Capítulo 44 - Fiestas, ligues y confesiones

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No sé qué decir, así que os dejaré el capítulo directamente

44 | Fiestas, ligues y confesiones

Olivia Audevard

Sábado, 18 de julio

La fiesta a la que vamos es en el mismo barco que la del mes pasado.

Ansel no llega tan borracho como lo hizo la última vez y me aseguro de estar con él cada una de las veces que se acerca a la barra para controlar cuánto bebe. Más de una vez, le pido que me deje beber de su vaso para quitarle un par de tragos o inclinarme cerca de una de las mesas y dejar caer parte de la mezcla en un vaso vacío. Ansel no se da cuenta del todo, y eso hace que se mantenga en un alegre punto desde que llegamos hasta medianoche.

Es ahí cuando, quitándome el vaso de la mano y todavía con una de mis manos en la suya, me da una de esas sonrisas que no auguran nada nuevo. Pone un "De nada" sobre sus labios y me echa hacia atrás. Me suelta. Un segundo después desaparece entre un grupo de personas solo para dejarme a la par de un chico castaño que estaba pasando cerca.

Uno al que conozco de la última vez que estuvimos en este mismo lugar.

Uno al que Ansel también debe de haber reconocido; Es Marcus, el chico alemán al que conocí la última vez que estuvimos aquí. Al verle, me quedo en blanco por un instante. Me pregunto si Ansel sigue intentando "solucionar" haberme arruinado el ligue y compensar porque las cosas con Jacob no hayan funcionado.

Veo a Ansel reaparecer en la barra y dudo entre si está haciendo de casamentero de nuevo o si solo intenta deshacerse del control que pongo sobre cuánto bebe.

Marcus sigue mi mirada hacia la barra antes de darme una sonrisa tirante.

—De nuevo aquí —dice con su acento alemán.

—¿Qué puedo decir? Me gustan los barcos. —Veo cómo le sirven un par de chupitos a Ansel y me tenso con eso. "Es adulto", me recuerdo. Puede tomar sus propias decisiones, no soy su madre. Aun así, miro unos segundos más antes de volver la cabeza hacia Marcus. Actuando por costumbre, también pongo una agradable sonrisa sobre mis labios—. No esperaba verte aquí.

—Lo organizan los mismos que la última vez. Tengo la... —Palpa su bolsillo hasta alcanzar su cartera. Me pide que sostenga el vaso para sacar una tarjeta con las siglas "ESN"—. Es para los de Erasmus, pero hay eventos durante todo el año.

Ansel me habló de eso. Unos conocidos suyos organizan algunas de estas fiestas y me ha pasado el enlace de los grupos de Facebook en innumerables ocasiones. Ansel lo sigue bastante para guiarse por dónde salir, al fin y al cabo, son fiestas preparadas para universitarios. ¿Cómo no iba a seguirlo?

Guarda la tarjeta de vuelta en su cartera y la desliza en su bolsillo.

—Veo que tu amigo se ha recuperado bien —añade haciendo un gesto hacia Ansel.

—Sí. Aquel día... —Aquel día tuvo un bajón, y me da miedo que se repita porque le veo pasar de un buen momento a uno malo de forma descontrolada a lo largo de los días. Lo de Colette le está afectando, y dudo que vaya a dejar de hacerlo—. Hoy ha empezado suave.

—Menos mal porque se le veía en la mierda el otro día.

El mes pasado, más bien.

Le devuelvo el vaso.

—Y tanto.

El barco está más lleno que la última vez, pero todavía tenemos un gran espacio entre el que movernos. Lo que me facilita llevar mis pies hasta su lado para poder tener un mejor punto desde el que hablar sin tener que apartar la mirada de la barra.

La promesa de AsherDär berättelser lever. Upptäck nu