27. Ser estúpido

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Ser estúpido.

Callum.


— ¿No me veo muy desastrosa? —Me pregunta Clover.

Doy un sorbo de mi café y ladeo la cabeza a un lado dándole una larga mirada. Soy lo suficiente alto para que uno de mis suéteres, de los más holgados que tengo, le quede cómo una especie de vestido sexy hasta por encima de las rodillas, le queda un poco ajustado, es cómo usar un vestido por lo que solo deberían pensar que impone una nueva moda. Por suerte para ella, ayer vino con unos tenis blancos que de hecho van bien con su improvisado vestuario.

—Te ves cómo una chica que pasó la noche con su irlandés, quien la folló en el suelo del baño y luego se la comió dentro de la ducha —Doy otro sorbo de café—. Ah y al que luego se la chupaste en el auto en el estacionamiento vacío de una farmacia.

— ¡Callum!

—No es que esté diciendo una mentira. Es lo que pasó.

Ella suelta un bufido y toma su propia taza de café mientras mi mirada no la abandona.

Siendo honesto, me encantaría estar en la cama con ella, repitiendo mucho de todo lo de anoche- madrugada. Luego de esa follada espectacular en el suelo del baño, en efecto la alivié entre las piernas con mi lengua (hubo un poco de juego de te pongo un poquito el dedo en el culo porque nos estamos preparando para ese acontecimiento). Luego fuimos a la farmacia por las píldoras de emergencia, nunca analicé demasiado sobre lo solo que se encuentran estos lugares en la madrugada, pero tras beberse las píldoras con una botella de agua en el estacionamiento, Clover tuvo algún subidón lujurioso que la llevó a tocarme por sobre el pantalón del pijama, luego sacarme para concluir con una mamada espectacular que reafirmaba mi campaña de "La estatuilla de mamadas para Clover."

Durante todo ese tiempo Moira estuvo muerta en la habitación y siendo honesto, Clover y yo habíamos drenado energía y habíamos dormido tan mal las últimas noches que no tardamos en irnos con mi buen amigo Morfeo. Odié el momento en el que su alarma en el teléfono sonó, porque dormimos muy poco, porque en otro escenario en donde mi hermana no estuviese muerta o en coma a mi lado y Clover no tuviese un importante ensayo en su primera clase, nuestro despertar habría sido diferente.

He tenido un montón de sexo durante mi joven y espectacular vida, pero el de ayer se posiciona en el primer lugar. Nunca me sentí tan desesperado, inmerso y enloquecido durante el sexo, fue exquisito, maravilloso, sublime, espectacular y cualquier adjetivo que lo ponga a la altura. Ya quiero repetir.

Camino hacia el fregadero y dejo la taza ahí antes de dirigirme a Clover que sostiene su taza con ambas manos. Paso un brazo su alrededor rodeándole la cintura y deslizo mi mano libre debajo del dobladillo del suéter.

—Te ves tan espectacular que quiero follarte otra vez —susurro subiendo la mano y deteniéndome cuando no encuentro barreras—. Clover ¿Y las bragas?

—No iba a usar unas bragas sucias y tus bóxer me hubiesen estrangulado —dice frunciendo el ceño—. No es mi forma favorita de andar en la universidad, pero le escribí a Edna que me llevara unas.

—Tengo sentimientos encontrados sobre esto —confieso—. Me pone un poco loco e imbécil pensar en que camines sin bragas o te sientes en un salón de clases así, pero también me emociona que en este momento puedo hacer esto —Dos de mis dedos se deslizan por su calor y respira hondo.

—En primer lugar, no estaré en el salón sin bragas, Edna me estará esperando al llegar y en segundo lugar —Da un sorbo a su café y abre las piernas—, si tienes libre acceso, entonces aprovéchalo, irlandés.

Clover (Parte I y Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora