Extra | Un millón de estrellas

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—Te llevaré a casa. —anuncié, con la mirada fija al frente.

De inmediato se negó, como esperaba.

Su rechazó se sintió como un puñetazo en el estómago.

—Llamaré a mi padre, él vendrá por mí. —aseguró, sin moverse.

Tragué saliva con sutileza, ocultando lo mierda que me sentía cada vez que ella buscaba alejarse de mí.

Nicole Jones estaba rompiéndome el corazón y yo lo merecía.

Y era que, por más que hubiera jurado comprender por lo que ella estaba pasando y por más que supiera que Nicole estaba haciendo lo correcto, no lograba que, aquello que quemaba en mi pecho, se apaciguara.

Al contrario, parecía querer consumirme por completo.

No quería rendirme, sin embargo, sabía que ella no quería que luchara.

—No es necesario —mascullé, observándola sobre mi hombro—. Yo puedo hacerlo, permíteme hacerlo.

La última frase que abandonó mi boca era casi una súplica.

Nicky estaba por declinar, por segunda vez, mi oferta, torció los labios, indecisa, sin saber muy bien qué responder, miró su teléfono, quizás pensando si valía la pena llamar a su padre a esta hora.

Aquello me llenó de esperanza.

Además, no planeaba traerla a la playa para dejarla sola, la llevaría hasta la puerta de su casa, tal y como lo tuve planeado desde el comienzo. Aunque esta cita no hubiera sido como la planeé, seguiría apegado al plan.

Me aferraría a él con tal de tenerla cerca solamente una vez más.

Si esta iba a hacer nuestra última noche juntos, la última noche que nos veríamos, disfrutaría cada segundo teniéndola cerca, adoraría inhalar el aroma dulce que desprendía y grabaría en mi memoria su voz, sus ojos, su rostro.

Porque, si esta sería nuestra última cita, me encargaría de darle todo de mí, me encargaría de darle mi corazón con tal de que nunca se separara del suyo.

—Está bien. —terminó por aceptar.

Al oír su respuesta no pude evitar emocionarme, quizás era algo muy estúpido de mi parte continuar con la ilusión de que, finalmente, estaríamos juntos.

Aquello no tendría lugar y creí que ya era momento de entenderlo.

Yo me iría a la universidad, nuevamente estaríamos separados, nuevamente la dejaría sola, luchando con lo que vivía en su interior.

Y me detesté un poco más por ello.

Me puse de pie y Nicole no dudó en empezar su camino hacia mi motocicleta, tomó la delantera, dejándome atrás. Tuve que controlar mis impulsos, quería cargarla tal y como minutos antes lo había hecho.

Quería retroceder el tiempo y arreglarlo todo.

«Oliver, eres tan idiota que aun crees tener el privilegio de tomarla en tus brazos.»

Al estar junto a la moto, se detuvo, esperó a que yo me subiera para luego hacerlo ella, esta vez sus brazos no rodearon mi cadera, extendí uno de los cascos hacia ella y lo aceptó sin mirarme, agaché la cabeza, avergonzado, poniéndome el casco, ella hizo lo mismo, sujetándose de la parte trasera de la moto, evitando a toda costa tener cualquier clase de contacto conmigo y, sin más, la encendí para ir camino a su casa.

El aire frío impactaba con fuerza contra nosotros y fui capaz de sentirla temblar atrás de mí a causa de él, no tuve que pensarlo mucho, solo pasaron unos segundos cuando estacioné la Harley hacia una orilla de la carretera, no la observé, pero sentía su miraba confundida en mí.

Pequeña promesa © [#1]Where stories live. Discover now