15.

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— ¿Tan excitada estas Myoui? —Mi apellido, resuena en mi cabeza y me hace detener toda acción.

— ¿Como sabes mi apellido? —Pregunto y una sonrisa burlona aparece en sus gruesos labios.

En eso nos habíamos quedado, me pidió que condujera hasta mi casa y eso hice, me bajé y ella igual, entramos a la casa y se sentó en el sofá.

Llevamos una hora en esto, mirándonos como si quisiéramos decirnos todo pero no hablamos nada. Tengo la ligera impresión de que ya va a hablar.

Sus labios se abren un poco, lo suficiente para ver sus dientes, muerdo mi labio inferior esperando algo, una frase, una palabra, algo que me indique que tengo que seguir aquí o que debo dejarlo todo atrás como lo estaba haciendo días antes.

— No se que quieres que te diga, me se tu apellido porque tu mejor amiga me dijo algunas cosas de ti para ayudarme —Ruedo los ojos, Momo, siempre es ella la que hace que las cosas en mi vida sean apresuradas.

Coloco la mano en mi mentón y hago una pequeña presión en éste, no sabia que decirle, no tenía que estar molesta porque de una manera u otra ella conseguiría toda mi información personal.

Estoy segura que las cosas están yendo como no deberían, me acerco y siento a su lado, acaricio su pierna y alejo la mano en el momento que su mano busca la mía— No hay nadie más —Algo me impulsa a decir la verdad.

Suelta una risilla y asiente, uniendo sus manos, acariciandolas y sube la cabeza— Me engañaste —Niega con una sonrisa— Mina, no se si eres capaz de darme una oportunidad, quiero estar contigo —Toma mis manos y yo sigo ese movimiento con mis ojos.

— Te daré una condición —Las aparto y llevo a su nuca— Deja la escuela —Sus labios rozan los míos y cierro los ojos, al abrirlos la veo a los ojos y no parece satisfecha.

— Lo pensaré, solo si tu piensas en darme una oportunidad.

— Me gustaría que te tocaras mientras te veo —Dice y la observo con los labios fruncidos

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— Me gustaría que te tocaras mientras te veo —Dice y la observo con los labios fruncidos.

Eso sobre pasa los límites que tengo sobre demostrarnos y enseñar cosas, podemos tener sexo más no ser tan liberales— No lo haré —Me rehuso a convertirme en una persona así, es algo extraño.

— Esta bien, no te estoy obligando —Eso me demuestra que sigue siendo tranquila y paciente conmigo. Se acerca, quitando su chaqueta— Solo necesito que sepas que esta vez quiero que ambas juguemos —Frunzo el entre cejo e intento sonreír— No te preocupes será divertido.

La abrazo, enroscando mis brazos en su torso, como un koala que no se quiere separar, gruño con molestia por la forma en como besa mi cuello y quita mis manos de donde estaban.

Las baja a su cintura y su mano quita el cabello que le entorpece sus besos en mi cuello, cierro los ojos y caemos a la cama, siento la suavidad del colchón y mis manos estan inmovilizadas con su cuerpo, no se que intenta enseñarme o probar pero me esta volviendo loca.

— Una de las cosas que más me gusta es esto... —Abro la boca para hablar— Te explico, se que estas desesperada por tocarme —La miro a los ojos y ella suelta una risilla— Y eso me encanta —Sonrío calmando las ansias, me dijo que jugaremos yo haré lo mismo.

— Bien —Levanto mis manos bajo su mirada confundida, llegan a lo cabeza y las dejo ahí— No te voy a tocar.

Empieza el juego.

Muerde con fuerza mi cuello y sigo viendo el techo, pensando en animalitos felices, saltando, en gatitos haciendo cosas tiernas, mi calentura baja.

Parece deseperada, abre mis piernas con brusquedad y me quita la parte baja de mi ropa— ¿Eso es todo? —Sus ojos se oscurecen y gruñe— Pensé  que el juego sería divertido —Inflo mis mejillas y tarareo una canción que no recuerdo muy bien.

— Te vas a arrepentir de esto —Elevo una ceja dándole a entender que no me interesa lo que está diciendo.

Por pura maldad cierro las piernas y la aplastó un poco— No lo haré, créeme no lo hare —Muerdo su labio inferior y ya la tengo, con un movimiento rápido levanto las manos y le doy la vuelta— Jugaremos —Y por primera vez sus ojos ya no me tienen a su merced. Me levanto y entro al baño— Será otro día, porque tengo que salir —Señalo el reloj y aprieto los labios encogiendo mis hombros con inocencia.

Sus labios se abren— Como has cambiado Mina —Suelto una risilla y antes de cerrar la puerta puedo ver como se baja los pantalones, ¿y ahora que?, me tendré que quedar aquí por un largo tiempo, si ella debe estar tocándose, tengo el gran presentimiento que fui yo la que terminó jodida.

Con sigilo abro la puerta, puedo ver como su pierna pero más nada, volteo un poco y puedo ver su ropa, ¿se desnudó?, yo no le permiso, claro no le puedo dar permiso porque le va a importar muy poco además de que no la mando, para nada.

El juego me salió mal, subo mis dedos y empiezo a sacar cuentas, a recordar todas las cosas que hice y dije, me doy cuenta que si, efectivamente yo salí jodida de todo esto.

Solo tenía que dejar que jugara conmigo, no la creo capaz de lastimarme, tampoco había traído esposas así que no me iba a no lo se, cierro los ojos y dejo escapar un resoplido, no me doy cuenta de como llegue a la cama, ni como un brazo me arrastra al baño.

Pego un brinco y al ver que es ella me relajo pero mi respiración se tranca, esta desnuda, desvio la mirada de su trasero, eso está mal, siento mis mejillas arder y cierra la puerta detrás de mi, suelto un grito que me aturde— Yo también me quiero bañar —Mi quijada cae al suelo, esta jugando mi propio juego y lo está ganando.

— Mira yo también me apunto —Como me encanta jugar con ella.

𝐒𝐄𝐗 𝐄𝐃𝐔𝐂𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora