𝐸𝑙 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑑𝑒𝑙 𝑑𝑜𝑙𝑜𝑟 [𝑆𝑒𝑣𝑚𝑖𝑜𝑛𝑒]

Capítulo 22🔹

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McGonagall se sentó correctamente en la silla abriendo su túnica exterior que había dejado colgada a un lado: "Como había prometido, tengo algo para ti". Se inclinó hacia atrás sacando la bolsa de cuentas de su bolsillo.

Hermione levantó las cejas, lo había olvidado. Se desenroscó lentamente mirando hacia la voz. Sintió que una mano cálida y suave tomaba su muñeca abriendo la palma antes de que algo abultado fuera colocado dentro. Minerva la ayudó a guiar su nuevo regalo hasta su regazo mientras pasaba los dedos por encima tratando de averiguar qué era.

"Te pertenece". Dijo con delicadeza, observando a la chica examinar su textura exterior con la misma concentración que tenía cuando aprendía un nuevo hechizo o encantamiento. Esperaba que la bolsa le ayudara a refrescar sus recuerdos de alguna manera, pero evitó que la decepción apareciera en su voz cuando la chica la miró con curiosidad.

"¿Una bolsa?" preguntó Hermione suavemente mientras palpaba la cremallera.

"Sí, un bolso muy especial, creado por ti misma". Minerva se echó ligeramente hacia atrás en la silla de Snape esperando con la respiración contenida a que la abriera.

Hermione estaba un poco emocionada por tener algo propio. Cuando abrió la cremallera y metió la mano, jadeó cuando su brazo se sumergió profundamente en el interior. Pudo sentir muchas cosas contra su palma y giró su mano envolviendo un poco de tela.

Sacó una camiseta, estaba sucia y vieja, con el escudo de Hogwarts Gryffindor bordado en el centro, aunque la mayoría de sus hilos habían empezado a deshilacharse. Hermione no pudo contenerse y se la llevó a la nariz, una costumbre suya para la que no recordaba el origen. Arrugó un poco las cejas, tenía un suave perfume. ¿Era de ella? Minerva había dicho que la bolsa era suya, así que no habría sido raro encontrar su propia ropa dentro. Sonrió suavemente y la dejó en su regazo antes de volver a meter la mano.

Una emoción infantil llenó su rostro al preguntarse qué encontraría a continuación. Sintió un montón de libros contra su brazo, pero los pasó por alto. No podría leerlos aunque quisiera. Decidió esperar hasta más tarde y rodeó con sus manos algo fresco y largo. Inclinó la cabeza mientras lo sacaba, dejando que la bolsa cayera sobre su regazo mientras usaba ambas manos para examinar lo que había encontrado.

"Brillante". Susurró al darse cuenta de que era un cepillo para el pelo. Se lo llevó al pecho por un breve momento antes de dejarlo caer en su regazo con la camisa.

Minerva sonrió alegremente mientras dejaba que la chica sacara lo que quisiera. La tensión que había llevado a la casa con ella había empezado a relajarse un poco antes de darse cuenta de la otra tarea que no podía prolongar mucho más. Una tristeza cargada de culpa apareció en sus ojos mientras se ponía de pie lentamente para enfrentar al hombre de negro.