XV

136 26 54
                                    

~Unos días después~

Ringo se encontraba en el parque acomodando la ropa de una modelo para la sesión de fotos. John recién llegaba. Tenía puesto un traje color guindo con una camisa blanca por debajo, acompañados de los mocasines de Gucci y gafas Fendi.

—Hola.— saludó mientras se acercaba a Ringo.

—Hola.— Ringo le devolvió el saludo mientras le indicaba a la modelo que se dé la vuelta. La modelo llevaba un antifaz y un vestido con estampado animal.

—Ah, ya lo entiendo.— decía John. —La colección se llama "Selva Urbana", ¿no?

—Así es. La mujer moderna libera el animal que lleva dentro para enfrentarse a la ciudad. ¡Grr!— Ringo gruñó mientras simulaba garras con sus dedos y despachaba a la modelo. —Dios, no puedo creer a veces hable todo el día sobre esta mierda.— suspiró.

—Ajá.

—Por cierto, toma.— Ringo le entregó un paquete de fotos a John. —Dáselas a Paul. Son las fotos de la otra sesión. Ah, y dile también que decidí cambiar el conjunto de Dior por uno de Rocha.

—Excelente. No puedo esperar.— dijo sarcástico.

—¿Disculpa? Cuidado con esa actitud. No me hagas compararte con las modelos.— Ringo le advirtió.

—Lo siento.— se disculpó. —Es sólo que hoy es un día ocupado para mí. Tengo que hacer muchas cosas. Y mi vida personal está colgando de un hilo, eso es todo. He estado evitando a mi novia últimamente, pero como hoy es su cumpleaños y tiene su exposición pienso hacer algo especial...

—Ya, lo que sea. No me cuentes de problemas que no me incumben ni de tu vida privada, ni que fuera tu psicólogo.— le dijo. —De todas maneras, bienvenido al club. Eso es lo que pasa cuando empiezas a hacer un buen trabajo, cariño. Avísame cuando toda tu vida se esfume. Eso significará que es hora de un ascenso.— Ringo le dio una palmada en el hombro y se fue.


~Esa misma tarde, de vuelta en la oficina~

Paul se encontraba en una sala de reuniones discutiendo el tema de la siguiente temporada junto con Ringo, George Martin y otra gente. Todos anotaban y tachaban cosas en sus agendas.

—Y la portada de "Invierno Maravilloso" está lejos de ser maravillosa. ¿Acaso es tan difícil hacer un buen trabajo?— Paul se quejaba pero mantenía el tono tranquilo.

—Lo volveré a revisar, Paul.— George Martin contestó mientras escribía otras cosas en su agenda.

—Bien. ¿Qué hay del fotógrafo que contrataríamos para que haga la portada de esta edición?¿Ya lo consiguieron?

—Sí.— Ringo habló. —Y ya hemos hecho la sesión de fotos también. Con la colección "Selva Urbana" en el parque. Las fotos deberían estar listas en unos días.

—Perfecto. Por lo menos alguien sí vino al trabajo hoy. Ahora, ¿alguien tiene ideas para los accesorios de abril?

Una chica levantó la mano.

—Yo creo que podríamos hacer algo con esmalte, como aretes, anillos, pins...

—No. Ya hicimos eso dos años atrás. ¿Qué más?

—Bueno, están mostrando muchas cosas con flores últimamente...

—¿Flores? ¿Para la primavera?— la chica asintió. —Qué original.— dijo Paul con un tono sarcástico.

—Pero estábamos pensando combinarlo con un espacio industrializado.— George Martin intentaba convencer a Paul de la idea de las flores. —Pensamos que el contraste que habrá entre la feminidad de las flores con un fondo más duro crearía una tensión maravillosa con-

—No.

En eso, un George Harrison agripado entró apurado a la sala para dejarle un café a Paul. Dejó la taza en la mesa mientras intentaba cubrir su boca con una mano, y así tan rápido como entró, se fue, estornudando y tosiendo.

Paul miró el café asqueado y lo apartó.

—¿Hay alguien más que tenga algo que me sirva?— preguntó. —¿Tal vez unas toallitas antibacteriales?


Mientras tanto, George se dirigía a su escritorio para sentarse.

—¿Cómo va la gripe?— le preguntó John un poco apenado. George se veía mal. Tenía la nariz y los ojos rojos, no dejaba de toser y también estaba muy delgado.

—Horrible. Como si la muerte estuviera calentando.— se sentó y apoyó su cara en sus manos. —Argh, para colmo hoy es la fiesta de Paul. He estado esperando por meses esa fiesta. Me niego a estar enfermo. ¡Voy a usar un traje de Valentino, por el amor de Dios! Y esta sería mi oportunidad para hacer mi movimiento con...— George se percató de que estaba en la oficina. —Olvídalo.— se sonaba la nariz. —Bien, todo el mundo ya se irá pronto para poder alistarse, así que sugiero que termines de hacer lo que sea que estás haciendo para que te puedas ir a casa, supongo.

—¿En serio? Eso es bueno.— John apagó su computadora y se puso su abrigo. —Así voy a poder preparar una sorpresa para Cynthia como disculpa por haberla ignorado estos días y como regalo de cumpleaños. Probablemente tenga que pensar en una excusa muy buena para poder decirle que lo que pasó, aunque tampoco tiene por qué saber la verdad... ¡Ah! También podré alistarme para asistir a su exposición. Sólo espero que no se moleste conmigo por aparecer de la nada... digo, yo no me siento muy bien haciendo esto...— decía John. George sólo sacudía su cabeza.

—Ajá, lo que sea. Yo lo que escucho es puro "blablablablabla."— decía George mientras apretaba sus dedos contra su cabeza intentando calmarse. —Me da igual lo que hagas, John. Sólo cállate y vete, porque en primer lugar no tienes por qué quedarte si no vas a esa fiesta, y en segundo, porque me duele mucho la cabeza.

John suspiró.

—Disculpa. Bueno, entonces me voy. Adiós.— se despidió. —Ah, por cierto, que te mejores pronto.— le dijo y salió de la oficina.

George asintió y se repitió en voz baja "amo mi trabajo, amo mi trabajo, amo mi trabajo", para luego volver a trabajar.

John estaba por salir del edificio cuando su teléfono de repente sonó. Era George.

—¿Sí?

—Paul quiere que vengas inmediatamente de vuelta a la oficina.— dijo y colgó.

John se dio la vuelta y corrió hacia el ascensor para volver a la oficina. Al parecer le esperaba un largo día de trabajo todavía.




The Devil Wears Prada [McLennnon]Where stories live. Discover now