Capítulo 11

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Erick

Ya es sábado, al fin, repito varias veces en mi mente. El día de ayer pasó lento, quizás porque tampoco pasé por la estación o porque estuve básicamente todo el día organizando mi apartamento. Estoy muy entusiasmado pues me he decidido a cambiar un poco los planes en cuanto a la cita con Anna. Me encuentro nervioso pues no sé si le gustarán este tipo de ambientes pero me he propuesto dar lo mejor de mí para causar una buena impresión. He solicitado ayuda a una de las administradoras del edificio, y de no haber sido por ella todo hubiera sido un completo caos.

Son aproximadamente las 4:00 de la tarde y noto que todavía me faltan algunas cosas por comprar, dejo el horno a una temperatura baja y salgo un momento a la tienda de la esquina. Me percato de finalmente tener a la mano todo lo necesario y regreso rápidamente a casa, puesto que mis planes son ir por ella antes de que se esconda completamente el sol.

Ya la comida está lista. Me doy un buen baño y utilizo esa colonia que tanto le gustaba a Sara. Esto me trae varios recuerdos, pero como dijo Sara, tengo que escuchar a mi corazón y seguir adelante con mi vida.

He comprado un nuevo par de zapatos que combinan con una vieja camisa de botones que no recuerdo haber usado más de una vez, así que pude guardar el dinero restante para comprar lo necesario para la cena.

Salgo justo a Sam, que por supuesto también he tratado de arreglar un poco, y mientras vamos de camino noto que se ha quedado atrás. Llegamos a su casa y me encuentro nervioso espero que todo salga bien. Me percato de que he olvidado traer al menos una flor para recibirla con algo bonito, pero justamente en ese momento aparece Sam con una rosa de jardín.

—Gracias amigo. — Le ofrezco una mirada de agradecimiento y mentalmente me pregunto ¿qué sería de mí sin mi pequeño amigo fiel?

Estoy listo para tocar a su puerta, me aclaro la garganta y me aseguro de tener bien abotonada la camisa. Cuando finalmente abren la puerta me llevo una gran impresión.

No tengo palabras para describir lo que mis ojos tienen delante en estos momentos, pues a pesar de solo haber planeado pasar por un helado, mi chica está encantadora. Es la primera vez que la veo así de arreglada pues las veces que nos hemos visto ha estado con el uniforme del colegio, pero ahora lleva un hermoso traje a la rodilla con estampado de flores, unas zapatillas obscuras y el cabello recogido hacia un lado, complementado con un hermoso labial que combina perfectamente con su color de piel.

—Estás hermosa. — No encuentro que más decir pues en realidad ninguna palabra alcanza para describirla.

—Gracias. — Noto que se ha sonrojado un poco así que le hago una señal a Sam para que se asome y le entregue la rosa. —Que detallista, amiguito. — Una sonrisa es lo que me basta para convencerme que todo saldrá bien.

A medio camino nos detenemos y saco una venda de mi bolsillo.

— ¿Qué está pasando?— Pregunta aterrada, pero esta no era mi intención.

— No te preocupes, confía en mí. — No quiero echarlo todo a perder. Ha seguido conmigo el camino, así que supongo que ha logrado calmarse.

Llegamos y tomamos el ascensor, pues no quiero que haya ningún tropiezo.

— ¿Hacia dónde vamos?— En el momento que formula esa pregunta ya hemos llegado. Mi ayudante se ha encargado de servir la comida en el momento en que hemos llegado al edificio, así que ya todo está completamente preparado y puedo quitarle la venda de los ojos a mi chica.

—Wow— Está asombrada y algo en su semblante me dice que realmente le ha gustado la sorpresa. —

—Contestando tu pregunta, nos encontramos en el tejado del edificio en que vivo. —

— ¿Todo esto lo has hecho tu solo?— Dice admirando la mesa y las flores que he colocado encima y a un lado de esta.

—Digamos que tuve un poco de ayuda. — Me percato de que por el asombro, estamos aquí parados todavía, así que me muevo rápidamente hasta una de las sillas para invitarla a tomar asiento.

"Destino final"Onde as histórias ganham vida. Descobre agora