Capítulo 24

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Domingo 23 de febrero del 2020.

El bosque era igual para donde lo mirase, no conseguía encontrar ningún distintivo y mucho menos memorizar un camino, por eso le sorprendía tanto que Venus —daba esa impresión— conociera el lugar como si se tratara de la palma de su mano. Ella se movía con facilidad, con una fe casi ciega, sabiendo exactamente hacía donde iba.

Aunque, pensó, quizá lo que realmente admiraba de Venus era su seguridad. Ella caminaba siempre con la frente en alto, daba pasos firmes y la rodeaba un aura de auto confianza con la que Leslie solo podía soñar.

Fue por eso que no apartó la vista de su espalda en ningún momento y esa decisión fue casi la culpable que resbalara en el lodo, afortunadamente consiguió frenarse a tiempo. Le agradaba notar que sus pies habían conseguido acostumbrarse al terreno del bosque y que el número de sus accidentes y tropiezos se había disminuido bastante. Venus ya no tenía tantas razones para burlarse de ella.

No tenía idea de hacía donde se dirigían, aunque era más preciso decir que no lo recordaba porque ella sí se lo había explicado antes de abandonar la casa, pero decidió no preguntárselo a Venus. Así que continúo su andar en silencio por un buen rato, hasta que el bosque se abrió para revelarle un lugar en el que había estado antes.

Pero había llegado allí tomando un camino diferente y, ciertamente, más fácil.

Venus se adelantó y Leslie se apresuró en seguirla. Llegaron a la quebrada, que había duplicado su tamaño y el agua corría con mucha más violencia. El chorro que caía por cascada era mucho más grueso de lo que Leslie recordaba.
Se detuvo en seco y tragó saliva, asustada. Después de su mala experiencia en el río, mantenía cierta reticencia con el agua.

Vio como Venus, pocos metros más adelante, se quitaba la camisa que cubría sus hombros y la dejaba caer en la tierra. Sabía lo que precedería ese movimiento y sintió como el calor se le impregnaba en las mejillas.

Entonces ella deslizó con cuidado las tiras de su vestido por los hombros y giró la cabeza para verla y levantó una ceja y sus labios se curvaron en una sonrisa sugerente y luego se rio con fuerza, sabiendo del aprieto en que la había metido. El vestido resbaló por su cuerpo segundos después, revelando la pieza de arte con la que Leslie se había deleitado antes.

Empezaba a comprender porque los hombres perdían la cabeza por ellas.

—¿No vienes?

—Dame un segundo —contestó Leslie con un hilo de voz.

Venus se alejó con lentitud y Leslie se obligó —lo que supuso un esfuerzo monumental— a dejar de mirarla. Estaba segura de que Venus había notado las miradas que le lanzaba durante todo el trayecto, no encontraba otra forma de explicarse ese cambio de comportamiento. Venus había encontrado una nueva manera de molestarla.

Y le estaba funcionando.

Echó un suspiro y empezó a quitarse su propia ropa. Se detuvo un momento en los botones de su camisa, debatiendo si debía o no quitársela. Al final decidió que sí, no tenía más ropa que la que traía puesta y caminar con la ropa mojada, aunque fuese una idea tentadora, no parecía ser la decisión más inteligente, además, nadie la estaba viendo.

Salvo Venus, claro está, pero ya se había desnudado frente a ella antes y no tenía problema en hacerlo una segunda vez.
Dejó su ropa junto al vestido de Venus. Su piel quemaba bajo el ardiente sol y las picaduras de los bichos. Tomó aire con profundidad, caminó hasta la orilla y se metió al agua sin pensarlo más.

Dios varias brazadas hacia adelante, hasta que sus pies dejaron de tocar el fondo. El agua estaba turbia y no podía ver más que sus piernas agitándose abajo. Tragó saliva, había recordado todas las historias de criaturas horribles que se escondían en las aguas oscuras.
Aunque, y sin la necesidad de ir hacia el terreno de lo fantástico, pensó en los animales peligrosos que vivían en esos lugares. Adara le dijo que los cocodrilos frecuentaban el río y la quebrada nacía de ese mismo, ¿cuántas probabilidades había que la corriente desviará a uno de esos reptiles y lo llevara hasta allí?
Tenía que salir del agua, estaría más segura en tierra firme, pero ¿eso era cierto? El bosque estaba plagado de animales peligrosos, de culebras, jaguares, pumas hambrientos y quién sabe cuántas cosas más.

El bosque de las brujasHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin