~ The melodies of a hero~ [BNHA x oc]

~Parte 1- Capítulo 5~

Protagonista: ~¿Será buena idea hablar? No creo que pueda. Nunca conteste a tantas respuestas, bueno, nunca nadie me había hecho tantas preguntas ¿Cómo podría hablar? No puedo, pero quiero... Ayudar. Supongo que ellos no harán lo mismo conmigo como con Akane-san cuando yo hablaba de más. Pero ¿No puedo hablar? ¿Y si digo algo mal? ¿Me lastimarán? ¿Me abandonarán?... tengo miedo... ¿Cómo podría ayudar sin tener la necesidad de hablar? ¿Será una buena idea hablar?~

Silencio. Un silencio mientras la pequeña miraba a sus manos sin dar respuesta. Un suspiro se escuchó fuerte en la habitación, por parte del jefe de policía. Probablemente, no quería tener que recurrir a un kosei para obtener información, el que esa sea la única alternativa lo deja como entre la espada y la pared moralmente hablando...

--- Pequeña, no queremos obligarte a hablar y decir algo que quizás sea muy doloroso para ti, pero necesitamos información sobre lo que sucedió, guau. Por eso queríamos proponerte algo, ¿podríamos usar un kosei para ver en tus memorias y así obtener la información que necesitamos? No te va a perjudicar, pero necesitamos tu permiso, después de todo son tus memorias, guau. A cambio no tendrás la necesidad de decir algo y así no tendrás que angustiarte o presionarte por hablar. ¿Nos lo permitirías?

Protagonista: ~¿Ver mis memorias? ¿Será posible que puedan hacerlo con un kosei? Pero si pudieran y vieran lo que viví, ¿Qué va a suceder? ¿Me van a dejar de lado? ¿Y si se enteran del Shinigami? ¿Qué hago?~

En ese instante una mano se posó en su hombro, cuando levantó su mirada para ver a quien pertenecía, se dio cuenta de que era el joven pelinegro que miraba seriamente, pero hablaba con una suave voz...

--- Si lo que te angustia es lo que vayamos a ver, no te preocupes. Tus memorias serán un secreto para nosotros. Ya no estás sola, así que puedes confiar en los que estamos aquí

Ante esas palabras desinteresadas bajo nuevamente su mirada a sus manos, y con una lágrima la levantó mirando al jefe de policía, que se encontraba mirando cada minúsculo movimiento de la pequeña. Asintió de forma lenta, pero lo suficiente para que ambos oficiales se dieran cuenta de la respuesta.

En eso, una mano se posó en su cabeza dándole unas palmaditas, afecto proveniente de Kenji...

--- Muchas gracias, Pequeña, guau. No tienes que preocuparte, nosotros nos vamos a encargar del resto. Cuando nos volvamos a ver te voy a traer un regalo por tu valentía, guau. (habló con una sonrisa y una muletilla que parecía ser un ladrido, mientras se apartaba junto a los otros dos hombres y los doctores hacia los pasillos)

--- ¡Adiós! Nos vemos pronto, yo también te traeré un presente así que espera ansiosa (dijo Tsukauchi sonriendo mientras se iban)

--- Aizawa-san. ¿Podrías quedarte con ella un momento? Volvemos en un momento, es para coordinar con los oficiales su venida.

--- Está bien. No hay problema.

Con ellos apartándose por el pasillo se apartó también el ruido. Cosa que relajó a la niña expresándolo con un suspiro suave...

--- ¿Así que no te gusta el ruido? (la pequeña tímidamente asintió) ¿Y alguna vez has estado cerca de mucha gente a la vez? (esta negó mientras abrazaba a su osito) Ya veo... Oye, tengo una pregunta, ¿Sabes cuál es tu nombre? ¿O al menos lo recuerdas?

La pequeña se quedó pensando, tenía un nombre, pero no lo recordaba del todo, y cada nombre que venía a su mente tenía un toque de no ser su nombre real, por lo que se sentía insegura con respecto al tema.

Así que negó lentamente con la cabeza para responderle al héroe.

--- Ya veo, preguntaba por qué se me hace raro llamarte tú, pequeña o niña. Podemos pensar en un nombre para llamarte sin tanto problema... Ahh por cierto, no me había presentado como corresponde, mi nombre es Aizawa Shota, y mi nombre de héroe es Erasedhead (la niña asintió con una leve sonrisa)

En eso, llegó un hombre rubio lleno de vendas, ya adulto y algo delgado. Pero del cual ella sabía su nombre, o bueno, por como lo había llamado All for One durante esa pelea. Ella lo miró fijamente ¿Por qué está de esa forma? ¿Será que le pasó algo y quedo en ese estado? ¿Fue culpa de ella que él estuviera así?

--- ¿No deberías estar en reposo? (dijo Aizawa con la intensión de omitir el nombre para que la pequeña no supiera quién es, sin saber que ella se había dado cuenta)

--- Vamos Aizawa-kun, no seas tan serio. Vine a ver cómo estaba la pequeña, no te preocupes. Hace mucho que puedo caminar tranquilamente (mirando a la niña) ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?

La pequeña, que aún miraba al hombre, asintió lentamente mientras se agarraba la ropa del joven. Haciendo que este sonriera sin más. Al ver como ingresaban los doctores junto con la enfermera, ambos hombres decidieron salir de la sala, sin antes despedirse con promesas de verse pronto.

Al dejar solo el lugar, la pequeña miró a los doctores con curiosidad. Vio que la enfermera traía comida y la acomodaban en la mesa anexada a la camilla. La comida la miró con temor, nunca había comido más que una manzana o un pan por día durante años, y si comía más que eso era un castigo seguro...

--- No necesitas comerlo todo si no quieres, pero debes recuperar fuerzas para sanar más rápido. Estaremos junto a ti ayudándote así que no te preocupes (mencionó en un tono tranquilo, pero con la misma aura alegre Nao, la enfermera)

--- Yo te traje un pudín, es un dulce muy rico, estoy segura de que te encantará. Pero debes comer algo primero, esto será el postre (dijo Akiko animada colocando un envase de pudin en la bandeja)

Y con esto se abre el proceso de la comida. La pequeña había logrado comer pequeñas porciones, pero claro, demoraba demasiado en comer, aun cuando ella sentía hambre y le sonaba el estómago. Este proceso de afrontar las "horas de la comida" era una lucha para la pequeña, pero con trabajo logró superarlo un poco...

Antes de notarlo, había logrado comer la mitad del plato, por lo que los doctores le permitieron comerse el pudin, postre que dejo totalmente enamorada a la pelinegra, transformándose en su postre favorito.

Pasaron los días entre chequeos médicos, visitas, charlas, dibujos, y luchas con la "hora de la comida", pero después de casi dos semanas, finalmente llegó el día en el cual debían saber la historia de la pequeña. Era necesario para saber la situación en la que se encontraba ella, para poder ayudarla.

Poder encaminarla...

Poder salvarla...