Capítulo 19

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Capítulo 19.

Miércoles 12 de febrero del 2020. 

Un sonido hueco la arrancó de sus sueños con brusquedad. Su primer pensamiento fue que la tierra estaba temblando, pero, cuando se irguió en la cama, se dio cuenta que el sonido era producido por puños golpeando la puerta con fiereza.

—¿Sí? —Su voz fue apenas un susurro adormilado.

La puerta chilló al abrirse. En la oscuridad, Leslie reconoció la delgada figura de Venus.

—Arriba —le ordenó ella—. Es hora de irse.

—Pero... ¿qué hora es? —preguntó Leslie frotándose los ojos.

—Va a amanecer dentro de poco. Si no estás abajo en diez minutos, me iré sola.

Escuchó los pasos de la mujer y luego la puerta volvió a cerrarse. Leslie se quedó con la vista clavada en la pared, apenas procesando todo lo que había pasado.

Paso varios minutos quieta en esa posición, con la mente divagando, hasta que sus ideas se ordenaron y bajó de un salto del colchón. Empezó a buscar su ropa en la oscuridad mientras maldecía a Venus con todos los insultos de su repertorio. Ella le había prometido que la llevaría al bosque, pero Leslie jamás habría imaginado que se le ocurriría salir en medio de la madrugada.

Abandonó la habitación segundos después de que terminara de atar sus zapatillas, todavía le pesaban los parpados y sentía los sentidos adormecidos, pero no iba a faltar. Venus la estaba probando, lo sabía, y estaba decidida a no dejarse vencer.

Bajó al último escalón y buscó a la mujer con la mirada. La encontró sentada en uno de los muebles pequeños. Adara estaba con ella, acostada en el mueble más largo, con los codos apoyados en el brazo del mueble y sosteniendo su rostro con las manos, tenía los ojos cerrados, pero Leslie sabía que estaba despierta.

Sintió un cosquilleo en el cuello y apretó los labios para infundirse valor. No había hablado con Adara después de lo ocurrido dos días antes y ella tampoco insistió con hacerlo. Todo era demasiado incómodo, pero Leslie no estaba lista para hacerle frente. Casi prefería que se quedaran de esa forma, evitándose a propósito y fingiendo que nada había ocurrido entre ellas. Era mejor así.

Tosió para hacerse notar.

—Pensé que no bajarías —dijo Venus mientras se levantaba.

—Te equivocaste —contestó Leslie.

Caminó hasta la sala con paso firme.

—¿De verdad no quieren desayunar? —La voz de Adara la tomó por completa sorpresa, provocando que soltara un grito ahogado.

—No, está bien —contestó Venus con una sonrisa—. Estaremos bien, ¿verdad? —agregó mirando a Leslie.

No, no iba a estar bien. Meterse al bosque con el estómago vacío era una idea malísima. ¿Qué debía decir? Los ojos de Venus tenían ese característico brillo malévolo y Leslie supo que estaba retándola. ¿Qué era lo que planeaba hacer con ella? ¿Presionarla? ¿Llevarla al límite? ¿Quería probar cuanto resistiría hasta quebrarse y admitir que acompañarla había sido una mala idea? ¿O quería que rogara, que suplicara por su ayuda?

Apretó los puños y la miró con fiereza. Casi podía sentir a sus ojos arder.

—Sí, lo estaremos.

Venus se levantó del mueble, radiante.

—¿Planeas volver hoy? —preguntó Adara a su hermana.

El bosque de las brujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora