Capítulo 25

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Erick

Hoy le puedo sumar un día más a mis días sin ella. Ni un mensaje, ni una llamada. Ninguna señal de mi chica. Me pregunto, ¿cómo habrá pasado su cumpleaños? De seguro debe estar complacida por allá. O quizás esté completamente incomunicada. ¿Cómo es posible que después de lo que pasó entre nosotros se haya alejado? ¿Tendrá que ver esto con la razón de su mudanza? Así me he pasado el tiempo desde que intenté comunicarme con ella y la llamada nunca llegó.

Las horas en el trabajo pasan lentas y el día se me hace largo. Pero prefiero estar en todos lados menos en casa, el único lugar que me llena de recuerdos. Aunque ya no me concentro tanto en eso, pues ya casi llego a la cantidad final de dinero que quería ahorrar para poder irme lejos y comenzar una nueva vida. Lo que me duele es estar solo, sin mi chica y mi mejor amigo, Sam. Saber que ya que me comenzaba a ilusionar con un futuro diferente, y que la vida me volvió a arrebatar de las manos la posibilidad de volver a ser feliz me enfurece mucho. Sin embargo sé y siempre tengo presente que esto no es culpa de ella, aquí la única que nos ha destruido la posibilidad de vivir un futuro juntos, llenos de ilusión y sueños por cumplir, ha sido esa vieja malvada, su abuela.

He salido de mi trabajo y ni siquiera me dirijo a la estación para tomar el autobús que me lleve a casa. Prefiero caminar sin rumbo alguno aun cuando ya no tengo quién me acompañe. Estoy concentrado en todo menos en mirar hacia delante, mi camino, cuando sin darme cuenta he tropezado con alguien a la salida de la farmacia y le he tirado parte de su compra al suelo.

—Lo siento mucho, señora déjeme...— Me encuentro con esta mujer de piel canela y pelo canoso y soy capaz de reconocerla al instante, pero ella anda tan concentrada en recoger lo que, sin querer, he tirado al suelo que no ha logrado reconocerme.

—No se preocupe yo andaba con un poco de prisa y no me he fijado tampoco. — Menciona antes de voltear a mirarme y darse cuenta con quién se ha tropezado. — ¿Erick?, Eres el novio de Anna ¿o te he confundido?—

—Soy yo. — No sé qué más decir, lo único que retumba en mi cabeza es la posibilidad de saber algo de mi chica.

— ¿Qué andas haciendo por aquí?— Pregunta pero luego se avergüenza por el atrevimiento.

—Solo caminaba. — Contesto brevemente para tener oportunidad de preguntar por Anna. Al notar que asiente y tiene la iniciativa de continuar lo más pronto posible con su camino agrego —Bueno, estos días no he sabido nada de Anna, tengo entendido que se ha marchado con su tía. Pero solo ha dejado una nota. No quiero juzgar sin saber pero me ha contado lo que hizo su padre y desde ahí solo ha habido problemas. — Intento terminar de hablar y preguntarle por ella para finalmente dejarla ir pero María me interrumpe.

—Creo que las cosas no han pasado como debían de ocurrir. Todo tiene su explicación, pero ¿Qué te parece si me acompañas a casa? Te prometo que entenderás todo.

Caminamos hacia la casa y por el camino es todo silencio. Me he ofrecido a llevar la bolsa que le he tumbado a María y me he dado cuenta de que adentro no hay más que unos cuantos potes de medicamentos, pero no me concentro en eso.

Finalmente llegamos y me invaden los recuerdos de la primera vez que vine aquí. Pasamos adentro de la casa y ésta está vacía. El señor Leo no está.

—Está por llegar de su tratamiento. — Menciona al notar mi curiosidad por no verlo en la casa.

— ¿Tratamiento?— Contesto algo confundido. Pensé que ya todo había pasado y que Leo había mejorado bastante las últimas veces que supe de él.

—Verás de eso trata todo esto, por eso te traje hasta aquí. Quizás llegue a tiempo para explicártelo él mismo, pero para no hacerte perder más tiempo creo que comenzaré yo. — Me invita a tomar asiento y una taza de café, la cual niego al instante ya que no me gusta y solo quiero saber por qué han dejado a mi chica abandonada con esas personas tan crueles que se hacen llamar familia, luego continúa. —Leo tiene una grave enfermedad en los huesos, cáncer (osteosarcomas), la cual es poco probable que le dé a personas de su edad, por tanto está teniendo sus complicaciones. Él se enteró pocos días antes de que apareciera la tía de Anna por aquí y en cuanto ella vino y se dio cuenta en las condiciones que estaba la situación se aprovechó de él y le hizo firmar el documento renunciando a la custodia de la niña. Leo lo hizo solo pensando en el bienestar de Anna, el sólo pensó que allá le darían una vida mejor, nunca pensó que fuera peor estar al cuidado de ellas. Pero yo siempre supe que no era una buena idea, lástima que no era mi asunto. — Se me hace raro que mencione estas últimas palabras.

—Lo dice como si supiera todo lo que ha pasado. — María se levanta y busca un papel dentro de la libreta, del señor Leo, que está encima de la mesa junto con una caja con las letras que dicen Leo y Anna.

Hola papá, te escribo estas palabras, para agradecerte por haber aguantado todo este tiempo mi presencia. Desde que pasó lo de mamá no ha sido fácil, lo sé, por eso te quiero pedir perdón. Aquí no me han tratado bien, pero mi tía me llevará con ella fuera del país y tengo la esperanza de luchar para poder conseguir librarme de ella y salir adelante sola, como lo hicieron tú y mamá. Solo queda decir adiós y nuevamente perdón. Ojalá algún día puedas volver a ser feliz.

Anna.

Una vez he leído la carta y he admirado las cosas dentro de la caja, levanto la vista hacia María que está ayudando a Leo a levantarse de su silla de ruedas para entrar a la casa y se sorprende con mi presencia aquí.

Ya comienza todo a tomar forma para mí. No hacen falta más explicaciones. Además ya veo que no fui el único del que se despidió con una nota.

Me despido de los dos, ya que tan solo una mirada hace falta para entender que Leo quiere estar a solas para descansar pero que está consciente de que yo soy la única persona que lo puede ayudar a recuperar al menos la confianza de su hija.

De camino a casa pienso que esto aún no se ha acabado. Tengo que hacer algo, conseguir a mi chica antes de que sea demasiado tarde para que se entere de la verdad.

"Destino final"Where stories live. Discover now