Capítulo 30 - La ruptura de una familia

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A quienes vengáis de CDD: Recordad que no se trata de dar la razón a un hermano odiando al otro. Aquí no hay razón absoluta, no hay "bien" y "mal" solo heridas. Ahora, a leer

30 | La ruptura de una familia

Asher Bremen

Miércoles, 8 de julio

—Pídeme otra. —Como todas las veces en las que quedamos con Harvey y Lucien, hablamos en francés con ellos. Muevo la cerveza hacia Harvey para marcar lo que le estoy pidiendo y él me da una colleja suave al pasar por mi lado para ir a pedir mi cerveza y las patatas fritas que él quería—. ¡Con hielo!

Harvey gira hacia nosotros para hacerme un corte de mangas mientras se va y, en la mesa más cercana, una madre mira con desagrado el gesto antes de volverse hacia su hija y preguntarle si le está gustando la hamburguesa.

Como muchas otras veces, hemos quedado en Bercy. La residencia de Harvy está a diez minutos andando y Sammuel tiene este lugar a tres paradas de distancia. A veces quedamos aquí, y, los martes y jueves, suele ser en Le Nouvel Institut. Igualmente, solemos juntarnos para tomar algo o cenar casi todos los días de la semana. Sobre todo ahora que también soy considerado mayor de edad en Francia y no me miran como si fuera ese crío al que no pueden sacar a ningún lado porque no tiene edad suficiente.

Les conocí hace tres o cuatro años, uno de tantos veranos que pasé aquí y, desde entonces, les he visitado cada año, consiguiendo acceso a discotecas porque alguno de sus amigos me dejaba su carnet de identidad cuando no salía de fiesta para pasar yo, y, obviamente, acceso a alcohol que ellos me compraban. Lucien me saca un año, Harvey dos, y fueron los primeros en enterarse de que, este año, vendría tres meses en vez de solo una quincena.

—¿Qué haréis el viernes? —pregunta Sammuel.

Lucien se balancea en la silla, su pelo oscuro cubriendo sus ojos con el gesto.

—Tenía pensado salir con los de mi uni, vamos a Duplex, ¿queréis venir? —pregunta de vuelta. Luego debe de recordar la historia que Harvey le contó sobre lo que ocurrió conmigo allí porque añade—: Cierto, que te tienen la entrada vetada. —Por vacilar añade—; por imbécil.

Bebo del refresco de Harvey aprovechando que no está.

No puedo decir que me arrepienta.

—Eres todo un caso —dice antes de volverse hacia Sammuel. Les presenté en cuanto llegamos y, aunque al principio a Sammuel le costó un poco terminar de hacerse al acento de los chicos y pedía que repitieran algunas palabras más de una vez, ahora su propio acento ha adoptado los mismos matices—. ¿Qué hay de ti? ¿Vienes? —Se echa hacia delante como si fuera a compartir un secreto al decir—: Vendrá Victoria.

Los hombros de Sammuel caen.

—Joder, no empecéis de nuevo.

—Deberías ir —digo.

Estoy deseando que se meta en otra relación solo para que se saque a Ada de la cabeza, sobre todo ahora que a ella le ha dado por escribirle de nuevo.

Victoria es amiga de Harvey, tiene nuestra edad y ha venido a Le Nouvel Institut más de una vez con nosotros. Es agradable, de piel morena y sonrisa matadora. Sé que Sammuel y ella encajaron, su conversación fluyó tan rápido que nos faltó tiempo para levantarnos de la mesa e ir a la barra a pedir algo todos a la vez para dejarles solo. Nos quedamos media hora de pie para darles espacio y, aun así, no pasó nada. Lo que me frustra porque a Sammuel le vendría bien pasar página.

La promesa de AsherWhere stories live. Discover now