EXTRA II

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" Los Consejos de Ulrich"

(Este extra lo subí antes de la corrección, so, es distinto al capítulo que tiene la perspectiva de Eros, no lo quito porque me da risa😂)

   

  Hacía menos de media hora que Hunter y Sol, se fueron. Hera y Agnes se ayudaban mutuamente para asearle las heridas a Helsen y ponerlo a dormir en el sofá. En todo ese tiempo, Hera se había contenido de lanzarle víboras a su hermano en forma de palabras.

Pero ahora que se atrevió a bajar por la botella de whiskey con que planeaba partirle el cráneo a su tío, no pudo morderse la lengua.

-¡Te has pasado, Eros Tiedemann!-le grita furiosa hasta los huesos, apuntándole con una uña garra carmín-. ¡Te advertí que con mis amigas no! ¡Y es lo primero qué haces! ¡Lo volviste a joder!

El cuerpo petit de la rubia no podía contener tanta rabia, explotaría de ser así. Con la mirada brotada en lágrimas y el corazón estrujado, tira el paño que usaba en su tío al suelo  y como si no llevase tacones, sube los escalones a velocidad preocupante para sus tobillos.

Eros no le presta atención, va tan inmerso en su mente desastrosa, tratando de comprender que había pasado, que ni siquiera la escuchó. Como un zombie, le pasa por un lado a su padre y se dirige a las escaleras, de regreso a su habitación, a intentar de comprender como se siente, puesto que nunca lo había experimentado antes. Agnes se pone de pie con la intención de ir con él a quitarle la botella, pero Ulrich le gana, mostrándole la palma de la mano.

-Yo me encargo-le dice, ella conociendo al hombre con el que ha compartido más de veinte años de su vida, duda y duda mucho.

-No creo que sea lo mejor-masculla, pero él niega, removiendo su cabello espeso.

-Asuntos de hombres-declara en son de broma, calándole un beso en la frente-. Ya vuelvo.

Ulrich como Eros, no sabía cómo sentirse al respecto. Nunca había estado en esa posición y no esperase que fuese tan pronto, aunque él estuvo en los zapatos de hijo siendo todavía más joven.

Entendía como su hijo se sentía, se veía reflejado en él, hacía muchísimos años, desde que la mujer que le espera abajo, le propinó un lamparazo en la cabeza que le dejó una cicatriz de cinco centímetros, y casi se gana otra igual cuando se le ocurrió bromear que su verga medía el cuádruple.

Comprendía el no comprender, porque eso pasa cuando te enfrentas a lo desconocido, no sabes la magnitud del asunto hasta que te tiene hundido hasta el cuello.

Eros sabe que está ahí, mirándole desde la entrada de la alcoba, pero escasea de humor para tratar con él, así que enciende un cigarrillo y toma asiento en la silla delante del escritorio. No quería tocar esa cama, que estaba seguro, todavía tenía el aroma a verano de ella. No tenía ni una puta idea de a que exactamente olía el verano, pero Sol era tan refrescante que para alguien como él, criado en eternos inviernos, eso significaba. Un dulce verano.

Ulrich hace años que abandonó ese vicio, desde el primer embarazo de Agnes, porque no quería separarse de ella y no quería causarle más daño. Pero esa noche necesitaba compaginar con Eros, entrar en su contexto, uno le ayudaría con eso. Así que extrae un cigarro de la caja y lo enciende, escrutando el temple alicaído de su primogénito, tan parecido a él más allá de lo físico, que agradece el cabello rubio heredado de su madre, de otra forma, le podría llamar reencarnación en vida.

Eros conecta las intenciones de su padre, y se siente un niño de nuevo. Le incomoda, la última vez que hablaron de ciertos temas, le dijo explícitamente lo que había que hacer con las mujeres, y lo que no. Aún recuerda el asco, porque sabía que lo había aplicado en su madre.

The German Way #1 ✓ YA EN LIBRERÍASHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin