CAPÍTULO 24

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Finalmente podía respirar aire seco, y no esos aire dignos de hospital. Se respiraba tranquilidad y felicidad. Esos días en el hospital, la hacían desear regresar a casa. Deseaba recostarse en un colchón mas firme. Ese del hospital le tenia la espalda magullada.

Iba con su amiga en el auto de DongHae, ya que ella había dejado el auto en su casa, para irse junto con él y su madre a recoger a HyoRi al hospital. Su viva sonrisa había vuelto aparecer. Muy pocas veces DongHae había tenido la oportunidad de verla de tan buen animo. Charlaba y reía con su amiga en la parte trasera del auto. De ves en cuando cruzaban palabras, pero no sostenía la charla mucho tiempo. Tenia entre espalda y pecha la conversación del injusto despido. Por más que buscaba las palabras para poder hablarle, no las hallaba; así que lo único que le resta es ponerse nuevamente en la posición de jefe y hablarle con ese tono que siempre utilizaba en la empresa, por de lo contrario, no podría hacerlo. Era la mejor manera.

Estaciono el auto frente a la casa. Todos bajaron y entraron a la casa. HyoRi subía las escaleras con SooJin y la madre de DongHae. El solo se dispuso a entrar en su despacho. Al cerrar la puerta, se reclamo el hecho de no saber cómo dirigirse a ella. Ya le había contado una parte, ahora tendría que contarle la más complicada.

"Tock, tock". Algunos golpes en la puerta, provoco que parara de caminar de lado a lado. Antes de abrir, respiro lo más profundo que podía. Necesitaba controlarse un poco. Le permitió la entrada a la sirvienta luego de abrir la puerta.

—Señor, disculpe que lo interrumpa, pero... ¿le puedo ayudar en algo? Lo veo algo preocupado.

—Y con mucha razón. —Pasó su mano por la frente, al mismos tiempo que suspiraba de la preocupación.

—Le puedo preparar un café. Claro, si desea.

—No, no se preocupe. Ya tomé uno hace un rato, pero gracias —una sonrisa desganada esboza sus labios.

—Bien. Si necesita algo más, déjeme saber.

—Claro, gracias.

HyoRi y SooJin charlaban de todas las cosas que le conseguirían al bebe para que tuviera lo que ellas no pudieron tener. Hablaban de si era un niño, le comprarían muchos aviones, trenes y carros de juguetes, de todos los tamaño. Pintarían su habitación azul cielo y el techo lo llenarían de guata para simular nubes. Y si fuera niña, tendría su habitación pintada de un lila pastel lleno de muñecas por todos lado.

De niñas soñaba con tener todo eso, y nunca pudieron por lo poco dinero que tenían sus familias. Con el tiempo, la familia de su amiga fue escalado en los negocios y pudo tener algo, pero ella solo recibía muñecas de trapo que su abuela confeccionaba para ella, pero su esencia agradecida, nunca falto. Desde niña fue agradecida.

—¿Te imaginas una habitación con todo eso? —le dice SooJin demasiado soñadora. —¡Seria un espectáculo!

—Tampoco así — dice HyoRi bajándola de la nube en la que se encontraba. —Si no hay dinero, no hay nada. Bueno... al menos lo que se pueda.

—¿Lo que se pueda? —cuestiona su amiga sin comprender por que estaba diciendo eso. —¡Pero tiene un padre millonario!

—Soo... Sabes que no soy una persona interesada... —le recuerda, —trabajo por lo mío. Y ahora, trabajare por mi hijo.

—Bueno, pero no es que diga lo contrario, pero con el clase de padre que va a tener, no le va a faltar nada.

—Y eso ¿que? El puede darle lo que quiera, pero yo también quiero trabajar por él. Es mi hijo y yo me tengo que encargar de que él o ella estén bien.

La Secretaria (Lee DongHae)Where stories live. Discover now