Capítulo 47

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Años atrás.


La clase de canto entonaba una canción en inglés para mejorar sus notas musicales, así como el manejo de un idioma extranjero.

Había una chica que destacaba de entre todos los demás, una alfa.

Jo Youngmin. Una alfa de elite.

Al finalizar la clase de coro, ella salió rápidamente. Su cabello largo y lacio se mecía mientras ella caminaba, las pecas adornaban todo su cuerpo de pies a cabeza, haciéndola un poco inusual de ver, debido a que su madre era extranjera y, su otra madre, era de Corea.

— Hola, solecito — dijo ella rodeando sus hombros con su brazo y dándole un sonoro beso en la mejilla.

— Hola, alfa — dijo el omega sintiendo sus mejillas tornándose rojas y calientes.

La alfa sonrió y se separó para tomarlo de la mano y caminar por los pasillos de la escuela.

— ¿Todo fue bien? — preguntó el menor.

— Claro que sí. La mejor de la clase, como siempre.

— Excelente — sonrió tímidamente.

— Aunque... ni siquiera me esforcé tanto, mi garganta dolía.

El omega se detuvo.

— ¿Qué? ¿Por qué? ¿Enfermaste? ¿Te sientes bien? Deberíamos ir a ver a la enfermera, tú...

Y antes de que pudiera seguir bombardeando con preguntas y suposiciones. La alfa lo tomó con ambas manos por sus mejillas y le plantó un profundo beso.

— Solecito, tonto — ronroneó — Mi garganta no estaba al cien, por lo fuerte que me hiciste gritar anoche — susurró encima de sus labios.

El omega puso sus manos encima de las de la alfa y mordió sus labios para no soltar un gritito.

— Youngmin — se quejó.

— Minhyuk — le arremedó en el mismo tono.

El omega rió.

— Eres una tonta. Creí que habías enfermado y no podrías seguir ensayando para el recital de fin de año.

— Claro que podré — le sonrió — Estaré ahí enfrente de todos, pero mis ojos te mirarán solo a ti, solo a mi solecito.

Minhyuk soltó sus manos y rodeó su cuello para abrazarla con fuerza.

Estuvieron un rato más juntos, compraron cosas en las máquinas dispensadoras, hasta que la alfa tuvo que entrar a su siguiente clase y el omega esperaría media hora más para que empezara la suya.

— Minhyuk-ssi — le llamó.

— Puedes hablarme de tu, Kiki.

— Lo sé — canturreó — Pero me agrada cuando andamos en un modo serio — soltó una risa cálida — ¿Qué hacías?

Papá necesita un omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora