29. Un buen viaje

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Un buen viaje.

Callum.

Moira habla y habla mientras conduzco, en un principio me pareció genial que llenara el silencio mientras Clover y yo estábamos sumidos en nuestros pensamientos, pero ahora desarrollo un serio deseo de arrojarla del auto, dar la vuelta y huir.

Ha sido un viaje considerablemente largo al aeropuerto y durante todo el trayecto mi hermana nos ha hablado de parte de sus aventuras por Alemania, muchas de ellas ya las había escuchado y otras no necesitaba conocerlas, por ejemplo: ese cuento que ella tituló "fiesta de pollas" era algo sin lo que podía vivir, pero de lo que la sucia de Clover pide aún más detalles.

—Qué salvaje, Moira —dice Clover riendo desde el asiento de atrás porque le cedió a mi hermana el de copiloto—. Aunque suena divertido.

—Las fiestas de pollas se volvieron mi cosa favorita aunque solo haya estado en una un par de veces.

—Degenerada —mascullo dándole un rápido vistazo a mi hermana la pecadora.

— ¿Qué? Seguramente te has metido en tríos o cuartetos, nadie puede juzgarme por mis fiestas de pollas.

Ah, ahí me tiene agarrado de las monedas de oro porque sí he participado en tríos, de hecho he sido súper inclusivo: tríos de hombres con hombres, dos hombres y una mujer, dos mujeres y yo...Y sobre los cuartetos, pues también tuve un par de esos.

Siento la mirada de Clover en mí y me remuevo en mi asiento, Moira ríe, esa perra desgraciada que llamo hermana se deleita en este momento.

—Zorra —mascullo.

El jadeo de Clover me hace verla por el espejo retrovisor, de manera teatral se ha llevado una mano al pecho.

—No puedes ir por la vida insultando a mujeres, Callum.

—No estoy insultando a una mujer —señalo—. Estoy insultando a mi hermana.

Ella ríe y Moira también lo hace, eso me tiene sonriendo. Este pequeño momento de trayecto al aeropuerto con Moira e incluso la cena temprana que tuvimos los tres, me permite relajarme lo suficiente para fingir que no me estaban estrangulando en el campus. Clover y yo fingimos que nada pasó para que Moira no se alerte, el cuello me lo cubrí usando un suéter de corte alto que no se ve sospechoso teniendo en cuenta cuán fresco se encuentra el clima, mi nariz solo está algo rojiza, pero no hubo un daño real en ella y el dolor corporal, lo he disimulado bastante bien.

La cosa es que tampoco quiero andar destruido o abatido por la vida, claro que tengo miedo, solo un verdadero estúpido nivel muy alto no lo tendría, pero estoy demasiado decidido a no dejar que la mierdecilla de Bryce dictamine cómo viviré mi vida ni dejarlo estropeármela. No le daré mis horas de sueño ni mis buenos momentos, por supuesto que tengo que protegerme y por ello es que necesito hablar con tío Lorcan, pero no correré a esconderme o a vivir en paranoia. Ese no soy yo.

Y aunque Clover tiene miedo, tiene casi la misma percepción que yo. Nos cuidaremos las espaldas, tendremos cuidado, pero la vida sigue. Por ahora nos resta caminar en lugares concurridos, evitar lugares solitarios y no toparnos con esa basura.

Le hablé sobre mi tío con pocos detalles porque siempre es una opción que por lengua larga amanezcamos con moscas rodeándonos, pero también es que poco sé de ese negocio, todo lo que conozco es que es la mafia y ¡Vamos! Todos sabemos que la Mafia no se dedica a regalar caramelos y repartir abrazos ¿La reacción de Clover? Saltar de mi regazo, abrir mucho la boca y decirme "mira, creo que no podemos seguir saliendo."

Clover (Parte I y Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora