XXI

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—¿Irás a París?

—Sí.

—¡No!

—¡Sí!

—¿Irás a ver a Valentino?

—Sí.

—¿Y a Lagerfeld?

—También.

—¿Y a Louis Vuitton?

—¡Que sí!

—¡Agh, qué suerte tienen algunos! Te envidio, John.

John se encontraba en un café junto con Brian, hablando. Iba a esperar a que Cynthia y Stuart lleguen para darles la noticia de que iría a París, pero como Cynthia y Stuart ya estaban tarde, decidió que sería mejor decirle a Brian de una vez.

Justo en ese momento Cynthia y Stuart entraron al café con algunas bolsas.

—Hola, disculpen la demora.— dijo Stuart. —Estaba ayudando a Cynthia a sacar algunas cosas de la galería.— mostró las bolsas y luego las apoyó contra la mesa. —Y ahora me retiro al baño porque vengo aguantándome desde que salí de la galería.

Todos se rieron mientras veían cómo Stuart salía corriendo hacia al baño.

—Hola.— saludó Cynthia también luego de sentarse. —Y bueno, ¿de qué estaban hablando?— preguntó animada.

—John irá a París. Qué envidia, ¿no?— le respondió Brian.

—¿A París?— preguntó. —Pero yo pensé que tu compañero... ¿George? era el que tenía que ir.— dijo extrañada.

—Si, pero está en el hospital en este momento. En la mañana lo atropelló un auto mientras estaba de camino al trabajo. No puede ir en esas condiciones.— dijo John.

Sabía muy bien que ese no era el motivo principal por el cual George no iría a París, pero sus amigos no tenían por qué saber la verdad, ¿no?

—Oh.— musitó Cynthia. —Aunque eso es excelente para ti, porque tú querías ir para poder hablar con toda la gente de revistas importantes, ¿verdad? Ah, John, me alegro tanto por ti.

—Claro...

De repente el celular de John comenzó a sonar.

—Disculpen, debo contestar.— dijo y se levantó para irse a un lugar un poco mas alejado. —¿Aló?— contestó.

—Hola, John.— era Paul.

—Ah, hola. ¿Qué tal? ¿Necesitas algo?

—Todo bien, y no, no necesito nada. Sólo quería decirte que mañana tienes libre para alistar tus maletas porque pasado mañana nos vamos. También, me preguntaba si tal vez te gustaría ir a tomar un café conmigo mañana, aprovechando que tendrás el día libre, ya sabes, para hablar sobre cualquier cosa o algo así...

—¿Me estás invitando a salir? ¿Así como una cita?— preguntó John con un poco de sorpresa.

—Sí.

—Claro, me encantaría.— aceptó gustoso. —¿Podría ser en la tarde si? Así puedo alistar mis cosas en la mañana.

—Por supuesto. ¿Te parece si te paso a recoger a las cuatro de la tarde?

—Está bien. Te veo mañana entonces. Buenas noches.

—Hasta mañana, John. Que descanses bien.— dijo y colgó.

Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de John mientras volvía a la mesa. Estaba feliz por la invitación, ya que eso aseguraba el hecho de que Paul realmente estaba interesado en él.

Sin embargo, John no se percató que se encontraba cerca de los baños y Stuart había podido escuchado toda su conversación con Paul, dejándolo atónito.

Stuart regresó unos segundos después a la mesa. Iba a decir algo, pero este no era ni el lugar ni el momento adecuado para eso, así que se quedó callado. Ya encontraría la manera de hablar con John.

Al cabo de unas horas, los cuatro ya se encontraban despidiéndose para que cada uno vuelva a casa y descanse antes de levantarse temprano al día siguiente para ir al trabajo.

~Al día siguiente~

Cynthia salió mas temprano de lo normal para ir a la galería, ya que tenía una reunión con la gente que le alquilaba el local para avisarles que ya no lo alquilaría más.

John se levantó a eso de las nueve de la mañana, desayunó un omelette con queso que él mismo se preparó con una taza de café y luego se dedicó a sacar una maleta y a buscar las prendas que llevaría, que por suerte en mayoría sólo serían pijamas y zapatos ya que en París le darían la ropa que usaría de diario. También metió un libro para leer y algunas otras cosas para distraerse.

De pronto, el timbre sonó. John, extrañado, se dirigió a la puerta para abrirla. No tenía idea de quién podría ser, ya que Paul recién pasaría a recogerlo en la tarde y Cynthia estaba en su reunión. Una vez abrió la puerta, se encontró con Stuart, quien tenía una mirada seria.

—¡Stu!— dijo sorprendido. —¿Qué haces aquí? ¿Necesitas algo?

—Hola, John. Necesito hablar contigo.

—Claro, pasa.— cerró la puerta cuando Stuart ya se encontraba dentro y se dirigieron al sofá para sentarse. —Te ves un poco preocupado, ¿de qué quieres hablar?

—¿Estás engañando a Cynthia?— le preguntó directamente.

—¿Qué? ¿De qué estás hablando?

—Por favor, John, no te hagas el loco. Te escuché hablando por el teléfono cuando estaba en el baño ayer. Estás viendo a alguien más, ¿cierto?

—Stu... déjame expli-

—Sé que estos asuntos no son de mi incumbencia, pero, John, Cynthia es una chica maravillosa y no se merece eso. Tú lo sabes mejor que nadie. No conozco muy bien la situación, pero creo que lo mejor es que le digas la verdad.

—Yo no puedo, Stu. No puedo decirle. Le rompería el corazón.

—¿Entonces qué piensas hacer?

—Tú sabes que se irá a España en menos de un mes. No... no es necesario que lo sepa.— se encogió de hombros.

Stuart suspiró.

—Si tú lo dices... Es sólo que, John, en serio no me parece bien que le estés haciendo eso.

—Lo sé, pero es que, ¡agh, es tan difícil! No quiero lastimar sus sentimientos, y creo que la mejor manera de no hacerlo es simplemente no diciéndole, además que cuando se vaya ya no podremos ser novios porque yo me voy a quedar aquí en Inglaterra y ambos sabemos que una relación a distancia no funcionará.

—Hmm... supongo que tienes un punto...

—Stu, ¿podrías prometerme que no le dirás nada a nadie, por favor?

—Está bien. No diré nada, pero con la condición de que cuando estés en París me compres materiales de arte.

—¡Suart!— John le dio un codazo y Stuart sólo se rió.

—Ya, ya, lo siento. Te juro que no diré nada y que no hace falta que me compres nada en París. Aunque prométeme que en un futuro, con quien sea que vayas a estar, no vayas a hacerles lo mismo, ¿sí? No es correcto.

—Está bien, Stu. Lo prometo.

Ambos se sonrieron. Stuart se levantó del sofá y caminó hasta la puerta.

—Bueno,— dijo —yo tengo que irme al trabajo. Nos vemos, John.— abrió la puerta y salió.

—Adiós.— se despidió John mientras se levantaba del sofá para volver a acomodar sus cosas.

Estuvo pensando un poco más sobre lo que Stuart le había dicho a la vez que metía algunas cosas más a su maleta, pero decidió no prestarle mucha mas atención. "Al final Stu es mi amigo y sólo quiere lo mejor para mí. No volverá a pasar", pensó John para seguir acomodando.

The Devil Wears Prada [McLennnon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora