Capítulo 15

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Capítulo 15.

Febrero del 2020. Mañana.

Al fin sabía la razón por la que Adara la había llevado a esa casa y no sabía cómo sentirse al respecto. Su reciente descubrimiento la hizo replantearse la imagen que tenía de ella, que siempre se había mostrado mucho más amable y alegre que sus hermanas, pero ahora Leslie no sabía que pensar. Era aterrador el motivo por el que había sido elegida y, aunque nunca hubiera intentado nada extraño, Leslie empezó a sentirse incómoda con su presencia.

Fue imposible evitarla por completo porque tenía que comer al menos dos veces al día y Adara estaba pendiente del momento para atenderla, pero Leslie consiguió refugiarse en la habitación de Carina, convirtiéndose en un adorno más que se dedicaba a admirarla en silencio desde la pared cuando no tenían ganas de jugar o de conversar.

Carina llegó a admitir, un día después de aquella desconcertante revelación, que sentía un ligero arrepentimiento por las cosas que había dicho, porque encontraba estúpido que Leslie adoptara ese comportamiento con su hermana. Le aconsejó que actuara como siempre y así podría salir de allí más pronto de lo que esperaba.

Consiguió hacerla sentir culpable con sus palabras y a Leslie no le gustaba sentirse de esa manera. Creía tener el derecho de estar asustada y aterrorizada, después de todo estaba siendo usada como el reemplazo de su tío muerto. Era suficiente para que cualquiera enloqueciera.

No vio mucho a Venus los días siguientes, ella parecía tan en su mundo como siempre, saliendo de la casa por largas horas y regresando muy avanzada la noche. Y, cuando no salía, se quedaba encerrada en su habitación sin hacer ningún tipo de ruido. Leslie quería saber lo que hacía, pero se sentía tan intimidada por su presencia que no podía hacer más que agachar la cabeza cuando la veía y morderse la lengua para no contestar a sus oraciones burlonas.

A veces, cuando no se metía con ella, la tentaba la idea de agradecerle por haberle salvado la vida aquella noche, pero, a la vez, pensaba que Venus no había hecho otra cosa que alargar a propósito su sufrimiento.

Llovía casi todas las noches y hacía un calor infernal por las tardes. Leslie empezaba a acostumbrarse a esa rutina, era lo que debía hacer, después de todo, sabía, jamás regresaría a casa.

Cada vez pensaba menos en su familia, habían pasado varias semanas desde que fue arrastrada por Adara a ese lugar y esperaba que ellos, siguiendo su ejemplo, también se hubieran resignado a encontrarla. Deseaba que sus padres desistieran y abandonaran las esperanzas de una vez, si es que no lo habían hecho ya, no quería que continuaran sufriendo. Mientras más rápido se hicieran al dolor, más rápido superarían su perdida.

Parecía haber sido condenada a un futuro igual de desalentador que al de las brujas, aunque no terminaba de comprender cuál era. Leslie decidió no insistir con el tema aunque le estuviera matando la curiosidad. No estaba segura de estar lista para recibir esa información, aunque, pensaba, no creía que ninguna otra historia descabellada pudiera sorprenderla a esas alturas de su vida.

El cuento de las brujas del bosque había resultado ser cierto. Leslie se preguntaba, casi a diario, que otras cosas que ignoraba también serían reales. ¿Existirían los duendes? ¿Serían verdaderas todas las leyendas que hablaban de demonios convertidos en apuestos jóvenes para raptar mujeres? ¿Los encantos de la montaña? ¿El diablo realmente se aparecería debajo de los ceibos? ¿Los fantasmas volvían del más allá para asustar? ¿La gente de verdad podría convertirse en pez si se bañaba en el río los días de semana santa?

Una parte de ella quería resistirse a creer aunque, en el fondo, supiera que existía una inmensa posibilidad de que todos esos mitos irracionales también fueran ciertos. Supuso que las brujas podrían darle algunas respuestas, pero Leslie no conseguía encontrar el momento adecuado para preguntar. Carina se mostraba distante, reacia a contar más de lo que ya había dicho; Adara le resultaba intimidante porque, y aunque se esforzara, no podía olvidar lo que sabía; y Venus ni siquiera era una opción, las pocas veces que hablaron, tres de cada cinco palabras eran una mofa para Leslie.

El bosque de las brujasWhere stories live. Discover now