Capítulo 28|Moteheun, Brokhell y Astaroth.

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Momentos antes...

Me fuí corriendo del lugar mientras los gritos de ayuda y el revuelo de gente se hacía más grande hasta estar completamente lejos, me oculté bajo unas escaleras metálicas que estaban afuera de un edificio.

El aire estaba frío y la lluvia que comenzó a caer con amenaza de volverse fuerte me hizo quedarme en ese lugar; sentada en un rincón tratando de ocultarme del agua, que, al sentir que mi ropa ya estaba mojada por completo decidí ya no batallar.

Lloré dejando que las lágrimas se las llevara la lluvia, halando mi blusa para limpiar la sangre que aún quedaba en mí; la restregaba hasta que mi piel dolía. La fuerza Moun estaba andando sobre mi piel, parecía calmada pero atenta a cualquier acción. Era casi invisible para los transeúntes que corrían sobre la acera buscando refugio.

—¿Por qué? —me decía entre sollozos mientras sorbía con la nariz.

Derrotada y con el corazón hecho pedazos respiré profundo para calmar mi dolor interno, elevé la cabeza, cerré los ojos y dejé que las grandes gotas de lluvia cayeran sobre mis mejillas.








Sábado 23 de noviembre.

Le levanté bajo la lluvia que estaba a punto de parar. Comencé a caminar sin rumbo fijo durante horas, sola y bajo la oscuridad de algunas calles donde la luz se había cortado. Las personas que habían en la calle me miraban asustadas y preocupadas por estar tan empapada, y tal vez porque otras se percataban de la sangre en mí. Los malditos hombres en autos y motocicletas silbaban y opinaban obscenidades sobre mi blusa que marcaba mis pecho.

Me sentía sucia, culpable y con ganas de salir huyendo. Ansiosa porque alguien me rescatara del asqueroso mundo en el que me había tocado vivir.

Al llegar a una avenida vi frente a mí el puente de metal donde las personas tenían que cruzar y, arrastrando los pies subí hasta lo alto de este, tocando el frío y mojado metal que se usaba como barandal.

El cielo cobró vida con el arrebol.

No me importaba la lluvia, no me importaba estar mojada y mucho menos el frío que me calaba los huesos. Mi cabeza vagaba por esas memorias tan crueles que había vivido.

Primero la falsa muerte de mamá, la de papá, el chico explotando frente a mí. Y después, el suicidio de mis padres; pero sobretodo saber que todos, absolutamente todos me habían engañado para su beneficio.

Tenía un hermanastro al que quería como si fuese de sangre, quien terminó por traicionarme, y el verdadero resultó ser aún peor.

Ya no sabía quién era mi verdadero padre. ¿Belcebú, James o el señor Simmons?

¿Quiénes son buenos y quiénes malos? ¿En la maldad de todos hay bondad para hacerlos arrepentirse? ¿Por qué simplemente no asesinarme cuando tuvieron una oportunidad?

¿Qué hay de Dann? Quizás él se había arrepentido de hacer algo en mi contra solo por descubrir que tenemos la vida en común, aún así no logró salvarme de las manos de James, o mejor dicho Moteheun.

Se acercó a mí con tanta facilidad, me hizo creer que era alguien más en quien de verdad se podía confiar y yo, tonta, le creí cada cosa que me dijo.

Incluso, estaba dudando en todo aquello que me había confiado de él. Seguramente aquella vida tan trágica ni siquiera era verdad.

Tal vez ni siquiera soy tan mala como ellos piensan, las muertes que causé fueron erróneas y tenía cómo comprobarlo. ¿Pero quién me creería? Nadie. Pensarán que estaba loca como lo hicieron antes.

Luna de Noviembre [Oscuros #1] [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora