CAPÍTULO 19

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DongHae no podía dejar de pensar en lo sucedido. Nunca en su vida, había pasar por algo como aquello. Era su culpa. HyoRi en el suelo del cuarto de baño gritando y llorando por la vida de su hijo, el cual estaba en riesgo. Lo único que podía hacer, era culparse por haber abierto la boca. Si no lo hubiera hecho, ella no hubiera llegado a tan lejos.

Había llevado a HyoRi al primer hospital que encontró en la dirección en la que había ido. La emergencia era demasiado grande y grave como para llevarla al hospital que la familia asistía con regularidad.

Caminaba de lado lado esperando una noticia del estado de salud de HyoRi. Su madre le pedía que se tranquilizase, pero le era imposible hacerlo.

—Mi amor... siéntate, por favor —le pidió. Ella también estaba preocupado por ella y su nieto. —Caminando de lado a lado, no obtendrás absolutamente nada. Solo más desesperación, hijo mío. —DongHae le hizo caso. Tomó asiento a su lado. Suspirando de la desesperación que sentía, llevo sus manos a su rostro. Las cuales le temblaba y sudaban. —Hazme caso. Se por qué te lo digo.

—Te juro, mamá, que en toda mi vida, nunca había sentido una desesperación tan grande como esta. No puedo creer que SoYeon se atreviera a llegar tanto. Se volvió completamente loca. Cómo se atrevió a tacar a una mujer que esta en estado de embarazo? Eso solo lo hace una persona desquiciada, loca.

—Mi amor... tal ves no es que este loca, pero sí celosa. Una mujer celosa es capaz de cualquier cosa por su hombre. Sí, se le fue la mano, es cierto. Ahora la pregunta es... la denunciaras? Lo que hizo fue algo grave.

Si fuera por él, lo pensaría un poco, ya que la reacción que había tenido su novia, había sigo completamente normal en una mujer celosa, pero de ahí a querer matarla, era otra cosa. Por más que pensaba, tenia la respuesta demasiado clara en su cabeza. Debía denunciarla, pero primero quería saber el diagnostico del estado de embarazo de HyoRi. Si ella perdía el bebé, no le temblaría la mano para meterla presa. Una vida, es una vida. Y si se trataba de a vida de su hijo, es aun mas sagrada.

Enfermeras iban y venían, pero ninguna se tomaba la tarea de detenerse para darla aunque sea una sola razón del estado de HyoRi. Comenzaba a perder la cabeza. Se había hecho de noche, ya era hora que al menos le dijeron algo de ambos. Se levanto de donde estaba con su madre y se acerco al mostrador para preguntar.

—Disculpe señor, pero no puedo darle información del estado de la paciente. No estoy autorizada para hacerlo.

—Oiga señorita, llevo horas esperando que me den al menos una razón de ella. Al menos consiga un medico que me pueda decir algo, pero no me dejen esperando más.

—¿Es su esposo? — pregunta la recepcionista.

—No, no lo soy— responde soltando un suspiro.

—Entonces, es su novio.

—Señorita, no soy su esposo y mucho menos su novio o pareja. Solo soy el padre del bebé. Deje de hacer ese tipo de preguntas y búsqueme a un medico. Necesito que me digan cuál es su estado. Si es tan amable.

—De acuerdo, señor. Déjeme ver que puedo hacer por usted.

DongHae asiente y espera a que alguien le viniera a dar las razones que buscaba desde hace un rato. Su madre le dijo que tenia que regresar a casa, pero que estaría pendiente de cualquier noticia. Intento dejarlo tranquilo, pero estaba claro que hasta que no le dijeran del estado de ella, no estaría tranquilo. Finalmente alguien viene a asistirle. No le dieron noticias, pero al menos, le dejaron pasar a verla, aunque sea detrás de un cristal.

—¿Puedo entrar? —le pregunta sin dejar de observarla.

—Intentare que me den el permiso. No le aseguro nada. Tengo entendido que aun no puede recibir visitas, pero intentare que le dejen pasar. —DongHae asiente y la enfermera se va.

La Secretaria (Lee DongHae)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum