✓ DRAGONS, harry potter [#1]

156. 𝗡𝗔𝗩𝗜𝗗𝗔𝗗

—No está mal, princesa dragón —respondió volviendo a lamer el helado y levantándose del suelo.

—Tómalo como un regalo y un agradecimiento.

Zoë sonrió de lado y volvió a concentrarse en su helado, como una niña pequeña, mientras Lucy miraba al frente, viendo a la rubia acercarse a ellas escoltada de dos hombre, Destripador era uno de ellos.

—¿Cómo les fue? —preguntó Lexa, viendo a Lucy con la seriedad que caracterizaba a la líder de los Salvajes.

—Fue mejor de lo que creímos —mostró el bolso—. Tu segunda es muy ágil.

Lucy miró a Zoë y Lexa siguió su acción, arqueando una ceja al ver a su segunda degustar un helado como si fuera un gato tomando leche. Está se detuvo al instante y escondió el helado detrás de ella avergonzada.

—Bien, creo que será mejor que regrese a Hogwarts, harán un banquete de Navidad —repuso Lucy, viendo a Rawraq dejar el hombro de Lexa y volar hasta el de ella.

Lexa arqueó una ceja y dió unos pasos hacia ella, teniendo sus dos manos entrelazadas detrás de ella.

—Puedes quedarte —la detuvo—, hay lugar para una más. Claro, si te gusta la compañía —agregó tratando de que no sonara como una orden.

La pelirroja observó su alrededor, lo niños se estaban poniendo pintura blanca en sus rostros y los adultos ya preparados, parecían llevar comida y ofrendas al otro lado del campamento. Le daba curiosidad.

—Creo que no me vendría mal una nueva tradición —sonrió levemente y Lexa sonrió.

—¡Escuchen! —llamó la atención de todos—. ¡La diosa Dhananjay se nos une al banquete!

Todos aplaudieron y aclararon felices de oír aquello. Lucy la miró confundida ante su aviso, pero Lexa solo le sonrió feliz.

—Creo que ahora es usted la que se debe vestir como nosotros, princesa dragón —le dijo Zoë, colocándose al lado de Lucy y mirándola como si esperara una orden.

—Zoë, lleva a la invitada a cambiarse —le ordenó Lexa, sin dejar de ver a Lucy como si hubiera ganado algo.

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La vestimenta de los salvajes era cosas que hacían resaltar tus curvas, ya seas hombre o mujer, una pequeña tela que hacia de un pequeño top de cuero y una falda larga del mismo material, jamás había usado algo igual, se sentía como en la época de los vikingos. Una mujer se encargó de ponerle la pintura blanca por la zona de sus ojos, como un antifaz pero como si tuviera alas de dragón en los lados, la pintura resultaba sus ojos celestes. Trenzaron unos mechones de su cabellos y los unieron en la parte de atrás, dejando el pelo suelto y formando un peinado que parecía difícil.

—¿Qué es eso? —preguntó Lucy al ver a una de lar sirvientas sacar lo que parecía ser una pulse de plata, de un cofre.

La pulsera era grande y con la forma de un dragón enroscado, tal y como su anillo de compromiso.

—La Comandante lo envió para usted.

Se lo puso en el brazo derecho, casi cerca del hombro y dejando a la vista la cabeza del dragón.

—¿Y Rawraq?

—Se encuentra jugando con los niños del clan, princesa —le explicó la mujer, acomodando algunas cosas del vestuario de Lucy.

—¿Qué tan bien conoces a la Comandante? —preguntó interesada.

—No muy bien, no es de abrirse demasiado a las personas y solo la ex hermana Fayna la conocía bien —se alejó y cerró el cofre—. Ya está, princesa.