Trece

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El tiempo había pasado increíblemente rápido entre presentaciones y prácticas sin parar. Apenas había pestañeado un par de veces y las promociones de Wonderland ya habían acabado.
Para mi suerte, luego de las palabras de SeongHwa el día en que me acompañó a mi vivienda, logré dejar de lado todo lo sucedido con Kwan y la presión que eso produjo en mi interior.

¿Quieren ir a comer?

La voz de Ryu interrumpió mis pensamientos y me hizo alzar la vista hasta el espejo.
El reloj marcaba las 13:50 y nuestra práctica se había dado por finalizada. Debido al término de las promociones, nuestras agendas eran mucho más livianas que en época de comeback; los chicos de ATEEZ tenían prácticas de baile solo una vez durante el día -en la mañana o en la tarde- cinco veces a la semana. Y cuando no bailaban, cada uno tenía sus prácticas individuales de canto, y ahí era cuando yo volvía a ensayar con el resto de backdancers. Sin dudas, no quería perder la práctica.
Para mi sorpresa, mi regreso fue bien recibido por todos allí, casi como si hubiese sido parte del equipo por mucho más tiempo.

— Vamos todos, muero de hambre — Kyun respondió levantando su bolso del suelo y cargándolo en su hombro.

— Summer — Ryu hizo contacto visual conmigo a través del espejo —, ¿vienes?

Entonces sonreí y asentí, arreglando rápido mis cosas y cargando mi bolso conmigo. Habían pasado unos días desde que había regresado con aquellos chicos, pero nuestras salidas a almorzar se habían frecuentado últimamente.

Y a decir verdad, solo íbamos a un local de comida rápida a un par de cuadras de la agencia, luego cada uno continuaba con su día.

Con una sonrisa en mi rostro seguí a los chicos, quienes bromeaban mientras caminaban animadamente. Sin perder tiempo. en cuanto llegamos al lugar nos instalamos allí mientras dos miembros del grupo iban a ordenar la comida.
No era extraño que pidiesen siempre lo mismo, por lo cual ya todos habíamos memorizado la orden exacta y ordenábamos esta en turnos de dos cada vez que íbamos.

Cuando Ryu y Kyun regresaron al cabo de unos minutos, los ocho presentes comenzamos a comer mientras nuevos temas de conversación salían espontáneamente. Sin embargo, apenas pasaron unos minutos antes de que sintiese una extraña sensación alrededor mío.
Entonces, aprovechando la atención del resto sobre Neo, paseé mi mirada por el lugar. Y fue en ese momento en que noté a un pequeño grupo de chicas observándome fijamente a un par de mesas de distancia.
Las cuatro hablaban por lo bajo mientras me miraban con descaro. Me obligué a mantener la mirada sobre ellas unos segundos, hasta que las reconocí.

Eran parte del gran grupo de trainees con el que convivía cuando ingresé a la agencia.

Con un mal sabor en la boca, volví mi atención a los chicos junto a mí y continué comiendo. A pesar de ser una ventaja poder percibir cuando alguien mantenía su mirada sobre mí por mucho tiempo, era algo que detestaba.
Para mi suerte, Ryu no tardó en decir mi nombre e incluírme en la conversación que sostenían, logrando que mi cuerpo se librara de tensiones y fuese capaz de olvidar lo que sucedía a mis espaldas. O bueno, casi.

Entonces, el tiempo pasó y todos terminamos nuestra comida. Como ninguno tenía verdadera prisa en irse, no era extraño que nuestra sobremesa se extendiese. Sin embargo, fue solo cuestión de tiempo antes de que Neo propusiese ir al cine a ver la última película de terror que había sido estrenada.

— ¿Summer? — Kyun se volteó a mí una vez todos nos habíamos levantado de nuestro lugar.

— Oh — reaccioné —, muchas gracias chicos, pero... esta vez pasaré.

Sin hacer pregunta alguna u objetar, todos aceptaron mi decisión con una sonrisa y se despidieron de mí. Correspondí sus acciones y me quedé inmóvil dentro del local, viendo como se alejaban. A descir verdad, no tenía deseos de salir por más tiempo; solo quería regresar a descansar.

