Capítulo 73

15.9K 2K 1.4K
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


— Estaba asustado — soltó un suspiro — Por... por lo que me pasó estaba asustado de que... me volviera a pasar y... y que todas las personas me echaran en cara que, yo no valgo y debería ir al infierno.

El omega hizo un puchero.

— Los que deberían ir al infierno son los que te lastimaron todo este tiempo, Kookie — la omega acarició su mejilla — Eras solo un niño, incluso ahora pareces un niño.

El rubio empezó a ponerse sentimental y cubrió su cara con las mantas de la cama hasta tapar por encima de su nariz y solo dejar sus ojos visibles.

— Esas tontas ideas, justificándose con el lema de "manada y familia primero", únicamente para molestar a padres primerizos, omegas o betas que deciden no tener hijos, pero nunca a quienes los abandonan.

— Si... — murmuró.

— Entiendo que, nuestra sociedad se preocupe demasiado por los niños, yo también lo hago y apruebo todo lo que sea a favor de su bienestar físico y emocional. Pero, Jungkook, tú también eras un niño cuando pasaste por todo eso, te tenían que ayudar y defender a ti también.

El omega se tapó mejor con las cobijas y cerró los ojos.

— Pero, ya no estás solo, no más, nunca lo estuviste. Tu... tu lobo debe estar un poco más tranquilo después de eso, ¿O no?

O no.

O no.


Tiempo atrás.


En la vieja estación de autobús de Busan, el pequeño Jeon Jungkook se encontraba llorando desconsoladamente, en un nido provisional que hizo con algo de ropa encima de la nieve.

El dolor que sentía en esos momentos era tanto, que preferiría morir en esos momentos, que seguir viviendo un día más siendo un monstruo.


Tranquilo, Jungkook, aquí estoy, dijo su lobo. Yo me haré cargo de tu dolor.


— ¿Qué? — preguntó entre balbuceos.

Abrió sus ojos, siendo estos completamente verdes.

Su parte humana quedó dormida y su lobo tomó control total de su cuerpo. Se levantó del nido improvisado impulsándose con sus dos manos y piernas y sucumbió a su forma animal.

Un hermoso lobo blanco de ojos verdes.

Con su hocico tomó sus cosas y las puso en su mochila. Atravesó la correa en su cuello y entre sus dientes tomó su otra maleta.

Empezó a andar debajo de la nieve, solo. Su lobo aguantando el dolor de ambos, para sobrevivir.


Papá necesita un omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora