IV

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El taxi se estacionó en frente de a tienda. Ni bien John se bajó del auto, su celular volvió a sonar.

—¿Ya estás ahí?— era Paul.

—No, pero estoy a punto de entr-

Paul colgó. Pero al instantie el celular volvió a sonar.

—¿Si?

—John, soy yo, George. Paul salió a recoger unos pañuelos que había pedido de Hermès y va a querer más Starbucks caliente cuando esté de vuelta.— colgó.

John suspiró y entró por fin a la tienda.

Luego de unas horas, John regresó a la oficina cargando un montón de bolsas y otra bandeja con café.

—Oh, por Dios.— George le abrió la puerta. —¿Por qué te tardaste tanto? ¡Tengo que ir al baño!

—¿Qué?— hablaba John mientras dejaba las bolsas en el piso. —¿No has ido al baño desde que me fui?

—¡Por supuesto que no! ¡Tenía que atender el teléfono!

En ese momento entró Paul a la oficina. John tenía intenciones de saludarlo, pero Paul depositó su abrigo con brusquedad en el escritorio de John y luego aventó su bolso encima.

—¡El abrigo! ¡El abrigo!— dijo George mientras que John se apresuraba a colgarlo y a acomodar el bolso. —Bien, el repaso va a ser a las doce y media y la gente está en pánico, así que el teléfono va a estar sonando como loco.

—El repaso, claro.— dijo John.

—Sí, el repaso.— le contestó Harrison. —Es cuando todos los diseñadores vienen a presentar sus ideas y Paul decide qué cosas entran y qué cosas no entran en la edición del mes. No sé por qué no sabías eso, John.

De pronto un chico con barba entró a la oficina y se acercó a George para saludarlo. Al parecer eran conocidos.

—Ah, hola, Eric.— le devolvió el saludo. —Okay, yo me voy a comer con Eric. Yo tengo 20 minutos de almuerzo y tú 15.— le habló a John y luego volvió a dirigirse a Eric mientras señalaba a Lennon. —Éste es mi nuevo yo.— Eric lo saludó con la mano. —Te lo dije. Patético. Ah, John, puedes ir a comer cuando yo regrese.— Terminó por decir George. Y los dos salieron de la oficina para irse a almorzar.

—¿Qué demonios tiene puesto?— le dijo Eric riendo a George mientras caminaban por el pasillo.

—No sé, la ropa de su abuelo parece.— George soltó una carcajada.

Pasaron 20 minutos y George volvió. John podía irse a comer ya. Así que salió de la oficina y se dirigió a la cafetería.

John se acercó a una olla que contenía crema de choclo y se sirvió un poco en su plato. En eso, Ringo apareció de la nada a su lado con un plato de ensalada.

—¿Así que crema de choclo? Interesante elección.— le dijo. —Si sabías que la celulitis es el ingrediente principal de la crema de choclo, ¿no?— mencionó el ojiazul con una sonrisa peculiar.

John forzó una sonrisa mientras sacaba un pan para comer con su crema.

—¿Acaso aquí nunca nadie come nada?— le preguntó al ver que lo único que la gente llevaba (si es que llevaban algo si quiera), era ensalada.

—No desde que la talla dos se convirtió en la nueva cuatro y la cero en la nueva dos.— le respondió Ringo mientras se dirigían a la caja para pagar.

—Yo soy un 6, creo.

—Que es el nuevo 40.— dijo Ringo haciendo una mueca.

John no le prestó mucha atención porque estaba demasiado ocupado comiendo un pedazo de pan que estaba remojado en la crema. Al momento que se lo llevó a la boca, se derramó un poco de la crema sobre su suéter.

The Devil Wears Prada [McLennnon]Where stories live. Discover now