Capítulo 7

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Erick

Luego de salir del café, decidí tomar otro camino para llegar a casa. Necesito pensar en un lugar relajante, tranquilo. Ahora mismo mi apartamento no es la mejor opción, no necesito estar en ese lugar deprimente. Me siento en un banquillo de la plaza pública, me pongo a pensar y sin darme cuenta estoy hablando con mi perro sobre ella.

La forma en que sus ojos me miraban me recuerda mucho a Sara. Esa calidez única de su mirada, que me envuelve, me abraza y siento que esto solo pudo haber sido cosa de ella.

Estoy confundido, estoy nadando en un mar de nostalgia, pero a la misma vez siento que me estoy enamorando de ella.

Aún me queda un poco de tiempo antes de que se esconda el sol. Así que me decidido por pasar por el cementerio a visitar a Sara, antes de llegar a casa. Necesito aclarar mi mente, desahogarme, necesito volver a hablar con ella.

En la entrada compro un ramo de flores, como siempre hacía antes de visitar su tumba.

-¡Erick hola! Hace un tiempo que no te veía por aquí.- El viejo William es el dueño de la "Floristería andante" frente al cementerio.

-¿Cómo te va en el negocio?-

-Bien, bueno a decir verdad ya no es lo mismo que al principio. Últimamente las personas prefieren venir aquí, una vez cada tres años...- Al ver que mi semblante cambia, creo que se ha dado cuenta de lo que pasa por mi mente. -Claro que no lo digo por ti..., es solo que, bueno ya sabes cómo funciona eso del negocio de las flores de mentira. Ya nadie se toma la molestia de comprar flores reales, naturales, para no tener que venir por un buen tiempo a cambiarlas por unas más bonitas.-

Escojo las flores favoritas de Sara, las margaritas, y en medio les coloco un tulipán rojo, como símbolo de amor eterno.

-¿Cuánto me cobras por estas?-

-Me ha gustado verte pasar por aquí nuevamente, llévaselas, no te preocupes, que no tienes que pagarme nada.- Me siento extraño pues no esperaba tanta amabilidad después de tanto tiempo.-

-Oh vamos William, ¿qué hay con lo de tu negocio? Ya casi no ganas dinero, le voy a dejar estos 20 dólares por aquí, acéptelos por favor.- Coloco el dinero en sus manos, le doy un fuerte apretón para que los acepte y me volteo para seguir mi camino.

-¡Erick espere!- Veo que se dirige hacia mí con otro tulipán en la mano. -Tenga este otro tulipán, recuerde, el amor, si es eterno, tiene que venir de las dos personas...- Le doy las gracias y continúo mi camino pensando es esas palabras que me acaba de mencionar.

Me siento culpable por esto que estoy sintiendo. Sara ha sido mi gran amor, la persona que siempre estuvo a mi lado, en las buenas y en las malas, y no la quiero traicionar.

Llego a su tumba y está tal como la vi la última vez, solo que el jarrón en el que recuerdo haberle dejado flores ya está vacío. Coloco las flores que acabo de escoger y le acomodo el tulipán que me entregó William, junto al otro en el medio.

Me acomodo frente a la placa con su nombre y me llegan las imágenes a mi mente de aquél día en el parque repleto de margaritas.

-¿A que no me atrapas?- Sara siempre sonriendo. Éramos como dos adolescentes jugando siempre. Con ella los problemas, no eran problemas.

-¡Te atrapé!- Le digo mientras la tomo entre mis brazos y caemos junto a Sam en el césped. Entre risas y risas nos recostamos, los dos, mirando al cielo y luego de un silencio comenzé a escucharla pronunciar unas palabras.

-Erick, amor, gracias por venir a visitarme- No recuerdo haber escuchado exactamente eso aquel día pero estoy tranquilo, aquí recostado a su lado y si esto es un sueño, no quiero despertar... -No debes sentirte mal por lo que estás sintiendo. Por lo que he visto Anna es una buena chica. No te preocupes por mí yo me encuentro bien. Debes continuar tu vida, resolver tus problemas. Yo siempre te voy a amar y claro que me encargaré de que, en su momento, nos volvamos a encontrar. Pero aún te queda una larga vida por delante y no te debes rendir hasta vivirla.- Nada a nuestro alrededor se mueve, ni siquiera ella, solo yo. Pero en el momento en que pronuncia estas palabras siento sus manos en mi pecho y sus labios dejando un dulce beso en los míos. -Ahora debes continuar y recuerda, nunca tengas miedo de escuchar a tu corazón, al final eso fue lo que nos unió.-

Todo se va desvaneciendo y me encuentro junto a Sam que preocupado, ha comenzado a mordisquear mi mano.

Ya es de noche, una linda noche, quizá la más linda en mucho tiempo. Miro al cielo y a la hermosa luna llena y las únicas palabras que puedo pronunciar son -Gracias Sara.-

"Destino final"Where stories live. Discover now