todos, pero bueno. Algunas cosas eran mejor no decirlas. – Me temo que habrá un conflicto allí si me uniera. – Un grave conflicto. Muchos problemas. Si esperaba que no se fuera a involucrar y quedarse en casa como una persona corriente… - También me temo que nadie me dice que hacer, y ya que tú eres el jefe de tu grupo… - Lo dejo abierto, a propósito.

Con eso no necesitaría dar otra-

- Nadie nunca te ha dicho que hacer papá. – Quedo petrificado ante esto. No pensaba en… no, más le valía que no. – No-

Sky's MayhemOù les histoires vivent. Découvrez maintenant