Capítulo 39 - Fiebre P2

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perdón, me he puesto a escribir hoy y...

no me he olvidado del último capítulo, mañana me paso y hablamos por ahí para compartir emoción un rato, iba a hacerlo hoy pero me ha venido la inspiración y quería traeros esto hoy es cap para darle mucho amor a Asher, lo necesita 😔

39 | Fiebre [parte 2]

Asher Bremen

Martes, 14 de julio

Sammuel me acompaña en silencio por la explanada y hago todo lo posible por ignorar las voces de Madeline y su amiga detrás de nosotros. Aunque no sea la razón, diría que mi malestar empeora por su culpa.

—¿Vamos a Vapiano? —pregunta Madeline desde atrás.

Pensar en comer comida italiana me hace querer vomitar pese a que adoro ese restaurante. Desde que estoy aquí, he quedado dos o tres veces con mi tío Bastian en uno de esos restaurantes para comer y ponernos al día. Él me cuenta sobre su trabajo, yo le hablo de los lugares a los que suelo salir con Harvey, Sammuel y Lucien, y los dos fingimos que mi madre no le ha llamado casi tantas veces como a mí preocupada de cómo me iba todo aquí.

Preocupada por cómo era mi conducta aquí.

En silencio, evito acercarme hacia las escaleras mecánicas que te dejan en la entrada del centro comercial de Les Quatre Temps y me desvío hacia la lona roja junto a la cristalera de otro restaurante.

—¿Qué haces? No es por ahí —oigo decir a Madeline.

—Me voy al Five Guys, vosotros haced lo que queráis.

—Asher, has dicho que hablaríais —me para Sammuel.

—Primero, no he dicho eso y, segundo. —Miro hacia atrás, hacia Madeline, y, al tener el sol de frente, mis ojos arden incluso tras las gafas de sol. Puedo sentir el calor deslizarse con incomodidad entre mi ropa y tener que explicarme me resulta una pérdida de tiempo, sobre todo cuando es tan obvio. Maldigo y levanto una mano para cubrir el sol como puedo porque no soy capaz de soportarlo—. Si quieres Vapiano, vete a Vapiano. Joder que no es tan difícil.

—¿Por qué tienes que ser siempre así? —devuelve ella con rabia.

A su lado, su amiga de largo pelo negro y nombre que empieza por una de las primeras letras del abecedario, se mueve incómoda. Ella ha venido más veces, es la única amiga de Madeline aquí que yo sepa y, aunque no habla demasiado, Madeline siempre está contándole de más cuando se junta con nosotros.

Se queja con ella de que siempre le contesto mal en cuanto le doy una respuesta corta, le habla de anécdotas de años atrás donde está metido mi hermano, y se asegura de mostrar su desagrado cuando se pone a hablar de haber visitado un monumento aquí y su clásico: "Si un amigo visitara una ciudad que conozco donde no habla el idioma, yo le acompañaría a ver los sitios para que no se perdiera."

Me suelo ir cuando lo dice porque la otra opción es decirle que no es la única persona en el mundo que viene aquí sin conocer el idioma y que puede apañárselas sola. Además, mi madre le dio mi número para emergencias, no para que me escribiera porque no sabe lo que significa lo que pone en un cartel frente a un museo. Joder, que para algo existen los taductores.

—No estoy de humor —aviso.

—Tú nunca estás de humor.

No sé si es por el malestar o si realmente acaba de gritarme.

La promesa de AsherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora