Capítulo 30: Secret Love Song, Pt. II

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//ADVERTENCIA//

En una parte del capítulo se usa lenguaje moralmente indebido y que no apruebo en absoluto, pero que en el año en el que se ambienta la historia era completamente aceptado y, por ende, necesario de incluir en esta circunstancia. No normalizo ni justifico su uso en la vida actual y real. Tómese con discreción y madurez.



Lo consiguiente no fue tan catastrófico como pintaba el principio. Al menos no en el tema del divorcio.

Después de unos días de trabajo intensivo, Louis esclareció que verdaderamente necesitaba ir a Doncaster, su paz mental se lo exigió como consecuencia de haber pasado noches enteras merodeando alrededor de algo inminente. Aún si una parte de su cuerpo suplicaba quedarse en cama ignorando sus responsabilidades familiares, sobrepuso la necesidad de asegurarse que sus hermanas—y también sus padres—, estuvieran llevándolo bien, o al menos sanamente estable. En los indicios de planeación, dudó en incluir a Harry, no porque no quisiera su presencia—muy por el contrario, la requería más que nunca—, pero no quería obligarle a viajar en sus días libres, no con prominentes ojeras y emanado cansancio; al final fue el propio ojiverde quien se ofreció, y lo hizo con tal motivación, que Louis se permitió ser caprichoso y llevarlo consigo.

Harry, airoso por haber conseguido su licencia de conducir, insistió en ser él quien tomara el volante, argumentando que su novio estaba muy tenso para hacerlo, sin embargo y como era de esperarse, Louis no se lo permitió, el motivo fue adorablemente probado cuando el menor sucumbió al letargo a los diez minutos de haber entrado en carretera. Fue cómico escucharlo persistir en su necedad de mantenerse despierto para seguir grabando aleatorios videos con la cámara, y poco a poco dormitar hasta que el dispositivo le tuvo que ser arrebatado para que pudiera amoldarse bien al asiento y finalmente dejarse ir al universo de los sueños. Por primera vez desde que Louis supo lo de la separación, sonrió con veracidad.

Fue al llegar a su antigua casa que el torrente de silenciosa tristeza regresó. Ni Mark, ni sus cosas, estaban ahí. 

Y vaya que dolió. Laceró en el prohibido recuerdo de lo que se sentía pasado hacía millones de años. Revivió esa extraña sensación de cruzar la puerta esperando ver a alguien, incluso si sabes que esa persona ya no está ahí.

Pero no lo dejó ver, se aferró a su coraza de obligada fortaleza, dio sus mejores sonrisas a las cuatro niñas que corrieron a sus brazos, abrazó a su madre y vagamente respondió a las preguntas cuyas respuestas ya tenía ensayadas. El único que percibió el vislumbre de tempestad fue Harry, pero no se atrevió a decirle nada, no en frente de su familia.

Habían llegado prácticamente entrada la noche, así que la hora de la cena fue casi inmediata. El ambiente no estaba tenso; las gemelas seguían relatando historias sin parar, Lottie y Fizzy reían al mostrarles imágenes de sus celulares, y Jay hacía que ambos chicos engulleran todo lo que su demandante tiempo no les había permitido las últimas semanas. Todos fingían no sentir un pinchazo en el pecho cuando sus ángulos visuales rozaban con la silla vacía.

Harry intentó hacer que Louis se desahogaran cuando estuvieron en la soledad de su habitación, pero éste, con la misma dulzura de siempre, se negó a hablar. En tanto tocó las sábanas, sus ojos se cerraron, y el de ojos jade sólo pudo abrazarlo y susurrar un suave "Te amo", que no tuvo respuesta. No era necesaria, en cualquier caso.

A la mañana siguiente despertó, fiel a la costumbre, antes que Louis. Estuvo unos cuantos minutos extra en cama, hasta que su boca se manifestó reseca y le pidió bajar por agua. Luego de tantas visitas a esa casa, ya tenía la confianza de bajar sin mucho preámbulo, muchas veces era él quien se adelantaba a preparar el desayuno, así que se calzó las sandalias, cepilló sus dientes, y recorrió el camino hacia la cocina. Se hubiera adentrado con casualidad, de no ser porque, a los pocos pasos, escuchó a Jay hablar en un tono completamente distinto y casi impropio de ella, era disgusto, impotencia pasmada en frases destinadas hacia alguien al otro lado del teléfono.

When green and blue collideHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin