"17"

245K 14.5K 24K
                                    

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

"There she was, my new best friend
High heels in her hand, swayin' in the wind
While she starts to cry
Mascara running down her little Bambi eyes
"Lana, how I hate those guys"

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂





—Iré a maquillarme, ¿bien? Les escribo cuando vuelva a casa.

Corto la conexión, soltando el aire que no sabía, estaba reteniendo. Ellas tienen razón, no me produce ninguna emoción salir con Ricardo, estoy segura que hace dos días también lo sabía, pero el enojo debido a la desfachatez de Eros de afrontarme a la mitad del pasillo con su hermana a unos metros, me sirvió de pésimo gusto a darle una respuesta favorable a la invitación.

La furia e indignación me tragarán entera si me atrevo a desglosar hecho por hecho lo que me trajo a esta situación. En conclusión, le sigo regalando poder a Eros sobre mis decisiones, si no fuese por su maldita culpa, jamás habría dicho que sí.

Y lo sabe, es muy posible que el imbécil escuchase mis planes, debe estar riéndose de mí y mis anodinas ganas de asistir a esa cena.

Reviso la hora en el celular. Las siete y quince de la noche, en una hora Richi vendrá por mí y yo todavía sigo con la cara deslavada, el cabello plagado de nudos y el paño húmedo de la reciente ducha cubriéndome el cuerpo. Arrojo la prenda a la cama y escarbo en la gaveta por un bonito conjunto de lencería y enseguida me entretengo con el maquillaje.

Pude prescindir de su presencia toda la semana, aún con su vehemente mirada encajada en mi nuca o detallando mi perfil, claro que lo percibí y esas eran sus intenciones, pues nada disimulado fue. Lo tuve persiguiendo mi figura como un ave carroñera, esperando devorarme a la primera caída. 

Pues que se joda. Él y sus bonitas pecas. Desde este momento, lo expulso de mi cabeza.

Conecto el celular a la bocina inalámbrica que saque al contado del trabajo y me concentro en esparcir uniforme las cremas y demás productos, disfrutando el ritmo de la música y bebiendo mi merecido vaso de agua y extensos minutos después, contemplo el resultado final en el reflejo, satisfecha con ello, y antes de adentrarme al vestido, le arrojo una gotas de perfume, el mismo que restriego bajo las orejas, las muñecas, el pecho y entre los muslos.

Una vez lo vi en un ritual en una novela de las nueve de la noche, no dejo de hacerlo desde entonces.

Las siete y cuarenta. Veinte minutos más.

Me visto y dejo caer el cabello sobre mi espalda, mi celular suena anunciando la entrada de una llamada, el pánico me recorre pero se desvanece cuando leo el nombre de Hera en la pantalla.

Deslizo el dedo y presiono la opción de voz alta, tratando de desanudar las hebras sin arrancarme la cabeza.

—¡¿Por qué no revisas los mensajes?!

El grito rompe tímpanos me hace arrugar las facciones y alejarme un paso del aparato. Oigo la risa de Lulú en el fondo, por lo que no me preocupo de que algo malo haya ocurrido.

—Estaba maquillándome, Dios, ¿qué pasa?

—¡Eros ha salido de aquí con dirección a tu casa!

De súbito, la sangre se agolpa fría en mis talones.

—¿Hace cuánto?—cuestiono recogiendo el celular, desactivo el altavoz y lo presiono contra mi oreja.

Me muevo como un torbellino por toda la habitación, metiendo lo necesario para salir del apartamento antes de la llegada de Eros. Toparme con él y su genio de mierda es lo último que necesito en este momento.

The German Way #1 ✓ YA EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now