Con esa idea en mente, giré sobre mis talones y me dirigí al baño del lugar antes de continuar mi camino.
Aunque quizás tan solo me debería haber ido.

Justo antes de que pudiese salir del cubículo en el que estaba, un par de voces ingresaron al baño y detuvieron mis movimientos.

— ¿La has visto? — dijo una de ellas — Estaba ahí, con todos los bailarines.

— Claro que sí — intervino otra con gracia —, comiendo con ellos como si fuera una más.

Guardé silencio y me quedé totalmente inmóvil. Si bien no había sido cercana a ninguna de ellas en el pasado, sus voces eran imposibles de olvidar.

— Es injusto que sea ella. Debió haber sido suerte.

— Claro que lo fue — una rió —. Summer ni siquiera baila tan bien; no hay otra forma de que la hayan seleccionado.

— ¡Ya lo sé! — gritó una — De seguro se acostó con el director.

En ese momento, un acto reflejo se accionó desde mi interior y abrí molesta la puerta. De inmediato los ojos de las cuatro chicas se fijaron en mí a través del espejo, palideciendo. Mantuve mi mirada sobre ellas unos instantes y luego salí de allí, decepcionada. Si bien sabía que la envidia sería algo inevitable con el paso del tiempo, no esperaba que cayeran en algo tan bajo.

Claro que no.

Entonces, avancé a paso decidido y me alejé del local. Apenas me había tomado un par de minutos tomar la decisión, pero por más que me hubiese mostrado molesta -y lo estuviera-, no podía solo llegar e ignorar lo que había escuchado.

"Ni siquiera baila tan bien"

Quizás hoy había sido un trainee más, ¿pero qué sucedía si mañana ese comentario viene de alguien mucho más importante y significativo? No. No dejaría que sucediera.
Fue así como a las pocas cuadras recorridas me encontré frente al edificio de la Agencia una vez más. Estaba decidida a volver a ensayar al menos un par de horas más; debía perfeccionar mi técnica y precisión, e incluso la fuerza, y además-

— ¿Sum?

Entonces, una voz familiar me hizo volver a concentrarme en cuanto ingresé a la recepción del edificio.

— San — sonreí al verle —, WooYoung, hola chicos.

Ambos caminaron hasta mí con una honesta sonrisa en sus rostros.

— Creimos que tu práctica ya había terminado — comentó Jung —; no te vimos adentro.

— Oh... sí — una de mis comisuras se alzó —, ya terminé, solo vine a-

— ¿No quieres acompañarnos? — intervino San — Tenemos el resto de la tarde libre, vamos a ir a jugar bolos.

— ¿Bolos?

— Sannie no quiere creer que cuando iba en primaria era el mejor en el Bowling — explicó WooYoung, mirando con recelo al otro chico, luego volvió a verme con una sonrisa —. Así que ahora iremos a que le patee el trasero — no pude evitar sonreír —. ¿Quieres ser testigo?

A causa de la elocuencia de ambos, solté una risa y acabé por asentir. No había vuelto a KQ con esas intenciones... pero definitivamente sería mejor para mi salud mental.

Entonces, los tres emprendimos camino hacia el Bowling más cercano (el cual, debo admitir, desconocía totalmente). Cuando cruzamos la puerta, encontramos frente a nosotros a SeongHwa, quien regresaba a la agencia con una bolsa de refrigerios en su mano izquierda. Al percatarse de nosotros, se detuvo por unos instantes y fijó su vista en mí por unos segundos, y luego en San. Sus ojos se mantuvieron atentos a él, como si lo estuviese analizando más de lo que se daba cuenta, y luego sus pupilas hicieron contacto con las mías.
Aparté la mirada por instinto; me había quedado viéndole tanto como él a San. Ay dios.

Sacudí mi cabeza, despejándome, y volví a él. SeongHwa sonrió levemente y retomó su caminar. Al pasar a nuestro lado los chicos le invitaron a unírsenos, pero indicó que HongJoong lo esperaba en el estudio y se fue.

A pesar de su sonrisa al continuar con su camino, la forma en que sus ojos habían reparado en Choi San segundos antes no podía salir de mi cabeza. ¿Qué había sido eso?

Dazzling Light | Park SeonghwaWhere stories live. Discover now