XII

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Ambos estaban en la cama, Linda seguía parada en la entrada de la habitación.

—Yo vengo a recoger mis cosas para pasar la noche donde una amiga y con qué me encuentro: con mi esposo que está a punto de acostarse con su asistente. ¡Y no ha pasado ni media hora desde que me fui!

Linda se dirigió rápidamente al walk-in closet que estaba al lado derecho de la habitación, tomó una maleta y metió un poco de ropa. Salió en cuestión de segundos y miró una vez más a Paul.

—No te quiero ver nunca más.— Linda azotó la puerta al salir.

Paul no pareció prestarle mucha atención a lo que su mujer acababa de decirle, ya que se encontraba detalladamente observando a John, como estudiándolo. Las facciones de su cara, su cabello, su torso también descubierto. Nunca lo había visto tan de cerca. Pero de repente John se levantó.

—Yo... creo que también debería irme.— dijo John, aunque no había mucha convicción que digamos en su voz.

Paul se había sentando en el borde de la cama, y veía cómo John recogía su ropa del piso para ponérsela. Paul no iba a insistirle a John que se quede después de la escena con Linda, pero sí quería despedirse, así que se levantó y abrazó a John por la espalda por unos segundos. John se quedó inmóvil. Paul luego dejó de abrazarlo para darse la vuelta y plantarle un beso en los labios. John correspondió. Dentro de un rato habían vuelto a lo mismo de antes. Besos apasionados, caricias y lamidas.

—Espera.— dijo John separándose un poco. Paul lo miraba fijamente a los ojos. —Creo que tal vez me quedaré un rato más.— una sonrisa pícara se dibujó en los labios de John luego de haber articulado estas palabras. Paul también sonrió, y lo volvió a besar.

No tardaron mucho hasta ir a la cama con las intenciones de continuar lo que iban a hacer antes de ser abruptamente interrumpidos por Linda. Pero antes de seguir, Paul se levantó un rato y sacó una botellita de lubricante y un condón de su mesita de noche. Acto seguido regresó con John para ambos despojarse de sus pantalones y su ropa interior. Ahora se encontraban completamente desnudos. Se contemplaron el uno al otro por un rato.

—¿Me permites, Paul?— John le lanzó una mirada juguetona.

—Por supuesto.— Paul le sonrió y le pasó el lubricante y el condón.

John aplicó un poco del líquido gelatinoso en sus dedos para poder lubricar a Paul mientras besaba su cuello. Paul sólo se dedicaba a acariciar la espalda de John.

—Ah...— jadeó Paul al sentir algo frío y viscoso en su entrada.

John introdujo un dedo poco a poco, intentando no causarle dolor. Cuando Paul ya estaba un poco más relajado y acostumbrado, John introdujo un segundo dedo, e hizo un movimiento de tijeras. Paul se retorcía y se le escapaban pequeños gemidos, mientras John seguía repartiendo besos por todo su cuello y torso. Después de unos minutos John decidió sacar sus dedos de la entrada de Paul. Éste soltó un quejido y puso una expresión seria, pero al ver que Lennon sacaba el condón y se lo ponía, la expresión cambió de seria a impaciente y satisfactoria.

John tomó las piernas de Paul y las alzó para así él poder acomodarse entre medio. Restregaba su entrepierna con la de Paul lentamente, causando placer para ambos. Emitían gemidos y gruñidos en medio de besos y pasaban sus manos descaradamente por el cuerpo del otro. Los dos estaban ahora tan excitados que ya no podían resistirse, así que John tomó su miembro y se introdujo dentro de Paul. Paul soltó un chillido, puesto a que como estaban tan desesperados John no fue muy cuidadoso al realizar dicho acto.

—¡Lo siento! ¡Lo siento!— John se disculpó por su brusquedad. Le dio un beso intentando calmarlo un poco.

—No importa.— dijo McCartney todavía adolorido. —Sólo trata no ser tan brusco, o por lo menos no por el momento.— le guiñó un ojo.

John sonrió, y comenzó a moverse lentamente, acariciando las piernas de Paul. Sus estocadas eran lentas, pero profundas. Ambos estaban disfrutándolo mucho. Como Paul ya se había acostumbrado al miembro de John en su interior, comenzó a mover sus caderas, dándole a entender a John que podía ir más rápido, y también comenzó a masturbarse para tener más placer. John subió la velocidad de las estocadas gradualmente, pero manteniendo la profundidad de éstas, alcanzando la próstata de Paul al cabo de un rato. La habitación se inundó del sonido que emitían las penetraciones junto con jadeos, gemidos y gruñidos. No pasó mucho tiempo hasta que ambos llegaron al clímax. John se vino en el interior de Paul y luego de unos segundos Paul también se vino, manchando su abdomen y el de John en el acto. Quedaron totalmente agotados. Ambos permanecieron recostados un momento en la cama, en silencio, con la respiración agitada. Habían sido demasiadas sensaciones, en especial para John quien originalmente tenía planeado solamente pasar a entregar el famoso Libro y luego volver a casa.

—Quédate a dormir, ya es muy tarde.— habló Paul repentinamente. Se levantó un rato y trajo una toalla para limpiarse él y luego sacó otra para limpiar a John. Lo arropó con las sábanas para meterse él también a su lado y abrazarlo. —Ya arreglaremos las cosas poco a poco.— lo besó en la frente con ternura. —Por ahora descansa, apuesto a que mi cama es más cómoda que la que tienes tú en tu departamento.

John asintió cansado, apoyando su cabeza en Paul.

—Espera...— dijo. —¿Y el trabajo?

—Obvio que tienes que ir.— depositó otro beso sobre su cabeza. —Pero no te preocupes por eso ahora. Duerme, y hazlo bien. Hay muchos asuntos por resolver.— Paul se acurrucó junto a John. —Que descanses.

—Tu también.— John logró decirle antes de abrazarlo y quedar dormido al instante.






The Devil Wears Prada [McLennnon]Where stories live. Discover now